Algunas notas sobre el texto del colectivo "Acción Directa"
CHILE - Sobre una izquierda revolucionaria en ciernes
Ariel Zúñiga
Martes 16 de junio de 2009, puesto en línea por
He leído atentamente el texto "Elementos (provisorios) para generar una discusión necesaria" del colectivo Acción Directa desde Columna Negra. Se trata de un artículo bien escrito, detrás de él no existe tan sólo una buena pluma sino que también una erudición poco frecuente. En razón de lo anterior me permito realizar algunas observaciones pues fuera del sarcasmo, que celebro, y del preciocismo intertextual, se esconden algunos supuestos "mitológicos", para utilizar el término empleado por el autor o autores, que debilitan la validez intersubjetiva de su diagnóstico y por ende de su propuesta.
Entre el expertismo de izquierda y el tozudo localismo.
El texto sin buscar ser canónico y siendo en todo momento severamente crítico a algún dogmatismo marxista aún así discurre en un acotado campo, el de un marxismo "científico" con total independencia de la ciencia; marxismo "científico" "revisitado", pero aún heterodoxo de lo dogmático. En palabras del autor o autores (que no se entienda con ello que niego la posibilidad de una autora) "del mismo modo que los seguidores de Lutero...", los nuevos marxistas han desvirtuado las observaciones del maestro de Tréveris, agrego a mi cuenta y riesgo, en buena hora. No confundamos el ateísmo con la herejía, uno sería la negación de los dioses y de los mitos que los posibilitan lo otro es no estar de acuerdo con el nombre de los dioses, de su cantidad, sus mandatos, sus cultos y sus representantes. Es bastante simple, para no decir simplista, trazar una historia del pensamiento, más encima sesgada, de los últimos cien años. Dichos aportes son prescindibles pues una de las virtudes del maestro "mal interpretado por sus seguidores" fue el observar el mundo y luego hablar acerca de él, eso le permitió cometer errores importantes pero no tan gruesos como los del artículo en comento.
Algunos de los textos de Marx aún gozan de buena salud pues se tratan de interpretaciones originales, no dogmáticas, acerca del mundo; sin embargo en todo aquello en que Marx o Engels, y sus sucesores, se apoyaron en árboles gruesos de su época pero que se han podrido o derribado por los nuevos vientos, dichos juicios han obsolecido. Por lo tanto ojalá la discusión sea tan sencilla como elegir si estaba en lo correcto Luxemburgo, Lenin, Trostky, Stalin o el renegado Kautski, o si estaba en lo correcto Gramsci, o en el caso del presente Negri, la pregunta del millón es qué queda de ese pensamiento cuando le restamos la dialectica hegeliana y la red de relaciones autorreferenciales entre dogmáticos propiamente tales y dogmáticos herejes.
Porqué esta referencia a Hegel, ¿a pito de qué?. La razón es que el pensamiento de Marx y Engels intentaba ser una teoría social revolucionaria científica, esto con el acervo científico de mediados del siglo XIX. La ciencia ha avanzado más en los últimos cientocincuenta años que en toda la historia de la humanidad y el marxismo sigue en el mismo sitio ¿Porqué ocurre ésto? Por la sencilla razón que los seguidores de Marx han sido muy fieles a sus palabras y muy poco a su pensamiento. Además han sido rigurosos en aplicar sus modelos a la táctica, con Lenin de por medio, y poco diligentes en seguir el rumbo estratégico del maestro, La liberación del hombre, y su método, el científico. No queda un ápice de algo parecido a la dialéctica hegeliana pues se trataba de una metafísica protonacionalista posible de defenderse ante el silencio de la ciencia de su época; hoy los únicos que creen que la historia tiene un trazado previamente establecido , a parte de unos tantos izquierdistas 1.0, son los fundamentalistas cristianos defensores del creacionismo y el plan divino.
El localismo es otra equivocación, sesgo, y o racionalización de un mito ¿Chile será el lugar en donde recomience todo? ¿Chile es el punto de falla del sistema mundial?
Desde luego que no es así y los autores dejan muy en claro al referirse, timidamente, a la división internacional del trabajo. Digo tímidamente pues el mundo se encuentra totalmente integrado por lo tanto la relación de explotación es trasnacional. Sólo es posible reformistamente propender a soluciones menos dolorosas de explotación para nuestros nacionales; pero revolucionariamente es incomprensible un proyecto nacional ya que tampoco es ni ha sido posible implementarlo en una isla: ¿De qué nos serviría dejar el cobre en sus yacimientos?
El ser humano carga la impronta de millones de años de selección biológica. Somos así tal cual ahora desde hace, a lo menos, CIENTO VEINTE MIL AÑOS. Una historia del hombre que se reduzca a su pensamiento, historia sesgada por lo demás, es una simplificación imperdonable cuando criticamos las simplificaciones de otros. Ni aún consideremos lo que han sido los últimos doscientos años, o los últimos dos mil en Europa como lo hizo Marx y Engels en su momento, tenemos un panorama adecuado para tratar estos asuntos más allá de la mitología. No se trata aquí de convicciones sino que de escepticismos pues el único pecado es creer sin evidencias. Una ciencia de un mito sigue siendo una teología por más sofisticada ella sea. La convocatoria de la izquierda no debe ser a que crean en la revolución sino a que descrean en el sistema actual, y en cuanlquier otro.
Sobre la validez de todas las formas de lucha.
