WASHINGTON. La Casa Blanca sopesa un cambio sustancial en su política de espionaje después de que las filtraciones del exanalista Edward Snowden hayan puesto en peligro la confianza de Estados Unidos con países aliados como Alemania, Francia y España. En este sentido, la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, la demócrata Dianne Feinstein, pidió ayer una "revisión total" de los programas de espionaje electrónicos para conocer en profundidad cómo operan los servicios de inteligencia.
Asimismo, Feinstein aseguró que, hasta donde ella es consciente, el presidente Barack Obama no estaba al corriente de que las comunicaciones de la canciller Angela Merkel se espiaban desde 2002 y eso, añadió, "es un gran problema". En este sentido, la senadora demócrata anunció que la Casa Blanca le ha informado de que el espionaje de las comunicaciones de países aliados no va a continuar. Hay versiones contradictorias acerca de si el presidente estadounidense conocía o no el espionaje a líderes mundiales, 35 en total, y la Casa Blanca ha rechazado hacer aclaraciones al respecto hasta el momento.
Sin embargo, The New York Times coincide con la senadora Feinstein y ayer publicaba que Barack Obama estaría dispuesto a ordenar que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) cese el espionaje a jefes de Estado y de gobierno de países aliados. Además, según el diario neoyorquino, los trabajadores de la agencia no solo estaban autorizados a recopilar datos sobre los números de teléfono a los que llamaba Merkel, sino también a escuchar sus conversaciones.
La presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, que desde que comenzaron a conocerse las filtraciones de Snowden ha sido una de las defensoras de la labor de la NSA, reconoció ayer que hay detalles del ciberespionaje que no conocen. "Está claro que ciertas actividades de vigilancia se han llevado a cabo durante más de una década y que el Comité de Inteligencia del Senado no ha sido informado satisfactoriamente", indicó. "El Congreso debe saber exactamente qué hace nuestra comunidad de inteligencia. Con este fin, el comité va a iniciar una gran revisó de nuestros programas para recabar inteligencia", agregó Feinstein.
Los jefes de los servicios de espionaje de Estados Unidos y el responsable de la NSA, Keith Alexander, comparecieron ayer ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes por el escándalo del espionaje masivo de Washington. Durante su intervención, el Director Nacional de Inteligencia, James Clapper, sostuvo que el espionaje no es indiscriminado y que en el extranjero solamente se espía para "propósitos legítimos" de inteligencia. "Lo que no hacemos es espiar ilegalmente a los estadounidenses", defendió Clapper durante la audiencia. En cuanto al espionaje en el extranjero, Clapper indicó que el objetivo es proteger la seguridad de Estados
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Unidos y de sus aliados, y que Washington únicamente espía "para propósitos válidos de inteligencia". Por su parte, Alexander, que dijo querer "hablar desde el corazón" en estos "tiempos duros" para la agencia que dirige, defendió que "lo que estamos haciendo es salvar vidas". La labor de la NSA "es necesaria e importante" para la defensa de EE.UU. y sus aliados, según Alexander, quien reiteró que gracias a las operaciones de espionaje de esa agencia se han desarticulado complots terroristas, algunos en Europa.
INDIGNACIÓN ALEMANA Mientras, el Gobierno alemán comenzó ayer a articular su respuesta a Estados Unidos y esgrimió las posibles consecuencias que puede tener esta crisis, entre las que incluye la expulsión de diplomáticos. El Ejecutivo en Berlín trata así de superar la fase inicial de indignación y mover ficha a nivel político, técnico y legal, pero cuidando al milímetro su estrategia, tratando de explosionar de forma controlada esta bomba de relojería. Los democristianos de Merkel desean rebatir las críticas de la oposición -que ya ha exigido dimisiones- por complacencia con Washington e ingenuidad, pero sin llegar a dañar una tradicionalmente estrecha relación bilateral.
"Si alguien aquí, en la embajada o en algún otro lugar, es responsable o se le encuentra culpable en este asunto será sancionado, y si es diplomático deberá abandonar el país", afirmó el ministro del Interior en funciones, Hans-Peter Friedrich.
Sin embargo, agregó, no se debe "cometer el error de poner en duda" el conjunto de las relaciones bilaterales entre ambos países, que calificó de "buenas y necesarias". A su juicio, lo esencial ahora es comprobar las denuncias y aclarar al detalle el programa de espionaje estadounidense en suelo alemán, su alcance, sus objetivos y la legalidad de sus métodos. Friedrich, que ya viajó a Washington en julio cuando saltó por primera vez este escándalo a raíz de las revelaciones de Snowden, consideró que las explicaciones que EE.UU. ha ofrecido hasta la fecha son insuficientes.
"Espero disposición a la cooperación por parte de EE.UU.", aseguró el ministro, que reconoció que hasta el momento Washington no ha ofrecido respuesta a muchas de sus preguntas. Pero el Ejecutivo de Merkel -que se ha sentido especialmente ofendida por el pinchazo de su teléfono- quiere ir más allá de lo meramente diplomático y ha iniciado también varias ofensivas a nivel nacional, europeo e internacional para evitar técnica y legalmente futuros casos de espionaje. Además de decidir la revisión del conjunto de las medidas de seguridad que protegen las comunicación en el distrito gubernamental de Berlín, el Gobierno alemán ha abogado por introducir una nueva normativa europea de protección de datos en las redes. Asimismo, ha llamado a sus socios europeos a reformular el acuerdo por el que la Unión Europea facilita información de individuos a EE.UU.