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La llegada de la primavera es linda en todas partes, pero lo es un poquito más en los faldeos cordilleranos de San Carlos de Apoquindo. Desde la altura, donde se instala la Universidad del Desarrollo, la cara optimista del modelo se hace más evidente y la discusión sobre el millón de chilenos que ganan menos del sueldo mínimo tal vez no suena tan urgente. En el patio un grupo de alumnas conversa sobre un futuro viaje a Brasil al departamento de otra amiga, mientras la mayoría se instala en un living a ver el partido de fútbol que marca el inicio de la era Bielsa. Con Gonzalo Müller, el experto electoral de la UDI, que también dirige la carrera de Ciencia Política en el plantel de figuras emblemáticas del gremialismo, como Lavín, Larroulet, Silva Bafalluy y el Choclo Délano, nos tomamos un espumoso café para aquilatar los sobresaltos de una semana donde la derecha se enfrentó, como en un cuento de terror, a ciertos fantasmas que resistan cualquier exorcismo.
¿El afán de protagonismo de Allamand terminó con el clima de unidad que venía intentando la derecha?
Lo único claro es que este capítulo, que inició Andrés Allamand el día domingo, no fue de unidad. Hizo resucitar fantasmas del pasado, desconfianzas atávicas, conductas que parecían desterradas.
¿Te sorprendió el episodio de Allamand?
Uno puede pecar de inocente, pero sí, me sorprendió. Creo que fue un cambio de rumbo. Si uno lo mirara en una constante histórica, este es un Allamand que se parece más al Allamand de antes de la travesía del desierto.
En el medio siempre se comenta que Allamand es el campeón de las filtraciones a los diarios.
Sí, pero más allá de juzgar intenciones, de si hubo la búsqueda de esa pequeña ventaja, está claro que su acción provocó un daño a la unidad de la Alianza.
¿Pero no debía Longueira comerse el ego y no perder la oportunidad histórica de la derecha de tomar iniciativa de la agenda laboral, justo en la semana que Bachelet cae de la barrera sicológica del 40% de apoyo?
Efectivamente, esa era una opción. Pero más importante de lo coyuntural, de lo puntual, de la pequeña ventaja, de marcar la agenda o aprovechar esa semana de debilidad máxima del Gobierno, Pablo tuvo una visión. Dijo: "Aquí estamos construyendo una alternativa de Gobierno y esa alternativa no se puede construir en base a la desconfianza, y a que uno tenga que mirarse todo el día la espalda a ver quién está atrás". Por eso algunos han dicho que éste es un hecho menor, pero no es un hecho menor.
¿Por qué no? ¿Qué denota?
Denota que aquí falta construir puentes de confianza para que esto de las duplas se haga realidad y por tanto es una prueba. Pablo en eso ha sido súper generoso, súper líder en establecer él una dupla con Andrés Allamand, lo que era impensado. Era un símbolo de esta nueva Alianza que se quería construir: Longueira y Allamand trabajando juntos en temas país. Para él, y yo lo entiendo así, esto no fue un hecho menor, pues atentó contra lo que va a ser el fundamento de esta nueva Alianza. Con toda razón pensó que esto era algo que había que resolver hoy y no en dos años más.
Desde afuera se ve como una pataleta de Longueira.
Sí, pero Longueira no es de pataletas. Si uno entiende su trayectoria sabe que es un hombre que va más allá de lo que la opinión pública pueda mirar en el minuto. Y si algo se le ha reconocido siempre a Pablo es que ha tenido la visión suficiente como para zanjar temas dolorosos en su minuto, aunque sean incómodos. Y hoy es el minuto. En eso reconozco a Pablo esa visión de Estado, esa visión de líder para saber que esto es lo que va a poder destruir quizás una alternativa futura, y por lo tanto hay que construirla y solucionarla ahora.
Pero a veces en política tienes que comerte la mierda cuando hay un objetivo superior, ¿o no?
