El 27 de julio encontramos en la prensa española amplias informaciones sobre dos relevantes discursos en América Latina. Se trataba de la intervención del general en jefe de Venezuela Raúl Isaías Baduel, el pasado 18 de julio en Caracas en el acto de transmisión de mando del Ministerio de la Defensa, y el del primer vicepresidente de Cuba, Raúl Castro, el 26 de julio en la ciudad de Camagüey en la conmemoración del 54 aniversario del asalto al cuartel Moncada.
Ambos los vimos, y a toda plana, en los diarios españoles El País y El Mundo. Las informaciones presentaban ambas intervenciones como rupturistas y muy críticas frente a la situación que atravesaban esos países y a sus dos máximos líderes, Fidel Castro y Hugo Chávez.
El País titulaba la intervención del venezolano como "El proyecto socialista de Chávez divide a sus partidarios entre pragmáticos y radicales", y subtitula: "El ex ministro de Defensa venezolano avisa: 'Antes de redistribuir la riqueza, debemos crearla'"
Por su parte El Mundo, en su versión escrita, titula: "Dos militares 'chavistas' critican en público el proyecto político del presidente venezolano". Y subtitula: " <!--[endif]--> Afirman que las Fuerzas Armadas están «politizadas» y que el país «debería alejarse del marxismo»"
En el texto de El País encontramos los siguientes comentarios sobre el discurso del ex ministro de Defensa venezolano:
El movimiento chavista venezolano vive hoy un profundo debate sobre qué modelo de socialismo quiere para el siglo XXI. ¿Radical o pragmático?
La polémica la sembró el general y ex ministro de Defensa Raúl Isaías Baduel, un hombre muy cercano y respetado por el presidente Hugo Chávez.
Chávez lo escuchó y encajó la crítica, pero los más radicales del chavismo creen que Baduel es un traidor.
El discurso de Baduel provocó un cisma en la arena política venezolana. Los chavistas moderados y algunos sectores de la oposición también moderados lo respaldaron, mientras que los más radicales adeptos al presidente prácticamente lo tacharon de traidor.
Baduel contradijo abiertamente la posición de Chávez, quien constantemente habla de un socialismo radical muy enfrentado al sector privado, que promueve las nacionalizaciones y que es bastante desordenado en las iniciativas que emprende.
Y si vamos a El Mundo, observamos que comienza así:
Algo ocurre en las filas revolucionarias cuando dos los asesores militares más cercanos a Hugo Chávez critican parte de su proyecto socialista.
Y ya más adelante incluye comentarios como este:
Chávez escuchó atónito cómo otro de sus más leales camaradas lanzaba un dardo al socialismo del siglo XXI propugnado por el líder bolivariano.
Si consultamos el discurso textual, podemos encontrar estos fragmentos:
El llamado del Señor Presidente Hugo Chávez a construir el Socialismo del Siglo XXI, implica la necesidad imperiosa y urgente de formalizar un modelo teórico propio y autóctono de Socialismo que esté acorde a nuestro contexto histórico, social, cultural y político.
En el orden político, nuestro modelo de socialismo debe ser profundamente democrático. Debe dilucidar de una vez por todas que un régimen de producción socialista no es incompatible con un sistema político profundamente democrático, con contrapesos y división de poderes. En este aspecto considero que sí deberíamos apartarnos de la ortodoxia marxista que considera que la democracia con división de poderes es solamente un instrumento de dominación burguesa. Como bien lo señaló nuestro Presidente Hugo Chávez en una entrevista concedida a Manuel Cabieses, Director de la revista Punto Final: Cito: "En la línea política uno de los factores determinantes del Socialismo del Siglo XXI debe ser la democracia participativa y protagónica. El poder popular. Hay que centrar todo en el pueblo, el partido debe estar subordinado al pueblo. No al revés".
El modelo de socialismo que desarrollemos debe ser tal, que nos muestre el camino socialista hacia la producción y generación de riqueza primero y luego permita un reparto equitativo de la misma entre quienes la generaron, o como diría Marx, cito: "a cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad".
Como el llamado de nuestro Presidente a construir e inventar el Socialismo del Siglo XXI ha estado acompañado también de algunas líneas y directrices, tales como aquella de que nuestro modelo debe y tiene que ser profundamente cristiano, basado en las ideas de justicia social
Un régimen de producción socialista no es incompatible con un sistema político profundamente democrático, con contrapesos y división de poderes
No podemos permitir que nuestro sistema se transforme en un Capitalismo de Estado, donde sea el Estado el único dueño de los grandes medios de producción. Un país puede cometer el error de nominalmente llamarse socialista y en realidad practicar un capitalismo de Estado.
