Con alta convocatoria y fuertes críticas al gobierno
Con un llamado al gobierno a que solucione los problemas de la gente se desarrolló la Cena de Profesionales Emprendedores UDI
Con la idea central "No más Concertación" se realizó anoche en Casa Piedra, la cena de camaradería de la Red de Profesionales y Emprendedores UDI, que contó con la presencia del presidente de la UDI, Hernán Larraín, del secretario general, Darío Paya y del destacado economista Hernán Büchi.
Durante el encuentro, el presidente de la UDI agradeció la presencia de los participantes, haciendo especial hincapié en su discurso, en el difícil momento que vive el país, debido a los errores y falta de liderazgo de la Concertación.
Por su parte, el economista Hernán Büchi, expresó su visión del lugar en dónde está Chile en materia económica y social. Destacó el buen momento que vive el mundo en general, relevando que ya es tiempo de que el gobierno y la Concertación sepa aprovechar el buen precio del cobre, donde lo esencial es generar más empleos, para que la gente tenga realmente una oportunidad de salir adelante.
DISCURSO EN COMIDA DE PROFESIONALES
Hernán Larraín F.
Senador y Presidente UDI
Casapiedra, 21 de Junio de 2007
Queridas amigas y amigos:
Pensaba iniciar este discurso de manera diferente. Pero luego de ver el reportaje de Contacto, Canal 13, sobre los programas "Puente," supuestamente contra la pobreza, creo que debo partir por lamentar profundamente todo lo que estamos viviendo. Para nosotros, que somos un partido popular y con profunda raigambre entre los más pobres, les quiero decir que llegó la hora de decir ¡basta! Basta del robo, de la corrupción. Basta de mentiras. Basta de comprar votos.
Si alguno de ustedes tenía dudas de la convocatoria a esta reunión, les digo, se justifica para decir todos juntos: ¡Basta! ¡No más Concertación!
Llegó el momento de romper.
Este es el momento de advertir esta situación, porque llegó la hora de la ruptura con esta seguidilla de malos gobiernos y de abrir una ventana de esperanzas para nuestro país.
Queremos iniciar una nueva etapa en la historia de Chile. Una que rompa con este pasado reciente y recupere para Chile la confianza en su porvenir. Pero también que rompa con el futuro que esperamos.
Valores y conceptos afectados.
¿Qué es lo que ha pasado?
En estos años hemos ido cediendo gradualmente a la pérdida del sentido de la autoridad. Ya en la escuela los alumnos han dejado de respetar a sus profesores. Los carabineros han perdido ascendiente público y hay poblaciones en Santiago donde no pueden entrar y en el sur, hay verdaderos territorios donde no hay orden público.
Hoy existen derechos, no deberes. Así, hay derechos del imputado, no de las víctimas. Y nos quieren convencer de los derechos de la madre a disponer de su cuerpo, en lugar de su deber de dar vida al ser humano que está en el vientre materno.
Cuando eso ocurre, se debilitan las sociedades, porque los compromisos dejan de existir.
Por ello, la corrupción se ha ido instalando cada día con más fuerza en Chile a través muchos casos que se repiten en el tiempo, provocando un grave deterioro de la moral pública.
La ideología de la corrupción no es solo una buena imagen hecha por un destacado concertacionista de este fenómeno: es la explicación del problema. Se justifica éticamente el uso de todos los medios para preservar el poder el fin justifica los medios- y tratándose del futuro de la Concertación, nadie duda en hacerlo sin pudor ni vergüenza alguna. Nuestra democracia está hoy amenazada por una bien organizada máquina de poder que usa el Estado para su beneficio y para eliminar cualquier contrapeso o control. La Concertación se aferra al poder y usa el dinero de todos para sus campañas políticas, porque quiere el poder total, no tolera el pluralismo ni acepta la alternancia.
En paralelo se produce la desintegración paulatina de la familia. Entre 1990 y 2006 se ha producido una baja de los matrimonios que se contraen anualmente a la mitad. Los hijos nacidos fuera de matrimonio llegan en estos días al 58% -no hay otro país en el mundo que nos supere- la mayoría de los cuales son hijos de madres adolescentes que se ven condenados a un casi seguro futuro de indigencia, ella y su hijo. Un 35% de los hogares tiene a una mujer como jefa, la que sola afronta la supervivencia de su núcleo familiar. Por lo mismo, anualmente se tramitan más de 100 mil causas por alimentos iniciadas por madres en defensa de sus hijos.