No, hubiera sido un error comérsela porque al final es como las pequeñas peleas de los matrimonios. ¿Cuáles peleas son las importantes? Las del comienzo, no las del final. Las del final se van a alimentar de temas no resueltos. Cuando uno tiene una relación de pareja, las primeras discusiones son clave porque si no ésas te van a perseguir siempre, y porque no te tomaste el café te van a sacar en cara que llegaste tarde. Y en este caso el tema de la confianza no es menor: si hay maltrato en el pololeo uno sólo puede esperar violencia para el matrimonio. Este es un tema de confianza porque aquí se estaba embarcando al partido y se está embarcando a más de un millón de chilenos que confían en la UDI, en un proyecto. Pablo tiene el suficiente liderazgo y convicción moral como para decir "ojo, si nos vamos a embarcar en esto y vamos a ir adelante con este proyecto, tiene que existir confianza". Si no, después no podemos estar dando explicaciones.
¿No está mal acostumbrada la UDI a hacer política con el concepto de club de amigos? Pequeñeces siempre va a haber.
Ahí no estoy de acuerdo. La UDI no está acostumbrada a la política de la ventaja pequeña.
Eso no es toda la política, pero también es parte de ella.
La UDI, desde su origen, tiene una visión crítica de la política y no es buena jugando a esta política de la ventaja del "mira, no, espérame aquí, yo voy a ir a preguntar algo y vuelvo". Y afuera están los periodistas y yo doy la conferencia. En esa política la UDI nunca ha sido buena.
¿Allamand y Piñera representan la política de las pequeñas ventajas?
No me atrevería a juzgar. Hay mucha gente que ha dicho "volvió el Allamand de toda la vida". Creo que es injusto, pero no puedo dejar de decir que dio pie a que muchos lo pensaran. Fue un error, un paso en el sentido contrario a la unidad.
¿Lo de Allamand es el síndrome de la rana y el escorpión?
Creo que él tiene un liderazgo dentro del mundo de RN y tiene una forma de hacer política que le ha llevado a construir ese liderazgo. Pero también creo que tiene la capacidad de superar cualquier pequeñez y construir esta Alianza. Incluso lo dijo Longueira, desde su dolor, que espera una reacción de Allamand.
Pablo se podría haber hecho el loco y haber seguido juntos y decir "no, si total yo en la próxima, ¡pum!, le gano el quién vive, hago un proyecto y lo presento". Eso no va a existir porque Pablo Longueira no es así. Y no va a existir porque para la Alianza eso es nefasto.
¿Por qué Allamand no entiende a la UDI, si tiene hasta una polola UDI?
Creo que le cuesta entender la naturaleza del UDI. Es un hombre inteligente, pero a veces el río se sale por donde mismo. Lo relevante es que la Alianza construya un esquema de reglas, de confianzas, que saque lo mejor de la UDI y lo mejor de Renovación. Si pones un ambiente de desconfianza, lo que vas a terminar sacando es lo peor de cada uno, lo peor de Renovación, lo peor de la UDI.
¿Este episodio sobrepasa el intento de Larraín and Larraín de encauzar la derecha en un esquema de orden por sobre los individualismos?
Revela que se ha avanzado mucho en la unidad. Esta misma situación, hace cuatro años, no hubiera sido noticia. Una diferencia entre Allamand y Longueira, entre Piñera y Longueira, era de todos los días. ¿Cuál es la noticia? Lo relevante es que hoy, después de dos años de trabajo, se haya producido este episodio. Es una situación puntual, pero hay que controlarlo apenas aparece.
¿En la UDI se encendieron las luces amarillas?
Absolutamente. La UDI tiene empeñada su alma en construir una nueva Alianza, en construir una nueva mayoría para el país. Ha hecho actos de generosidad. La UDI es el partido más grande de Chile y no ha actuado teniendo en mente cómo mantener su ventaja. Ha sido muy generosa, se ha puesto en planos de igualdad con RN, igualdad que en la realidad no existe. Ha tenido una actitud generosa, humilde, respecto de Piñera. A algunos les gustaría que fuera aún más incondicional y que de la humildad pasara casi a la sumisión, pero eso no se va a producir porque todavía hay espacios de competencia.
