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Monday, January 11, 2010

LA DEMOCRACIA AHOGADA

LA DEMOCRACIA AHOGADA

Vacuna dialéctica para "futuristas"

Por Pablo Molina

"La visión del pasado condiciona la acción presente". Esta frase resume adecuadamente la tesis que Pío Moa desglosa en los capítulos de La democracia ahogada. En efecto, la hiperlegitimidad de la izquierda, concedida sin la menor objeción por la derecha política, avala las tropelías presentes y desarma a su principal rival, que juega con gran desventaja a la hora de tratar de imponer otra visión de la realidad.
Porque si la moralidad es atributo exclusivo de los que se consideran a sí mismos dignos sucesores de la izquierda del primer tercio del siglo pasado, tan violenta y escasa de talento, entonces quien se oponga a sus dictados puede ser tachado con razón de ultramontano, reaccionario o fascista.

Para analizar el presente es necesario, por tanto, comprender el pasado y situar a todos los actores en su lugar histórico. Y el socialismo español (el internacionalista, pues el nacionalista, el de la Falange, fue casi marginal hasta que estalló la Guerra Civil) no sólo no es la fuente originaria de la democracia y la libertad actuales, sino precisamente su más cruel perseguidor. El PSOE de la II República, infiltrado por los comunistas a través de personajes como Santiago Carrillo, nunca creyó en la democracia, sino que la aceptó únicamente como paso previo para instaurar la revolución marxista. Los propios órganos de comunicación de los socialistas lo dejaron escrito en multitud de ocasiones, a pesar de que haya quien prefiera omitir ese hecho esencial para seguir mostrando la imagen irreal de una izquierda defensora de las libertades civiles y el sistema democrático. La Revolución de Asturias, octubre del 34, planteada como el inicio de la Guerra Civil por las propias fuerzas de izquierda, basta por sí sola para descartar las pretensiones de convertir a PSOE y PCE en los garantes de una democracia que intentaron destruir por todos los medios a su alcance.

Sin embargo, todavía hoy los socialistas se consideran orgullosos herederos del legado frentepopulista, ante la paralización intelectual de una derecha incapaz de situar esta cuestión política en sus justos términos, tal vez porque en tal caso debería defenderse a su vez de la acusación de defensora de la dictadura franquista, y eso es lo último que desean nuestros políticos conservadores. El hecho de que haya aproximadamente el mismo número de herederos del franquismo en el PSOE y en el PP, muchos de ellos provenientes de familias muy bien instaladas en las estructuras del régimen, hace todavía más incomprensible esta indefensión voluntaria, pero eso es algo que tendrán que resolver los dirigentes de la derecha española... si es que algún día se atreven.

Este libro de Pío Moa, La democracia ahogada, dedica sus primeros capítulos a explicar precisamente por qué la derecha actual no debería tener complejo histórico alguno, a diferencia de la izquierda, cuya trayectoria está llena de tropelías. En la derecha de los años treinta no había apenas liberales, y los conservadores no eran lo que se dice fervientes demócratas, pero en la izquierda había probablemente todavía menos.

La comúnmente denominada Ley de Memoria Histórica, a la que nuestro autor considera uno de los tres arietes con que Zapatero intenta subvertir la actual constitución (los otros dos son el llamado diálogo con la ETA y el nuevo estatuto de Cataluña), pretende elevar a rango de norma este pasado inventado para legitimar la agenda socialista de cara al futuro. Lo interesante, como en su momento confesó Fernando Suárez a Moa, es que el titular de la institución que sanciona las leyes en España no proviene del Frente Popular, sino del régimen que le venció en la Guerra Civil, con lo que estaría firmando de paso su propia ilegitimidad de origen, curiosa situación que dejaría en manos de los autores de la ley el decidir en algún momento si sacan las debidas conclusiones de este hecho y las llevan a sus últimas consecuencias.

Moa incluye aquí un ramillete de ensayos diversos, que van desde la crítica histórica de episodios decisivos de nuestro pasado al estudio de las conductas políticas que condicionan el estado de la sociedad española actual. Especialmente reseñable es el estudio sobre los movimientos feministas y sus consecuencias para la mujer (y para el hombre), ya esbozado en una publicación anterior, que constituye, sin duda, la primera impugnación intelectual publicada en España del feminismo radical, constituido en principio transversal de toda la acción política de Zapatero.

Con la publicación de este libro, la editorial Áltera continúa su estimable labor de ofrecer al lector ajeno al cotarro progresista una sólida base intelectual para enfrentarse a las imposturas contemporáneas, a las que tanta atención prestan diariamente los principales medios de comunicación de masas.


