La administración de Piñera comienza la tarea pendiente de modernizar a su sector
En la evaluación que Chile Liberal hizo de la gestión de Piñera en su etapa de instalación y arranque, planteamos al gobierno la siguiente crítica constructiva:
Al mandatario aún le falta reformar a su sector político, el cual aún evidencia elementos retrógrados.
Lo anterior ya lo pusimos de relieve
durante la campaña presidencial, y finalmente ahora vemos una aproximación más concreta. Sebastián Piñera ha acusado recibo de nuestra petición y ha invitado a palacio a uno de los más renombrados intelectuales públicos de la actualidad, nos referimos al francés Guy Sorman, quien
ha venido a Chile a explicar sus postulados, cercanos al liberalismo clásico, teniendo como anfritrión al ministro Rodrigo
"Carita-de-Nerd" Hinzpeter, y como audiencia no sólo a los nuevos inquilinos de La Moneda, sino además a los miembros de la Sofofa, una asociación gremial de grandes empresarios.
Entre las declaraciones que se despachó el francés, podemos destacar:
(...) acá en Chile si alguien es de derecha es seguramente un devoto católico, antiaborto. En Francia ya nadie es católico, mi señora es católica, es la última católica, y no muy buena —dice riendo—. En cuanto al aborto, por ejemplo, soy pro elección. Creo en la libertad individual; las mujeres deben ser libres para tomar su propia decisión. Estoy de acuerdo con el matrimonio homosexual.
Sobre la derecha chilena:
Hasta ahora no ha encontrado su camino, porque está muy dividida entre una derecha ultra conservadora y una derecha mas centrista. Cuando tú estás en la izquierda, es muy fácil, porque estás en el lado bueno de la historia y no tienes que rendir. Si estás en la derecha, tienes que rendir, porque la gente sólo te va a juzgar por tus resultados.
Las reacciones de la brigada ultra-conservadora no se han hecho esperar. Algunos se hacen los tontos, como por ejemplo
el insípido Lucas Sierra. Otros, predeciblemente, se vuelven histéricos y ya creen que
Piñera está jugando con fuego, cuando el presidente actual no hace otra cosa sino buscar el sustento intelectual que le permita continuar su gestión más allá del fin de su periodo.
El propio Hinzpeter ha acuñado la expresión "
Nueva Derecha", y hacen eco los columnistas chilenos y comentaristas en general. Incluso algunos de los políticos chilenos. Esto, por ejemplo, nos
dice Evelyne Matthei:
"Me siento cómoda con una derecha alejada de posiciones muy conservadoras en lo valórico, que esté un poco más alejada de la Iglesia. Tengo respeto por la Iglesia, pero creo que son entidades aparte. Una cosa son las creencias religiosas, y la política a mi juicio es otra."
"Obviamente que la política tiene que tener valores, pero los valores y las virtudes no son lo mismo que religión. Usted puede ser ateo y tener un comportamiento y código de virtudes impecable. La ética y la religión no siempre van unidas. Me acomoda que esa separación se haga."
Nos encontramos con que, ahora, "Nueva Derecha" es el concepto del que todos hablan, y que todos analizan, y entre todos tratan de entender. ¿Qué es la Nueva Derecha? No es otra cosa sino la reacción ante el consejo de Guy Sorman para mantenerse en el poder:
Debe ser creativa, porque la derecha no tiene legitimidad filosófica.
El sector político de Piñera sí tiene legitimidad, pero política, y no —como apunta Sorman— filosófica, por culpa de su propia desidia: por décadas la derecha chilena ha externalizado su axiología a las encícilas papales, y su filosofía política a las Fuerzas Armadas, circunscribiendo todos sus esfuerzos a nada más que justificar las injustificables atrocidades del Tata.
Era hora de que la derecha se cultive, y se ilustre. Luego, cuando tenga una narrativa y un hilo conductor, podrá formar los cuadros que le permitan diseñar políticas centradas en la libertad indivdual, el emprendimiento, y el empoderamiento de los gobernados en detrimento del autoritarismo y la prédica moralistoide ultramontana del conservadurismo exaltado, y en oposición al colectivismo envidioso, antimeritocrático y llorón del socialismo. En seguida, podrá presentar candidatos elegibles al electorado, que no sean simplemente los de la "UDI Popular", en que los ultra-conservadores van donde los rotos a explicarles que ahora ellos son buena onda, pero que cuando lleguen las elecciones internas sólo ellos pueden votar, no los rotos, porque el roto es roto y el patrón es el que sabe, nada más que ahora el patrón es buena onda, así como el Kike Morandé es buena onda y les tiene minas tetonas en la tele para demostrarle a los rotos que es buena onda. Me atrevo a decir que los máximos referentes intelectuales de la paleo-derecha son el Kike Morandé y el cura Hasbún. La neo-derecha debe seguir explorando y metabolizando los postulados de un Guy Sorman o un Mario Vargas Llosa, si es que quiere ganarse un sitial en la historia política de Chile, y no una mera mención en la historia de la administración de Chile.
En un país con una democracia consolidada estas reingenierías políticas ocurren cuando las coaliciones opositoras se vuelven inelegibles, como ocurrió con el conservadurismo británico y su posterior regeneración impulsada por David Cameron, o con el laborismo bajo Tony Blair y su reinvención como "New Labour". Pero en Chile, este período de reflexión en el desierto ocurre cuando la coalición ya está instalada en el gobierno. Habría sido deseable que después de filosofar, después de formar sus cuadros y luego de conformar listas con candidatos para presentar al electorado, la coalición derechista hubiese revelado su nueva filosofía al escrutinio público en una justa electoral. No fue así, sino que debimos correr el riesgo de designar primero, y cruzar los dedos para que las reformas viniesen después.
Pero eso no importa, lo que vale es que la reestructuración de la derecha o, como dicen los gringos, el
"soul searching", ya está en marcha y va a paso firme. Vas bien, Tatán. Vas bien. Sigue así.