¿De qué sirve un Premio Nobel, si no conduce a la acción?
De acuerdo con el meteorólogo argentino Osvaldo Canziani, "hasta que no iniciemos seriamente el tratamiento del cambio climático, el Premio Nobel que nos dieron se va a transformar en algo nulo".
Canziani recibió -junto con sus colegas en Oslo- el Premio Nobel de la Paz 2007. El científico copreside uno de los grupos de trabajo del Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), que fue galardonado junto al ex vicepresidente de EE.UU., Al Gore.
BBC Mundo invitó al experto a escribir un blog y compartir con los lectores sus conocimientos, inquietudes y constantes viajes por América Latina y el resto del planeta.
En la segunda entrega del Blog del Nobel, Canziani habla de su viaje a Perú, donde acaba de reunirse con investigadores para debatir -entre otros temas- cómo responder a lo que será un futuro crítico, por la falta de agua.
Los países de la Comunidad Andina de Naciones han decidido que es necesario y urgente evaluar los riesgos que les impone el cambio ambiental global. La situación geográfica de estos países, dependientes del agua de los deshielos de los glaciares intertropicales, plantea un futuro crítico respecto a la disponibilidad de agua.
El interés de la Comunidad Andina en todo lo inherente al cambio climático está fundado básicamente en el problema del agua y en este contexto visité Piura, una zona árida del norte de Perú, en el límite con Ecuador, que tiene problemas de agua, y en donde se producen básicamente alimentos y productos de exportación. Para discutir los temas con un grupo de investigadores fuimos a posteriori a Máncora, 250 kms al norte de Piura, una zona aislada donde trabajamos sin interferencia alguna.
Es importante recordar las experiencias de los antiguos habitantes de la región, que desarrollaron culturas importantes, como la Mochica y Chavin, y llevaron a cabo una interacción socio ambiental de características ejemplares.
El concepto de la madre tierra, identificada como la Pachamama, aún perdura, y esto es trascendente para el futuro cuando menos complejo, que deberán enfrentar comunidades que se verán sometidas a serias restricciones en lo que hace a disponibilidad de agua.
Si bien las condiciones actuales difieren de las predominantes en siglos anteriores, cuando la población de la comunidad andino-amazónica era menor en número, el hecho que cerca de diez millones de habitantes precolombinos vivieran en condiciones de sostenibilidad, en las comunidades andinas, provee argumentos para considerar posible una adaptación apropiada a las condiciones ambientales que le deparará un futuro ambiental no muy lejano, con mayores temperaturas y balances hídricos deficitarios.
En efecto, el Altiplano Andino y sus yungas se quedarán sin la valiosa agua de los glaciares, que están en rápida desaparición. Obsérvese que el glaciar Chacaltaya, vecino a la Ciudad de La Paz, ha reducido sus áreas heladas a unas pocas manzanas, en los últimos años.
Esta situación volverá a poner en vigencia la cosecha de agua, de manera similar a lo que se hacía en el área de Machu Picchu, según lo han demostrado trabajos de la Asociación de Ingenieros Hidráulicos de los Estados Unidos de América. La cosecha de agua podría ser complementada con otras alternativas posibles, como la captura de la niebla costera y, probablemente, la destilación de agua de mar, mediante energía solar.
Estas alternativas, de las que hablaremos en detalle en las próximas semanas, están probadas, ya que la captura de niebla, la camanchaca, según su nombre en el norte de Chile, se lleva a cabo desde hace décadas, al igual que en algunos lugares de la costa del Perú.
Es por ello que, ante los avatares ambientales que se vislumbran, la Comunidad Andina de Naciones se ha plantado la necesidad de desarrollar un Plan de Acción para el Desarrollo Sostenible.
Mariana Loro, desde Caracas, Venezuela me pregunta si los pueblos de Latinaoamérica lograrán madurar lo suficiente como para comprender a tiempo los desafíos planteados por el cambio climático.
Ya ha habido encuestas realizadas en EE.UU. sobre datos en América Latina. En líneas generales la gente en el campo tiene claramente la imagen de una situación crítica y su reacción ante estas situaciones va a a ser positiva.
Ya el agricultor latinoamericano se ha adaptado a situaciones extremas como El Niño y sabe perfectamente -para los casos de agricultura de subsistencia o tareas de forestación vinculadas a la subsistencia- que la falta de defensa de los recursos naturales será crítica.
Si se hace una divulgación apropiada de que existen medidas de adaptación, los agricultores latinoamericanos las van a utilizar.
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL DE LA ONU
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