PÍO MOA: LA DEMOCRACIA AHOGADA. Áltera (Barcelona), 2009, 261 páginas.
FUENTE:
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DISCURSEANDO:ESPERANZA AGUIRRE, ANTÓLOGA Compromiso con la libertad

ESPERANZA AGUIRRE, ANTÓLOGA

Compromiso con la libertad

Por José María Marco

Esperanza Aguirre es una mujer valiente. Así que se ha atrevido a hacer algo raro en la vida política actual, y no sólo en la española: reflexionar, por escrito, en voz alta, sobre algunas de las grandes ideas que han configurado la vida política propia de nuestra civilización. El resultado es un libro, sumamente ameno, que nos propone la lectura de muy diversos autores, desde Pericles hasta Juan Pablo II.
No son textos teóricos o abstractos, sino invitaciones a la acción pensadas para un público lo más amplio posible. Las introducciones correspondientes sitúan a los personajes con sencillez e invitan a profundizar en sus vidas y en los grandes temas por ellos abordados.

El esfuerzo es digno de agradecer. Siempre resulta interesante comprobar cómo un político en activo relaciona el día a día de su actividad con vetas más profundas y menos perecederas de la acción humana. Ese ejercicio no conduce necesariamente a dificultar la acción política, como muchas veces se oye decir. Nos hemos acostumbrado a una concepción tan magra y mezquina de la política, que hemos hecho de ella una actividad autónoma, alejada de cualquier principio moral, vital y religioso, y la hemos convertido en una trifulca entre posiciones más o menos intercambiables. Así se empobrece la vida intelectual de todos y la vida civil de la sociedad entera.

En vez de un ejercicio de civilidad y de tolerancia, capaz de tener en cuenta diversos conceptos del mundo, la política pasa a ser una actividad de profesionales que manejan una realidad que los demás no sabemos interpretar y sobre la cual recae, obligadamente, la sospecha. Además, resulta muy frágil: no se construyen acuerdos generales y duraderos a partir de puros intereses, económicos o de poder. Cuando son relevantes y aspiran a cimentar una realidad de largo plazo, los posibles acuerdos se elaboran siempre a partir de una reflexión y un compromiso sobre cuestiones más amplias y más humanas, cuestiones que dan sentido a esos intereses. Las sociedades occidentales padecen ahora los efectos de la erosión de esa zona conceptual y moral en nombre de la abstención y el pragmatismo. Nos vanagloriamos de nuestra audacia porque a fuerza de cautela hemos dado en el cinismo. ¿Qué se podrá construir sobre eso?

Este libro nos ayuda por tanto a situarnos en un espacio más respirable. Una vez en él, ¿cuáles son las prioridades que se nos revelan? En primer lugar, está la libertad, que ya desde el título guía la selección de textos. Volvemos a escuchar a Sócrates reivindicar la búsqueda de la verdad, a Patrick Henry clamar por la libertad en Richmond en 1775, a Martin Luther King desplegar su gran oración sobre la libertad y la igualdad en Washington y –algo sorprendente– a Tocqueville demostrar la incompatibilidad del socialismo con la democracia en el Parlamento francés en el año siniestro de 1848.

La libertad, sin embargo, no se basta por sí sola y es fruto de condiciones y actitudes sobre las que no siempre existe un acuerdo. Es en este punto donde el libro de Esperanza Aguirre propone opciones aún más comprometidas y arriesgadas. En tiempos tan poco aficionados a la grandeza, resulta extraordinario que alguien se atreva a hablar en términos elogiosos de la pasión por la gloria, que es lo que hace Aguirre al comentar la oración fúnebre de Pericles. Parece que hay alguien dispuesto a recuperar algo del espíritu que hizo grandes a nuestros antepasados, españoles como nosotros, aunque más ambiciosos. También se habla de fe, de esfuerzo y de convicciones, en particular con ocasión de los discursos de Reagan, Churchill y Margaret Thatcher.

El libro pone el acento en las precauciones que han ido construyendo, a lo largo del tiempo, el espacio de la libertad. Los textos insisten una y otra vez en una obsesión occidental, como es la necesidad de levantar barreras ante el ejercicio del poder, barreras que vienen de la ley (Sócrates), el cultivo de la virtud (Cicerón), la dignidad del ser humano (San Pablo), el respeto de la experiencia (Carta Magna), la prudencia y el sentido común (Burke), la desconfianza ante el dogma del progreso (Solzhenitsyn) o la división de poderes (Gelasio).