"Todas las formas de lucha son TODAS LAS FORMAS DE LUCHA, sin excepción". Dicha observación es correcta. Ninguna lucha vale si no hay algo, y hasta todo, que perder. En una guerra no existen formas lícitas o ilícitas, morales o inmorales, pues es el resultado lo que define lo ético y lo lícito. Es una torpeza defender a los derechos humanos burgeses pues a la hora de los quiubos eso no frena ni a las policías ni al capital que las alimenta; es una pérdida de tiempo reclamar por la impunidad y la injusticia en un sistema inherentemente injusto, en que las leyes defienden a los que nos explotan y los medios silencian nuestros reclamos.
La pregunta nunca debe ser, por tanto, si consideramos válidos o no algunos métodos sino que si ellos son proporcionales y coherentes con las finalidades que se persiguen. Ademas ha de preguntarse seriamente sobre cuál es esa finalidad común.
Ese es el problema basal de la izquierda en este momento, discutir sobre los métodos es poner la carreta delante de los bueyes. Insistir en la táctica desprovista de estrategia es preparar metódicamente nuevas formas de derrota. ¿La finalidad es destruir el capitalismo? Todos sabemos que el capitalismo como cualquier sistema humano es finito por lo tanto el capitalismo caerá de todos modos ¿Queremos entonces que caiga el capitalismo en los próximos veinte años, o en los próximos cincuenta? Se debe ser muy optimista para creer que el capitalismo que hoy conocemos sobreviva a la caída del dólar y al calentamiento global, ambos procesos desplegados e irreversibles; de cabeza deberíamos estar todos para pensar qué hacemos luego de la inevitable catástrofe que se nos viene encima. Así como están planteadas las cosas se debe ser muy optimista, un creyente ferbiente en San Nicolás, para creer que lo que viene es mejor de lo que tenemos. Todas las veces en que se propone la destrucción del sistema capitalista debemos preguntarnos si el nuevo modo de organización conseguirá alimentar a seis mil millones de personas; si proponemos destruir el sistema de aquí en veinte años debemos preguntarnos si va ha ser posible alimentar a diez mil millones de personas.
Así como el texto es muy lúcido en afirmar la banalidad de apuntalar la entelequia "neoliberalismo", del mismo modo me pregunto si será otro mito esto del capitalismo. Eso de la fase imperialista del capitalismo no me cabe dudas que es una construcción tan falsa como la de neoliberalismo, pero el capitalismo mismo ha sido considerado como el enemigo por la izquierda en vez que luchar en contra de la DOMINACIÓN. Y dominación la encontramos tanto en los Aztecas como en los Vikingos. Si la finalidad es construir una humanidad horizontalizada, que no precise de la coersión, de la coacción, de la explotación, de la esclavitud, de la jerarquía, de la religión y de los mitos... ¿Armar un grupo terrorista nos va a acercar a dicha finalidad? ¿Eliminar personas nos servirá de algo cualdo de lo que se trata es de cambiar una estructura que ha regido durante diez mil años?
Sobre el problema "organizacional" de la izquierda.
En un comentario anterior señalaba lo siguiente: "La izquierda debe salir de las células, de las orgánicas, de los colectivos, y de la compartimentación que dichas lógicas organizacionales alienta, de la falsa democracia que promueve, pues todas esas fragmentaciones estratifican a la izquierda en izquierdistas de primera, segunda y tercera. En dirigentes y dirigidos, colectivos horizontales pero subordinados a otros colectivos situados por encima de ellos. En tontos vivos y tontos útiles, en males menores que consisten en apoltronamientos para la dirigencia." (Comentario a Una Bomba...)
Estas afirmaciones son duras, sin anestesia, el texto aquí en comento criticaba afirmaciones parecidas provenientes de Clase contra Clase.
Creo que el punto requiere una explicación adicional:
Coherente a la estrategia, cuestión aún no definida por la izquierda ni nacional ni mundial, deben ser la o las organizaciones. Los grupos existentes, tantos loables esfuerzos resistentes, dignificantes, no deben ser menospreciados, lo urgente es afirmar estas alternativas pero lo importante es poder construir una organización no jerárquica, democrática en el amplio sentido de la palabra, transparente y que no reproduzca ninguno de los vicios que se les adjudica al enemigo; dicha organización debe ser trasnacional, no internacional, pero se debe comenzar en algún momento y en alguna parte. Si ello no es posible tampoco lo es cambiar el mundo por uno mejor.
La necesidad de compartimentación es producto de la guerra sucia, de la actividad insurgente. No se trata de tornarnos en hipócritas pacifistas o de ir a entregarnos a los fiscales en bandeja; se trata de comprender que si el objetivo es superar este sistema somos nosotros los comvocados a superar los modos organizativos. Si me preguntan ¿cómo? les respondo: El movimiento se prueba andando.
Sobre la táctica desprovista de estrategia o el contenido de lo antisistémico o revolucionario.
Una discusión tan rica como la que se ha generado es indispensable si se pretende crear algo con la solidez del granito en vez que con la fragilidad de un pacto electoral. Antes de discuciones programáticas, organizacionales, técnicas, tácticas, debemos abordar las discusiones epistemológicas. En eso el texto en comento es un gran aporte pues se me ha reprochado en múltiples oportunidades el proponerlo aún cuando se trate de un asunto ineludible. Son válidos todos los esfuerzos y las reflexiones, soy un convencido que cuando dejemos las pistolas en la recepción podremos conversar en serio de estos asuntos: Las finalidades son intuitivamente compartidas, debemos hacerlas explícitas y asumir la tarea de construir o reconstruir una teoría para dirigirnos hacia ella y no al reves que es lo que estamos haciendo.
Fuente:
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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