Como bien reconoce El País, el propio Chávez, presente en la intervención del ministro, afirmó: "Es un discurso iluminado, ordeno que se reproduzca y se distribuya en todo el país". Chávez presentó a Baduel como un practicante del "pensamiento crítico" que necesita la revolución. El presidente dejó entrever que Baduel "bien podrá ocupar más adelante otro cargo en el Gobierno o en el Partido Socialista que está por crearse", termina admitiendo El País, y también El Mundo que finaliza la crónica señalando que "según se rumorea, en los próximos meses engrosará la lista de militares retirados que ocupan un puesto de relevancia en el Ejecutivo". Total, que no parece que sea la evolución normal del militar que critica y divide el proyecto del presidente, como dicen los titulares.
Vayamos al otro discurso, el del vicepresidente de Cuba Raúl Castro el 26 de julio en Camagüey, lugar al que parece no fue ninguno de los corresponsales porque ambos firman desde La Habana. En El País lo titulan: "Raúl Castro se hace la autocrítica". Y subtitulan: "El presidente interino de Cuba reconoce la necesidad de cambios y tiende la mano a EE UU"
El Mundo, en su versión escrita y a toda página, tiene un tono similar. Título: "Raúl Castro anuncia por sorpresa cambios económicos en Cuba". Y antetítulos: "El mandatario reconoce que el socialismo cubano necesita transformaciones para el desarrollo del país / Tiende un «ramo de olivo» al próximo Gobierno de EEUU"
En la información del diario El País se dicen estas cosas (lo incluido entre paréntesis es mío):
Su discurso, al cumplirse un año justo de la crisis de salud de Fidel Castro, estuvo lleno de claves internas y de un mensaje principal: para preservar la revolución, Cuba cambiará lo que tenga que cambiar en lo económico.
anunció que se introducirán "cambios estructurales y de concepto" en la agricultura y otros sectores, incluida la industria, aunque sin "premuras". "No habrá soluciones espectaculares, se necesita tiempo y trabajar con seriedad", advirtió.
Mencionó todos los asuntos críticos: la alimentación, el transporte, la vivienda, la ineficiencia de la industria y la agricultura y "los salarios claramente insuficientes" para vivir.
El presidente interino dijo que "habrá que generalizar las experiencias" de los campesinos destacados, muchos de ellos privados, y "estimular convenientemente" el trabajo en el campo. Éste es un asunto crucial, según los economistas, pues las reticencias que han existido hasta ahora para pagar más a los que producen más es lo que ha desestimulado la producción.
Raúl Castro aseguró que para lograr el objetivo de incrementar el rendimiento agrícola "habrá que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios". Se han multiplicado por tres los precios de "acopio" que paga el Estado a los productores privados de carne y leche, dijo, y medidas similares seguirán adoptándose en el futuro.
Raúl compaginó este discurso realista con las posiciones de principios y las habituales críticas a Washington por su política de cerco económico. (Obsérvese que los problemas de Cuba son calificados por el corresponsal como "discurso realista", mientras que el bloqueo de Estados Unidos son las "habituales críticas")
Por su parte el texto de la noticia del diario El Mundo afirmaba:
El general Raúl Castro, presidente en funciones, reconoció ayer que el socialismo cubano necesita cambios económicos para lograr el desarrollo del país. Fue toda una sorpresa. Por el momento, es difícil precisar el rumbo y la profundidad de tales cambios, pero el hecho de que Raúl haya tomado una ruta crítica en su discurso de ayer apuntaba la posibilidad de que el relevo de Fidel Castro sea ya una realidad.
También (lo incluido entre paréntesis es mío):
Por ello anunció que habrá "cambios estructurales y de conceptos" en la agricultura, aunque no concretó si habrá nueva distribución de tierras para los cooperativistas y los campesinos privados.
Entre el rosario de contradicciones que padece el socialismo isleño (expresión que cuela el periodista de su propia cosecha), Raúl señaló que el salario es "claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades", una situación que "favoreció manifestaciones de indisciplina social y tolerancia que resulta difícil erradicar", reconoció.
Con el discurso de ayer, Raúl Castro logró cierta sintonía con las reclamaciones de los cubanos. Fidel, mientras, ha pasado a ser un tema de la memoria.
Ahora veamos algunas cosas de las que dijo Raúl Castro en el discurso (lo incluido entre paréntesis es mío):
Son innumerables los ejemplos que pudieran señalarse. Me limitaré a mencionar los obstáculos a las transacciones comerciales y financieras del país en el exterior, dirigidas muchas veces a la compra de alimentos, medicinas y otras necesidades básicas de la población, y la negación de acceso a servicios bancarios mediante la coacción y la imposición extraterritorial de sus leyes (en referencia al bloqueo de Estados Unidos).
Pese al profundo dolor que nos embargaba, no se detuvo ninguna tarea. En el país hay orden y mucho trabajo; funcionan cotidianamente los órganos de dirección del Partido y el Gobierno en la búsqueda colectiva de la respuesta más efectiva posible a cada problema.