Cánovas o Jovellanos habrían completado bien la selección, en la que se echa de menos algún autor español. Pero es un reparo menor. Lo importante es que, dentro de un espectro de ideas muy amplio, que se mueve entre el elogio de las virtudes cívicas, la apelación a la responsabilidad y la exaltación de la libertad, el libro proporciona algunas pistas muy concretas sobre cómo se han ido formulando estos objetivos y cómo, gracias a eso, se han ido plasmando en una realidad que hemos heredado y que ahora debemos defender, como antes lo hicieron otros.


ESPERANZA AGUIRRE (ed.): DISCURSOS PARA LA LIBERTAD. Ciudadela (Madrid), 2009, 217 páginas.

FUENTE:
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Compromiso con la libertad

Por José María Marco

Esperanza Aguirre es una mujer valiente. Así que se ha atrevido a hacer algo raro en la vida política actual, y no sólo en la española: reflexionar, por escrito, en voz alta, sobre algunas de las grandes ideas que han configurado la vida política propia de nuestra civilización. El resultado es un libro, sumamente ameno, que nos propone la lectura de muy diversos autores, desde Pericles hasta Juan Pablo II.
No son textos teóricos o abstractos, sino invitaciones a la acción pensadas para un público lo más amplio posible. Las introducciones correspondientes sitúan a los personajes con sencillez e invitan a profundizar en sus vidas y en los grandes temas por ellos abordados.

El esfuerzo es digno de agradecer. Siempre resulta interesante comprobar cómo un político en activo relaciona el día a día de su actividad con vetas más profundas y menos perecederas de la acción humana. Ese ejercicio no conduce necesariamente a dificultar la acción política, como muchas veces se oye decir. Nos hemos acostumbrado a una concepción tan magra y mezquina de la política, que hemos hecho de ella una actividad autónoma, alejada de cualquier principio moral, vital y religioso, y la hemos convertido en una trifulca entre posiciones más o menos intercambiables. Así se empobrece la vida intelectual de todos y la vida civil de la sociedad entera.

En vez de un ejercicio de civilidad y de tolerancia, capaz de tener en cuenta diversos conceptos del mundo, la política pasa a ser una actividad de profesionales que manejan una realidad que los demás no sabemos interpretar y sobre la cual recae, obligadamente, la sospecha. Además, resulta muy frágil: no se construyen acuerdos generales y duraderos a partir de puros intereses, económicos o de poder. Cuando son relevantes y aspiran a cimentar una realidad de largo plazo, los posibles acuerdos se elaboran siempre a partir de una reflexión y un compromiso sobre cuestiones más amplias y más humanas, cuestiones que dan sentido a esos intereses. Las sociedades occidentales padecen ahora los efectos de la erosión de esa zona conceptual y moral en nombre de la abstención y el pragmatismo. Nos vanagloriamos de nuestra audacia porque a fuerza de cautela hemos dado en el cinismo. ¿Qué se podrá construir sobre eso?

Este libro nos ayuda por tanto a situarnos en un espacio más respirable. Una vez en él, ¿cuáles son las prioridades que se nos revelan? En primer lugar, está la libertad, que ya desde el título guía la selección de textos. Volvemos a escuchar a Sócrates reivindicar la búsqueda de la verdad, a Patrick Henry clamar por la libertad en Richmond en 1775, a Martin Luther King desplegar su gran oración sobre la libertad y la igualdad en Washington y –algo sorprendente– a Tocqueville demostrar la incompatibilidad del socialismo con la democracia en el Parlamento francés en el año siniestro de 1848.

La libertad, sin embargo, no se basta por sí sola y es fruto de condiciones y actitudes sobre las que no siempre existe un acuerdo. Es en este punto donde el libro de Esperanza Aguirre propone opciones aún más comprometidas y arriesgadas. En tiempos tan poco aficionados a la grandeza, resulta extraordinario que alguien se atreva a hablar en términos elogiosos de la pasión por la gloria, que es lo que hace Aguirre al comentar la oración fúnebre de Pericles. Parece que hay alguien dispuesto a recuperar algo del espíritu que hizo grandes a nuestros antepasados, españoles como nosotros, aunque más ambiciosos. También se habla de fe, de esfuerzo y de convicciones, en particular con ocasión de los discursos de Reagan, Churchill y Margaret Thatcher.

El libro pone el acento en las precauciones que han ido construyendo, a lo largo del tiempo, el espacio de la libertad. Los textos insisten una y otra vez en una obsesión occidental, como es la necesidad de levantar barreras ante el ejercicio del poder, barreras que vienen de la ley (Sócrates), el cultivo de la virtud (Cicerón), la dignidad del ser humano (San Pablo), el respeto de la experiencia (Carta Magna), la prudencia y el sentido común (Burke), la desconfianza ante el dogma del progreso (Solzhenitsyn) o la división de poderes (Gelasio).

