Los valores y la píldora
José Antonio Valdivia Fuenzalida | Sección: Sociedad, Vida
Como si los únicos temas valóricos fueran los que tienen que ver con la sexualidad, hoy se esgrime como principal argumento a favor de la "Píldora del día después" el hecho de que su uso sea un tema valórico. Es decir, puesto que las personas tienen distintos valores y, supuestamente, estos son privados cada cual debiera decidir si la usa o no. Con este fundamento, hoy se está tramitando una ley que pretende legitimar la distribución de la píldora por el Estado.
Ahora bien, si nos detenemos unos instantes para reflexionar, fácilmente veremos que semejante forma de pensar es completamente falaz. ¿Qué significa que un tema sea valórico? Primero que todo, un valor es la estimación de algo determinado como digno de ser apreciado, respetado o apetecido. Así, por ejemplo, la justicia es un valor porque se cree que es algo que, en razón de si mismo, merece ser resguardado. En general, casi todas las decisiones que se toman, ya sea en el ámbito público como privado, tienen como justificación un valor. Y esto no podría ser de otra manera, ya que el acto de elegir implica necesariamente que lo elegido sea considerado como apetecible o bueno. En las mañanas, cuando, a pesar del sueño, decidimos levantarnos para ir a estudiar en lugar de quedarnos en la cama durmiendo; cuando, en el supermercado, decidimos pagar por los productos que nos vamos a llevar en lugar de salir corriendo; o bien, cuando se decide que una ley va a ser de una manera determinada y no de otra; en todos estos casos no se está haciendo otra cosa que valorar las consecuencias de una u otra elección. Conforme a esto, no podríamos hacer absolutamente nada sin valores, ya que careceríamos de criterios en virtud de los cuales decidir sobre qué camino tomar en las distintas situaciones de la vida. Sin valores, estaríamos sometidos al reino de los impulsos y toda decisión, norma o ley serían arbitrarias. Prohibir el robo, el asesinato y la violación no serían más que caprichos de los legisladores de turno. Entonces, ¿por qué pretender que, ante el problema de la píldora, la única posición valórica es la de aquellos que la rechazamos? ¿Acaso los que la apoyan no lo hacen porque "valoran" el que todas las personas puedan acceder a ella? ¿Acaso no creen que sería algo beneficioso y, por lo tanto, "valioso" para el país? Cualquier razón que esgriman, ya sea la libertad, la igualdad de derechos o el control de la natalidad, son, al fin y al cabo, valores. En consecuencia, esa pretendida neutralidad valórica de quienes apoyan la píldora no es más que un engaño intencionado cuyo fin es poner un velo sobre la verdadera naturaleza del asunto, a saber: determinar si la píldora es o no es abortiva y, por lo tanto, si su uso constituye o no un asesinato a un ser inocente. Es ahí donde debe situarse el debate, pero aquellos que apoyan la píldora evaden olímpicamente discutir sobre eso. ¿No será que no se atreven a revelar que su verdadera posición es un materialismo extremo, una indiferencia total frente a la posibilidad de que se esté asesinando a un ser humano? En el fondo, si apoyan la píldora es porque en su escala de valores el control de la natalidad se sobrepone al derecho a la vida. Pero esto, por supuesto, nunca lo van a decir, ya que pasarían a llevar la sensibilidad de buena parte del país. Mejor engañar con falacias que decir verdades que harían perder las elecciones.
Lamentablemente, cuando leemos la ley que ahora se está tramitando en el Congreso, nos encontramos con que su fundamento, su hilo conductor, es la falacia anteriormente descrita. Veamos el artículo 2:
"Artículo 2º.- Toda persona tiene derecho a elegir libremente, sin coacción de ninguna clase y de acuerdo a sus creencias o formación, los métodos de regulación de la fertilidad femenina y masculina y, del mismo modo, acceder efectivamente a ellos, en la forma señalada en el artículo siguiente."
Es fácil darse cuenta que la expresión "de acuerdo a sus creencias o formación" tiene la finalidad de esconder lo que es verdaderamente importante relegándolo al plano de lo "valórico". Es una ley completamente engañosa, en la medida en que pretende justificar la eventual posibilidad de un asesinato bajo el manto del derecho que cada cual tiene de comportarse según sus propios valores y creencias. Siendo consecuentes con esto, ¿por qué no utilizar ese mismo recurso para justificar la violación? ¿Acaso el que decide violar no lo hace porque en cierto modo valora más la satisfacción de sus impulsos sexuales que la integridad física y moral de la víctima? Me parece, pues, que es de extrema importancia el que nos opongamos a esta ley ya que, en cierto modo, no solo abre la posibilidad de que la "Píldora del día después" sea repartida en los consultorios, sino que deja abierta la posibilidad de que se legalice el aborto indiscriminadamente.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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