Shimon Peres, nuevo presidente de Israel | |||||||||
A los casi 84 años de edad, más de seis décadas después de haberse iniciado en la actividad política pública, el actual viceprimer ministro de Israel se convirtió en el ciudadano número uno del país. Uno de los mayores símbolos del proceso de paz entre Israel y los palestinos, Peres vivirá ahora en Beit Hanasi, la residencia oficial del jefe de Estado. El prestigio de la posición se redujo vertiginosamente en los últimos meses, a raíz de las sospechas contra el presidente saliente, Moshe Katsav, de violación y acoso sexual. "Nada más digno que alguien de la estatura y trayectoria de Peres", comentan desde hace días israelíes de diferentes afiliaciones políticas, "para devolver el honor a la Presidencia de Israel". Símbolo El drama que acompañó la votación no es, sin embargo, reflejo de lo cardinal del puesto en términos de la vida política en Israel.
"Que no vaya a pasar otra vez, no se lo merece", era el comentario de muchos. Shimon Peres, aunque de posiciones políticas controvertidas dentro de Israel por su plena identificación en el proceso de Oslo con los palestinos, es indudablemente uno de los grandes símbolos de Israel en el mundo. En este sentido, el que se haya convertido en el nuevo Presidente del Estado, no puede menos que ayudar a presentar la posición de su país en el exterior. Eso no significa, sin embargo, que Peres goce de competencias ejecutivas de gobierno ni que vaya a incidir en la dinámica del gabinete del primer ministro Ehud Olmert, su copartidario en Kadima. Quizás la gran pregunta, ahora, es si podrá jugar algún papel concreto en el proceso de paz israelo-palestino, en caso de que se reanude en algún momento. Cuesta concebir a Peres, esté en el puesto en que esté, absteniéndose de tratar de influir para acercar a las partes. Pero, si bien, está el tema de las amnistías que sólo el presidente puede decretar, su rol es más que nada simbólico. El presidente es considerado el representante de toda la ciudadanía, de los diversos sectores que la componen, y la misión de Peres será cumplir con ello, a pesar de su claro posicionamiento político en el espectro israelí. Triunfa Barak En el plano interno, la elección de Peres como presidente da cierto margen de maniobra al premier Olmert en su gabinete, ya que le "libera" algunos cargos que ahora podrán ser repartidos entre otros: el de viceprimer ministro, miembro del gabinete de seguridad y ministro encargado del desarrollo del Negev y la Galilea.
Los laboristas realizaron este martes la segunda vuelta de votación en sus elecciones internas, y se confirmó como nuevo líder el ex primer ministro Ehud Barak, quien ya había ocupado esa posición años atrás. Con casi el 53% de los votos, quien fuera comandante en jefe del ejército derrotó al ex comandante de la Marina y ex jefe del servicio de seguridad Shin Bet, Ami Ayalon. El resultado de la votación dará mayor estabilidad, al menos en el corto plazo, al gobierno de Olmert. Margen de maniobra El puesto de ministro de Defensa queda vacante en estos días tras haber estado en manos del líder saliente del laborismo, Amir Peretz, y todo indica que Olmert lo ofrecerá a Barak.
"Los ciudadanos de Israel deben saber que es necesario alguien como yo en caso de guerra", dijo Barak horas antes de confirmarse su victoria. "Pero también saben que se precisa alguien con mi valentía, para hacer la paz". De todos modos, en términos de "estabilidad" del gobierno de Olmert, es claro que todo depende de lo que diga el informe definitivo de la comisión Winograd que investigó la guerra del año pasado entre Israel y Hezbolá. Barak ya se había pronunciado contra la acción del gobierno actual, al exhortar hace algunas semanas a Olmert a "sacar conclusiones", dando a entender que debía dimitir. Por otra parte, el nuevo líder parece tener claro que en su propio partido casi nadie quiere ir ahora a elecciones tempranas y que para afianzar su posición pública de cara a eventuales comicios nacionales, debe primero ostentar un cargo de importancia en el marco del gobierno. Cabe recordar que, por más que Barak festeje su victoria de este miércoles en el laborismo, es consciente de que el partido ha perdido gran peso a nivel nacional. En el mejor de los casos, según todos los sondeos, podría ser un socio importante en una coalición de gobierno, pero ya no, el partido de poder. |
Rodrigo González Fernández
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