Cánovas o Jovellanos habrían completado bien la selección, en la que se echa de menos algún autor español. Pero es un reparo menor. Lo importante es que, dentro de un espectro de ideas muy amplio, que se mueve entre el elogio de las virtudes cívicas, la apelación a la responsabilidad y la exaltación de la libertad, el libro proporciona algunas pistas muy concretas sobre cómo se han ido formulando estos objetivos y cómo, gracias a eso, se han ido plasmando en una realidad que hemos heredado y que ahora debemos defender, como antes lo hicieron otros.


ESPERANZA AGUIRRE (ed.): DISCURSOS PARA LA LIBERTAD. Ciudadela (Madrid), 2009, 217 páginas.

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GESTION DEL CONOCIMIENTO: una nueva perspectiva en la gerencia

La gestión del conocimiento: una nueva perspectiva en la gerencia de las organizaciones

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Actualmente se habla y escribe con frecuencia sobre la necesidad de prestar mayor atención a los activos inmateriales de la organización, sobre todo de aquellos capaces de aportar valor económico a la empresa.

En este contexto, el conocimiento se ha convertido en uno de los activos más importantes para las organizaciones, a causa de que su gestión crea riqueza o valores añadidos, que facilitan alcanzar una posición ventajosa en el mercado.

El conocimiento es información analizada y organizada. "Es la representación simbólica de aspectos de algún universo del discurso nominado: Saber + Experiencia + Destreza + Habilidad".

El conocimiento se refiere a las características internas y al comportamiento de un sujeto, tanto en las reacciones como en sus relaciones con los estímulos del ambiente. Se refiere a la diferenciación perfecta con relación a otras cosas que pudieran parecer iguales, es todo lo que un ser humano ha aprendido, aplicado y organizado, supone una reflexión en correspondencia con la información asimilada. La información es el conocimiento transformado, su forma representa dicho conocimiento.Asimismo, el conocimiento tiene las propiedades de comunicar, revelar, manifestar y de recomendar las determinaciones para actuar de forma productiva.

El conocimiento del que disponen las personas en la organización y su recopilación no sólo genera valor económico para la empresa, sino que, en la nueva era de la información, es el activo para marcar la diferencia.

El conocimiento de una organización forma parte de un nuevo capital de la empresa. Aprovecharlo se ha convertido en un arma poderosa para maximizar el potencial de la compañía. Atesorar el conocimiento ha dejado de ser símbolo de poder. Al gestionar el conocimiento se da el paso que permitirá darse cuenta de en qué momento el conocimiento ha pasado a ser parte de la cultura empresarial. La gerencia del conocimiento es el resultado de un alto grado de consolidación de la cultura de la organización.

Identificar lo que realmente es útil y lo que falta por incorporar a la empresa, además de no ser nada nuevo, es una tarea intensa y complicada; lo novedoso es considerar al conocimiento como activo de la organización y reconocer que este se crea, se adquiere, se aplica, se protege y se transfiere dentro de las organizaciones.

¿Qué es la gestión del conocimiento?

Es un instrumento básico para la gestión empresarial. Es el proceso constante de identificar, encontrar, clasificar, proyectar, presentar y usar de un modo más eficiente el conocimiento y la experiencia del negocio, acumulada en la organización, de forma que mejore el alcance del empleado para conseguir ventajas competitivas.

La gestión del conocimiento convoca a determinar los conocimientos, incrementarlos y explotarlos para ganar magnitud competitiva; impulsa a comprender que compartir el conocimiento en la empresa aumenta los niveles de rentabilidad y crea un nuevo valor para el negocio, al unir a los integrantes de la organización y aprovechar sus conocimientos de modo que estén en condiciones de enfrentar desde los problemas más simples hasta los más complejos.

Mientras más inteligente es una empresa y más conocimiento acumula, mayor es la posibilidad de lograr ventaja frente a los competidores del mercado. Las empresas que aprovechan al máximo sus conocimientos no tienen que repetir tareas, ni perder tiempo en realizarlas; están preparadas para mostrar su rentabilidad, para compartir y para no acaparar el conocimiento en la organización, están en el camino del know-how particular al aprendizaje compartido. Evolucionan en un espacio propio, tienen la capacidad de conducirse con la efectividad requerida y se desarrollan tanto dentro como fuera de la organización.


Los objetivos de la gestión del conocimiento son:

Incrementar las oportunidades de negocio.
Aumentar la comunicación.
Aumentar la competitividad presente y futura.
Elevar el liderazgo de las empresas en su mercado.
Elevar el rendimiento.