La contundente respuesta popular a la Proclama del Comandante en Jefe puso en crisis todos los planes del enemigo, pero este, lejos de valorar la realidad y rectificar sus errores, insiste tozudamente en seguir chocando con la misma piedra. Especulan acerca de una supuesta parálisis del país y hasta sobre una "transición" en marcha. Pero por mucho que cierren los ojos, la realidad se encarga de destruir esos sueños trasnochados.
Si las nuevas autoridades norteamericanas dejan por fin a un lado la prepotencia y deciden conversar de modo civilizado, bienvenido sea. Si no es así, estamos dispuestos a continuar enfrentando su política de hostilidad, incluso durante otros 50 años, si fuera necesario.
Algunos, influenciados por la propaganda del enemigo o sencillamente confundidos, no perciben la existencia real del peligro ni el hecho innegable de que el bloqueo tiene incidencia directa tanto en las mayores decisiones económicas como en las necesidades más elementales de cada cubano. Nos agobia de manera directa y cotidiana en la alimentación, el transporte, la vivienda y hasta por no contar con las materias primas y equipos necesarios para el trabajo.
Nuestro pueblo nunca cederá un ápice ante intentos de presión o chantaje de país o grupo de países alguno, ni hará la más mínima concesión unilateral dirigida a enviarle señales de ningún tipo a nadie.
Estamos ante el imperativo de hacer producir más la tierra, que está ahí, con tractores o con bueyes, como se hizo antes de existir el tractor; de generalizar con la mayor celeridad posible, aunque sin improvisaciones, cada experiencia de los productores destacados, tanto del sector estatal como campesino, y de estimular convenientemente la dura labor que realizan en medio del calor sofocante de nuestro clima. (obsérvese que este comentario es recogido así en la noticia de El País: El presidente interino dijo que "habrá que generalizar las experiencias" de los campesinos destacados, muchos de ellos privados, y "estimular convenientemente" el trabajo en el campo. Éste es un asunto crucial, según los economistas, pues las reticencias que han existido hasta ahora para pagar más a los que producen más es lo que ha desestimulado la producción.)
En tal sentido estudiamos actualmente lo referido al incremento de la inversión extranjera, siempre que aporte capital, tecnología o mercado, para así aprovechar la contribución que esta pueda hacer al desarrollo del país, sin repetir los errores del pasado por ingenuidades e ignorancia en esta actividad y a partir de las experiencias positivas, trabajando con empresarios serios y sobre bases jurídicas bien definidas que preserven el papel del Estado y el predominio de la propiedad socialista.
Son muchas batallas simultáneas que requieren cohesionar las fuerzas para mantener la unidad del pueblo, principal arma de la Revolución, y aprovechar las potencialidades de una sociedad socialista como la nuestra. Las próximas elecciones del Poder Popular serán una nueva oportunidad de demostrar la extraordinaria fuerza de nuestra democracia, que es verdadera.
Lo único que jamás cuestionará un revolucionario cubano es nuestra decisión irrenunciable de construir el socialismo.
Es evidente que resulta discutible titular esa intervención en términos de reconocimiento de la necesidad de cambios y crítica como hacen los diarios españoles.
Probablemente el lector piense que lo que hemos comparando son unos fragmentos descontextualizados con otros también descontextualizados, resultando una disparidad artificiosa. Puede que no le falte razón, pero aclaremos que las palabras que yo he utilizado sobre los discursos son párrafos textuales, en cambio lo extraído y utilizado por los periódicos no son textuales. Pero, en cualquier caso, la desconfianza de los lectores hacia los métodos utilizados, tanto por los diarios como por mí mismo, para informar de los contenidos de ambos discursos es razonable y saludable. La mejor opción, sin ninguna duda, es que se lean ambos discursos en su formato íntegro y original. Puede ser más pesado, más arduo, pero ese debe ser el método de información de quien quiera superar la manipulación de intermediarios. Incluso lo más acertado es haber ido a esos discursos directamente y no leer ni la versión de los medios intermediarios ni este análisis, que también contiene una intencionalidad en la interpretación de los discursos. Al fin y al cabo, el lector lo que deseaba era conocer lo que dijeron los altos cargos venezolano y cubano, no las interpretaciones de ningún periodista, pero es de destacar que ninguno de los dos periódicos muestra interés en incluir en su versión de Internet siquiera un enlace a los discursos íntegros que se pueden encontrar fácilmente en la red. Es evidente que no desean que sus lectores estén informados con rigor y de primera mano, prefieren ser ellos quienes mediaticen los discursos y declaraciones de los representantes de los países. Los medios, han dejado por tanto de ser la vía para conocer el pensamiento de los políticos para convertirse en el obstáculo que los tergiversa.
Por tanto, reitero:
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Rodrigo González Fernández
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