La palabra "eficacia" ha desaparecido del léxico. Estos gobiernos sólo tienen objetivos, no saben responder por resultados, no les importa si los proyectos o el gasto público dan frutos positivos. Así se ha multiplicado 4 veces el gasto educacional y la educación sigue siendo de muy mala calidad. Otro tanto sucede en el ámbito de la salud. Se pierden miles de miles de millones de pesos, pero ello no tiene relevancia. Ya lo dio alguien que sabe cómo se maneja la Concertación, un ex Presidente de Chile: "Debemos hacer cualquier cosa, incluso gastar mal los 20 mil millones de dólares acumulados por el cobre, antes de dejar ese dinero a un gobierno de la Alianza". Y créanme cuando vemos cómo se malgasta la plata en el Transantiago, nos damos cuenta de que le están haciendo caso a Frei, gastando mal la plata con tal de no dejar nada para el futuro gobierno.
En verdad, todos hemos sido testigos de cómo la Concertación no logra resolver sino causar más problemas a los chilenos, especialmente a los más pobres. El ejemplo perfecto de cómo los planificadores y estatistas son capaces de dejar embarradas monumentales es precisamente el Transantiago. Y cuando hablamos del Transantiago, la verdadera mala palabra para los chilenos no esta, sino que, hoy por hoy, la Concertación.
Asociado a ella está el caso Mop Gate, CORFO Inverlink, Puente Loncomilla, Efe, Puente Chacao, Chiledeportes, Planes de empleo, etc.. Todas ellas nos recuerdan la mala palabra.
La política para la Concertación es el arte de "vender bien la pomada", y por Dios que lo hacen bien en ese afán. Cómo se explica de otra forma la gestión del ex Presidente Lagos, quien logró transformar en realización, entre tantos otros supuestos programas estrella, el tren a Puerto Montt, los tribunales de familia, el propio Transantiago, durante las elecciones recientes, lo que no pasó de ser más que una burda estrategia de campaña que se vino al suelo al poco rato.
Les pido me permitan una digresión. Hoy la prensa ha dado cuenta de un extraño fenómeno en el sur: se ha vaciado un lago misteriosamente. Pues bien, son dos. Este se vació de agua, el otro, se encuentra vacío de credibilidad....
No importa que se esté desaprovechando la oportunidad para terminar con el subdesarrollo y erradicar la pobreza de Chile. La última encuesta Casen que llenó de satisfacción a nuestras autoridades aún no logra explicar cómo se ha reducido la pobreza en los últimos años, en circunstancias que en ese período el desempeño de la economía ha sido menos que mediocre y no permite justificar lo que se pregona. Ni mencionar lo que no se dice y que tiene directa relación con la pobreza, me refiero a la desigual distribución del ingreso: si bien ha disminuido la pobreza bajo los gobiernos de la Concertación, la distribución del ingreso ha empeorado en este período. Hoy los ricos son más ricos y los pobres, más pobres que hace 18 años.
Pero eso no importa, ¡póngale no más! Lo que vale es lo que percibe la gente y ese es un problema de comunicaciones, de realidades virtuales, no efectivas.
La paradoja es que esta perversión de la política ha cobrado una nueva víctima: la está sufriendo el propio Gobierno. Porque cuando se producen estos síntomas de descomposición, quién primero lo experimenta es quien los alienta. Ello es lo que explica porqué estamos ante un pésimo gobierno, sin orden interno, lleno de díscolos, de bandos irreconciliables al interior de sus partidos, de agendas paralelas aún en materia en que el bien del país exige unidad, como lo son las relaciones exteriores, de pugnas entre los ministros, de falta de conducción, de ausencia total de una carta de navegación que nos oriente hacia donde se dirige la nación. Es que estamos ante un gobierno descompuesto, en estado terminal.