Su propósito principal es traducir el conocimiento en acción y este en resultados. Actualmente las empresas son cada vez más dependientes del conocimiento, ¿a qué se debe esto?

Es necesario aprovechar las aptitudes de los empleados y elevar su productividad. Hacer comprender que atraer a personal calificado hará sobrevivir la empresa ante la competencia.
El período de vida del conocimiento es cada vez más corto.
Las telecomunicaciones e Internet aminoran el tiempo y las distancias geográficas.
Los productos y servicios son cada vez más sofisticados y, por consiguiente, contienen un valioso conocimiento, no sólo en cualidad, sino también en cantidad.
Las organizaciones se distinguirán cada vez por su cultura. Aquellas que exploten el conocimiento acumulado a la hora de innovar o resolver algún problema para hacer las cosas bien y de forma rápida, se convertirán en empresas inteligentes. Una organización que aprende es una organización experta en crear, adquirir el conocimiento y modificar su comportamiento para reflejar nuevos conocimientos e interpretaciones.

Al analizar el conocimiento que posee la organización, existen al menos siete fuentes:3

Capacitación: Es el conocimiento básico que una persona posee para desempeñar con decisión el cargo que ostenta.
Recursos: Es el conocimiento sobre los recursos que se utilizan para el desarrollo de un proceso. Por ejemplo, la forma de operar la maquinaria o las herramientas.
Procesos: Es el conocimiento que se encuentra en los procesos, son una serie de actividades que a partir de los recursos generan cambios en ellos con un fin preestablecido.
Historia: Es todo el conocimiento que aparece en la "experiencia".
Información: Es el conocimiento que se halla dentro de los libros, manuales, todos aquellos medios audiovisuales y al alcance de las personas.
Talento humano: Es el conocimiento que posee cada persona, propio de sus estudios, y que si bien son de cada una de ellas, de acuerdo con ellos es que la compañía contrata cada empleado.
Heurística: Es el conocimiento que aparece como resultado de la iniciativa que tienen las personas de innovar o mejorar.
Este nuevo enfoque sobre el conocimiento, como la clave fundamental para un futuro exitoso, es un movimiento que nace en el interior de las empresas. Los integrantes de la organización aprenden tanto de los errores como de los éxitos propios y ajenos. Este movimiento basado en el conocimiento está cambiando los enfoques sobre cómo una organización comienza, progresa y madura, muere o se reforma. En él no sólo se incluye el conocimiento que los empleados tienen sobre un tema, sino también la cultura general de los integrantes de la empresa.

Entre las herramientas para la gestión del conocimiento se hallan:

Bibliotecas digitales
Bases de datos
Sistemas de expertos. Las bases de conocimiento están relacionadas con la inteligencia artificial.
Bases documentales
Intranets
Software
Estas herramientas sirven para digitalizar y hacer accesible el conocimiento recogido, permiten un tratamiento versátil del conocimiento, que enlazan con los documentos asociados. Permiten la difusión y rápido acceso al conocimiento. El valor del conocimiento aumenta únicamente si es accesible a la organización, sin esta condición, el conocimiento no podría convertirse en una ventaja competitiva.

Se trata de tener una idea clara de todo el patrimonio intelectual que se almacena en la organización y de ubicarlo de forma que el acceso sea rápido, lo importante es saber dónde se encuentra, para qué sirve y cómo utilizarlo.

Entre sus fuentes se encuentran: manuales de cursos, conferencias, software, patentes, prácticas y normas, rutinas organizacionales, procesos, know-how técnico, diseño de productos y servicios, estrategias de marketing, comprensión del cliente, experiencia aplicada, relaciones con los consumidores y contactos empresariales, así como la creatividad personal y la innovación.

Claves para el éxito de un programa de gestión del conocimiento:
Las acciones para desarrollar la gestión del conocimiento deben corresponderse con la estrategia de la compañía.
Realizar un estudio de las actividades de la empresa para concentrar los esfuerzos en las que generan ventajas competitivas.
Transformar el conocimiento implícito en explícito.
Asegurar que la recogida, almacenamiento y recuperación del conocimiento, es realmente la que produce un aumento de valor en la empresa.
Asegurarse de que la herramienta escogida para el almacenamiento y recuperación es la más cercana a la ideal.
Transmitir el conocimiento recolectado a toda la organización.
La gerencia debe estar en disposición de apoyar las iniciativas que se desarrollen como resultado del proceso.

Escrito por Yadira Nives y Magda León
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol9_2_02/aci04201.htm
FUENTE:
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