LOS DÍSCOLOS UDI
Este episodio de Allamand y Longueira se mezcla con las escaramuzas por la cena de los alcaldes UDI con Piñera, donde afloraron las desconfianzas de los dirigentes históricos del gremialismo con el candidato RN.Lo que revelan estas desconfianzas es que de parte de Piñera, si quiere liderar a la Alianza y quiere ser candidato único, no ha habido ningún gesto de reconocimiento hacia la importancia de la UDI.
¿Qué debiera hacer Piñera para que mañana la UDI lo acepte como el candidato único de la Alianza?
Es que hoy no tiene mucho que hacer en ese sentido. Es como pensar que la DC, que tiene hoy a la candidata de la Concertación mejor situada, que es Soledad Alvear, le saliera a pedir al PPD y al PS de que se olvidaran de Lagos y de Insulza. Creo que no son los tiempos. Obvio que Piñera puede tener la intención legítima de liderar este proceso, pero lo que vaya a pasar con él o con la Alianza los próximos dos años está por escribirse. La alternativa de ser Gobierno está por escribirse, todavía falta mucho por caminar. No bastan los errores de la Concertación y no basta tener un Gobierno mal evaluado. No basta la falta de liderazgo de la Presidenta Bachelet. Falta construir una alternativa en la cual los chilenos decidan depositar su confianza.
Da la impresión de que para la UDI, Piñera es un tema de guata, de piel.
Pero naturalmente. Piñera nunca hubiera estado en la UDI. Y eso es un dato de la causa. ¿Piñera representa fielmente el espíritu de la UDI? No, poh, no lo representa. Pero nadie le está pidiendo que lo haga tampoco.
¿Tienen miedo en la UDI que si Piñera gana se lleva la pelota para la casa?
No, yo no diría tanto. El temor no es respecto de él como persona, sino que aquí ni la UDI y creo que tampoco Renovación están dispuestos a firmar cheques en blanco.
¿Sienten que Piñera lleva a la política la lógica de los negocios?
Obviamente si mi actividad principal son los negocios, la tentación de llevar esa lógica a la política es natural. Y claramente la lógica de la política es muy distinta a la de los negocios. No basta con que me guste el producto y lo quiera comprar a ese precio, tengo que tener confianza en la persona que me lo ofrece. Las relaciones en los negocios son puntuales y temporales y las relaciones en la política, las alianzas, son permanentes y de largo plazo.
¿Les da la sensación de que Piñera quiere comprarlo todo en política, tal como lo hace en la bolsa?
No. Sería el error máximo de Piñera pretender que la lógica de la compra hostil de las empresas se pueda aplicar en política, porque es no reconocer el valor de las personas que están dedicadas a la política. Las personas están ahí porque tienen una vocación y podrán verse motivadas por intereses o por afanes de individualismo, sí, pero finalmente en todas hay una vocación de servicio.
La cena de los alcaldes con Piñera también mostró que la UDI aparece dividida por el tema presidencial. ¿Hay un quiebre generacional en la UDI?
No, obviamente que hay una diferencia. Hoy, la UDI está en un minuto de decisión. Y está conformada por personas inteligentes, cada una con cierto liderazgo y que no necesariamente van a tener una mirada única. Lo relevante es que tengan una mirada única al final.
¿No están los alcaldes de la UDI asemejándose a los díscolos de la Concertación?
Creo que sería injusto hablar de alcaldes díscolos, pero uno tiene que entender que no es casualidad que sean alcaldes. Los alcaldes tienen una visión, y están acostumbrados a que esa visión se lleve a cabo, son más parecidos al Ejecutivo. Y por lo tanto el colectivo para ellos no va en su naturaleza. En cambio, la UDI es un partido político y los partidos políticos son colectivos. Los partidos que pecan de exceso de individualismo tienden a morir. Si uno mira al PPD, el exceso de individualismo incentiva la desintegración.
¿No será que la sintonía de los alcaldes con el mundo real los hace estar más apurados en definir un candidato?
Sí, puede ser, porque ellos enfrentan en primera línea lo que ha sido el fracaso del Gobierno, el mal funcionamiento del Transantiago, la pobreza escondida, las dificultades del empleo; las urgencias para ellos están ahí todos los días y tienen que lidiar con eso.
Rodrigo González Fernández
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