Como muchos sabemos, por las dificultades financieras a nivel mundial que se están viendo, muchos dan por supuesto la muerte del sistema capitalista y ya se está buscando formas de enterrarlo, incluyendo en estas páginas.
Antes de enterrar este sistema y previo a las reuniones de los países miembros de la G20 que comenzarán en Washington el 15 de noviembre, deberíamos analizar mejor lo que es el sistema capitalista, qué lo compone, cómo ha funcionado, qué intervencionismos ha entorpecido su buen funcionamiento y, si hay que enterrar algo, ¿qué deberíamos enterrar?
Esto es especialmente importante ya que, en estos momentos de crisis y de pánico, muchos políticos, liderados por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quieren que estas reuniones del G20 no sean solo para explorar alternativas pero para tomar decisiones concretas, claras y completas.
No está claro qué quieren hacer; actualizar, cambiar, modernizar, reestructurar, suspender, eliminar, ya veremos pero, por alguna razón, muchos tienen prisa.
Por eso, escribiremos una serie de artículos tratando estos temas, sin que las noticias catastrofistas que se ven a diario influyan lo que debe ser un análisis frío.
Las reuniones de la G20 incluye 19 países y representación de la Unión Europea, y previo al 15 de noviembre, esta semana acaban de finalizar unas reuniones en Asia, bajo el foro del Asia-Europe Meeting (ASEM), un foro donde, durante los últimos 12 años, líderes asiáticos y europeos se encuentran para tratar temas de la actualidad.
De estas reuniones, salieron recomendaciones para incluir en la agenda de las reuniones en noviembre y, ya que 10 de los países miembros de la G20 estaban en las reuniones de ASEM, se supone que sus recomendaciones se discutirán y se tomarán en serio.
Sus dos recomendaciones principales fueron la necesidad de revisión de los sistemas financieros y monetarios y que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debe tomar un papel mucho más importante en estos momentos para ayudar a países en dificultades.
Aquí trataré el segundo de estas recomendaciones.
El FMI ya se está moviendo, con el reciente acuerdo para ayudar a Islandia con 1.580 millones para apoyarles durante este periodo y están negociando con Pakistán, que también ha pedido ayuda.
En el pasado, cuando países entraban en problemas financieros y económicos, no les gustaba acudir al FMI porque sabían que esta ayuda traía consigo unas exigencias de políticas económicas y monetarias que a muchos no les gustaba y que hasta el momento de pedir ayuda, no seguían. No se querían dar cuenta que la falta de políticas económicas y monetarias rigurosas era la razón por qué estaban en la cola pidiendo ayudas.
Estas políticas económicas y monetarias se llamaron el Consenso de Washington, ya que, en base a las medidas básicas del Consenso, el FMI diseñaba soluciones en políticas fiscales y monetarias que ayudaría a los países a reestablecerse en bases sólidas sobre sus propios pies.
Este es el mismo Consenso de Washington que mi compañero de página hace poco criticó con un tituló que incluía esa palabra que ahora está de moda, crisis.
Es verdad que las políticas económicas bajo el Consenso de Washington han sido criticadas, especialmente por esos países en la cola pidiendo ayudas, ya que no querían ser forzados a tomar decisiones difíciles. Vamos a verlas.
Las políticas del FMI, el Consenso de Washington, son las siguientes:
- Disciplina fiscal
- La inflación como parámetro central de la economía.
- Prioridades en el gasto público.
- Reforma tributaria.
- Tasas de interés.
- Tipo de cambio.
- Política comercial.
- Inversión extranjera directa.
- Privatizaciones.
- Desregulación.
Si vamos a cambiar estas políticas, mejor analizarlas para ver cuáles no son válidas y eliminarlas.
Es importante no olvidar que, si un país acude al FMI, es que su economía está en dificultades y que, como consecuencia, algo va mal con el balance de sus políticas económicas, monetarias, fiscales, e industriales, etc.
Normalmente, los países en la cola pidiendo están incumpliendo una gran parte de esta lista del Consenso de Washington.
Los políticos están gastando demasiado, sus prioridades son cuestionables, muchas veces vinculados a amiguetes, a aumentar su poder y a enriquecerse a costa del cuidado de su pueblo, su regulación está asfixiando a la actividad empresarial, normalmente mejor para enriquecerse, y la hiperinflación es muy común.
En este contexto, dar más liquidez al sistema sin cambiar las políticas económicas y financieras es como añadir más gasolina al fuego, y tan fugaz.
Otra posibilidad es dejar de condicionar los préstamos o, incluso, eliminar préstamos y dar regalos sin condiciones. Seguro que los países que los reciben volverán pronto pidiendo más.
¿Esto es lo que saldrá de las reuniones de la G20? ¿Esto será su gran avance?
Está claro que han habido problemas con el sistema durante estos años, y hablaremos de más de estos en los días siguientes, pero el Consenso de Washington como parte de las ayudas del FMI no son parte del problema, son parte de la solución.
Vía | BBC Mundo y New York Times (en inglés)
En El Blog Salmón | El consenso de Washington en crisis