TU NO ESTAS SOLO O SOLA EN ESTE MUNDO si te gustó un artículo, compártelo, envíalo a las redes soiales, twitter, facebook LOS PARTIDOS POLITICOS SON DE LA ESENCIA DE LA DEMOCRACIA.DEBEMOS FORTALECERLOS Y PARA ELLO HAY QUE CAPACITAR A LOS JOVENES Y NO TAN JOVENES POLITICOS EN LA NUEVA POLITICA, EN EL MARKETING POLITICO 2.0

Wednesday, May 10, 2006

SENADOR NUÑEZ Y LA POLITICA

EL VALOR DE LA POLÍTICA Y LOS PARTIDOS

Por Ricardo Núñez, senador por la Región de Atacama

Hay quienes sostienen que el valor instrumental y de representación de los partidos políticos se hace innecesario en un mundo donde el ciudadano tiene múltiples caminos o vías para interrelacionarse con el Estado.

Según esta tésis, dichos caminos se han facilitado notablemente por el surgimiento e incremento de los sistemas de comunicación promovidos por la revolución científico-tecnológica que no se detiene y cuyos avances ponen al alcance de millones de seres humanos la posibilidad de la interconectividad planetaria. El desarrollo de la Internet así como de otros medios similares a éste que se despliegan hasta límites inconcebibles, constituirían un medio de participación política más eficaz que los partidos políticos a través de los cuales el ciudadano puede expresar sus puntos de vista sin necesidad de la intermediación de ningún ente que pueda interpretar sus opciones.Es cierto que nos encontramos frente a una revolución sin par en el ámbito de las comunicaciones y que ésta tiende a modificar de manera sustantiva las conductas sociales así como los modos de vida. Sin embargo, es un error pretender que ella terminará por sustituir el rol articulador de los partidos políticos. Es absurdo pretender que el ciudadano moderno es aquel que se instala frente a un computador y desde ahí ejerce su capacidad decisoria frente a los órganos del Estado. Más absurdo aun es pretender instalar al Estado en el espacio cibernético. Este sigue siendo una realidad histórica, un hecho hasta hoy inconmovible que ordena y jerarquiza a la sociedad a través de sus clásicos poderes y establece la convivencia de sus miembros a través de una estructura jurídica ante la cual todos son responsables Asimismo, desde esos mismos sectores, han surgido teorizaciones que pretenden hacernos creer que el mercado también podría suplir el rol de la política y en especial el de los partidos. Son precisamente estos seudo teóricos los que intentan transformar a los ciudadanos en clientes, los que miran los programas de gobierno como ofertas de temporada, los que conciben la vida en sociedad como un juego de ofertas y demandas.
 
El intento de despojar a los partidos políticos de su rol no es nuevo. El corporativismo que entusiasmó a importantes sectores de la dictadura pinochetista, probó ser un remedo democrático y en última instancia, su negación. De igual modo, la idea de conferirle a la sociedad civil roles propios de los partidos, como si aquella fuera una entidad con contenidos y límites claros y definibles, es errónea. Las organizaciones de la sociedad civil no pueden suplantar el rol de los partidos políticos. Ellas representan intereses diversos, a veces contrapuestos y a menudo los grupos más poderosos existentes en su interior tienden  a arrogarse la representación de los demás, sin mediar decisión democrática alguna.

En consecuencia, la Democracia seguirá teniendo como un elemento esencial para su funcionamiento, a partidos políticos que reflejen y estructuren las aspiraciones y necesidades diversas y heterogéneas que existen en el seno de la sociedad. No ha llegado el momento aun para dar por fenecido este modo racional de ordenar las diversas demandas que natural y legítimamente se expresan en un cuerpo social determinado.

En este cuadro los partidos políticos requieren cambios muy profundos en el modo en que cada uno de ellos se relaciona con los diversos grupos, clases o sectores de la sociedad. Para cumplir con este papel, se requiere conferirle relevancia a los principios e ideas que informan su quehacer. Es en ellos donde radica esencialmente su credibilidad. Es en el cuerpo de ideas que conforman sus visiones de largo plazo, donde los partidos adquieren la fuerza de su convocatoria y logran la legitimidad necesaria para conducir los destinos de un país. De este modo, reivindicar a los partidos políticos y por ende a la política, aquella entendida como una actividad con sentido ético y moral, premunida de principios y valores, entendida como servicio público, que abre las puertas al progreso y al futuro, es esencial. No hacerlo, significaría retrotraernos a estadios del desarrollo democrático que la mayoría de la humanidad ya dejó en el pasado.

 

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