¿Qué hacer? A romper
En este clima de caos y anarquía es que nos encontramos hoy para señalar que llegó el momento de romper con esta historia y empezar a diseñar un nuevo camino para Chile. Romper con un mal pasado. Pero romper también con un futuro incierto al cual quiere condenarnos la Concertación. Hoy tenemos una oportunidad histórica como Alianza. Debemos dejar atrás la frustración. Tenemos la convicción de que nuestro deber es asumir el liderazgo que el compromiso con la gente y su respaldo nos impone, trabajando desde ya en una alternativa de gobierno apoyada en nuestros principios y que construya a una nueva gran mayoría, a través de una Alianza que convoque a nuevos sectores, incluyendo a muchos que históricamente no han formado parte de la coalición.
Este es el desafío al que queremos invitarlos. A trabajar para compartir con todos nuestro proyecto, nuestras soluciones. Es posible que el escepticismo de la gente respecto del mundo político le haga sospechar de que se trata de más de lo mismo. Aquí está nuestra tarea. Transformar en conceptos simples nuestro proyecto y comunicarlos de modo efectivo para asegurar el compromiso ciudadano.
Estoy hablando de la necesidad de responder a la coyuntura actual y al enorme enfrentamiento y división social a que ha conducido la Concertación en este último tiempo. Por eso, un primer postulado es el de asegurar un Chile unido, en donde prime el futuro por sobre el pasado y en el cual aseguremos una igualdad esencial para todos.
Aspiramos a terminar con el miedo. Hay demasiados temores. Temor a la delincuencia, temor a la vejez, temor a la enfermedad, temor a vivir en regiones, temor a la cesantía.
Creemos por lo mismo que el trabajo es un derecho y que la economía debe tener un hondo contenido humano. Rechazamos como inmoral el desconocimiento de los derechos de los trabajadores y solidarizamos con su deseo de respeto y justo reconocimiento a un salario justo. Lamentamos que los empleados públicos, esos que tienen a la Concertación como empleador, sean los que más problemas laborales y previsionales tengan en Chile.
Nos jugamos por los emprendedores, como eje del desarrollo económico. Pero porque creemos en la empresa y en la libre competencia, valoramos los mecanismos que eviten la concentración económica o que potencian el desarrollo de las Pymes. No queremos una economía depredadora
Consideramos a la familia como el centro de la integración y cohesión social y nos jugamos por su fortalecimiento.
Exigimos una política que asegure la calidad de vida en un entorno real favorable a la tranquilidad y al logro de la felicidad. Viviendas amables, barrios verdes y seguros, actividad cultural efectiva en todo el territorio nacional, convivencia con el medio ambiente, deporte y recreación para todos, armonía regional.
¿Se puede?
¿Es este un sueño posible o solo una utopía?
Compartimos eso que se repite estos días, en el sentido de que "esto no da para más". Pero lo hacemos acotado a la experiencia de los gobiernos de la Concertación, nunca referido a Chile. La respuesta es una sola: SE PUEDE.
Rompamos con un presente que nos encierra y nos ahoga y ofrezcámosle a chilenas y chilenos una oportunidad. A romper con el pasado y a romper con el futuro.
¿Porqué otros, en otras latitudes lo han hecho?
¿Porqué no podemos nosotros?
Con Gobiernos como el nuestro, podremos pasarnos la vida intentándolo, sin éxito. Los pobres seguirán esperando y la calidad de vida seguirá empeorando.
Pero si hacemos bien nuestro trabajo, y la UDI está comprometida con ello, si lo enfrentamos con altura de miras y sentido de unidad, y hemos fortalecido la Alianza con mucha generosidad porque creemos que nuestro país siempre estará primero, entonces es válido decir: SÍ, CHILE PUEDE.
Esta es la invitación que hoy hacemos a este destacado elenco de profesionales que hoy se ha reunido en esta cena de amigos, a trabajar porque ese futuro sea posible. Está en nuestras manos, depende de nuestro esfuerzo y es el legado que le debemos dejar a nuestros hijos y a todas la futuras generaciones.
Cuando pensamos en hacer esta reunión, algunos manifestaron el temor de que, con frío y en invierno, sería difícil llenar este salón. Pero entonces, alguien dijo que eso dependía de la convocatoria: si la hacemos para decir ¡No más Concertación! entonces se llena. Y tenía razón. Gracias por estar aquí.
A trabajar, amigas y amigos: Chile lo demanda.
Rodrigo González Fernández
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