Polémica por la presidencia del Senado
El último objetivo de Allamand
Aunque el senador ha sostenido que este año desea dedicarse por completo a la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, en la UDI lo responsabilizan de la escaramuza que pone en duda la llegada de Jovino Novoa a la cabeza de la Corporación. Esta polémica no hace más que reabrir las desconfianzas que existen entre ambos partidos y que la candidatura presidencial de Sebastián Piñera no ha logrado cerrar del todo.
Por Claudia Rivas Arenas
La tardanza de Andrés Allamand en sumarse a la candidatura de Sebastián Piñera el 2005, después del Consejo General del 14 de mayo en que RN le truncó a Joaquín Lavín la llegada a La Moneda, provocó que se generara la percepción de que la idea era evitar el resurgimiento del liderazgo del empresario, porque aspiraba a levantar su propio proyecto presidencial, después del candidato gremialista. Esta especulación nunca se aplacó por completo y cada vez que el senador por la Región de Los Ríos entra en alguna polémica, directa o indirectamente, en su partido no faltan los que deducen que quiere comenzar a posicionarse para el 2014. Es el caso del forcejeo que están sosteniendo ambos partidos de derecha por la presidencia de la Cámara Alta.
Las especulaciones acerca de las aspiraciones presidenciales de Allamand comenzaron cuando el actual senador se asoció con Lavín para descabezar RN y la UDI sacando a sus entonces presidentes, Sebastián Piñera y Pablo Longueira, en medio del caso Spiniak, en marzo del 2004. A juicio de militantes de ambos partidos las irreconciliables diferencias entre ambos timoneles hacían ingobernable a la derecha y se estaban convirtiendo en el principal talón de Aquiles para el abanderado del sector.
Dejando de lado los años de amistad que lo unían a Piñera, desde la época de la patrulla juvenil, Allamand cortó por lo sano y apoyó a Lavín en lo que fue conocido como el "golpe blanco" del abanderado. Con ello, se ganó la animadversión del mundo liberal de RN, pero también fue lo que provocó que ese sector se convenciera de que la mejor forma de cimentar el liderazgo del empresario era levantando su propia candidatura presidencial. Aunque el 14 de mayo del 2005, Allamand quemó todos sus cartuchos intentando convencer a los consejeros de que la única forma de que la derecha llegara a La Moneda era apoyando, una vez más, a Lavín, el consejo no lo escuchó y el dueño de Chilevisión que llegó a esa instancia como un militante más, salió de ella ungido como abanderado presidencial de RN.
Años más tarde, en agosto del 2007, el senador rompió la fructífera sociedad que había generado con Pablo Longueira, al adueñarse -según el parlamentario gremialista- de un proyecto laboral que habían elaborado en conjunto. La polémica duró meses y en ambos partidos opositores existía la convicción de que en su anhelo por convertirse en una pieza clave con la que el gobierno tuviera que negociar en materias laborales, arriesgó la buena relación que había forjado con el ex timonel de la UDI. Los más mal pensados apuestan a que la intención del senador por la Región de Los Ríos era ir dejando atrás liderazgos que pudieran hacerle sombra en sus aspiraciones presidenciales. Aunque a esa altura Longueira ya había desechado su candidatura, aún había sectores en la UDI que se negaban a darla por muerta.
Las castañas con la mano del gato
Hasta que se llegó a la negociación por la presidencia del Senado. Si bien fue Sergio Romero el primero en desconocer el acuerdo que se había logrado en enero del 2008 y que dejaba a la UDI a la cabecera de la Cámara Alta, Allamand se sumó a las críticas, lo que ha producido un ruido "innecesario" en la derecha justo cuando se suponía que las relaciones en el sector "están mejores que nunca". Sobre todo a partir del momento en que el gremialismo definió darle su respaldo a la candidatura presidencial de Piñera.
Aunque no son pocos lo que en RN ven con buenos ojos la posibilidad de que Allamand llegue a la presidencia del Senado, la mayoría está conciente de que, dada la postura inapelable de la UDI, si se insiste en ello se podría generar un quiebre que no beneficia a nadie, pero que perjudica particularmente las aspiraciones del abanderado. "No se vería nada bien que nos empezáramos a sacar los ojos por la presidencia del Senado", admite una fuente de RN.
El problema, dicen en la tienda, pasa por el hecho de que si las cosas quedan como están ahora, en las próximas semanas la UDI asumiría la presidencia de ambas cámaras. Situación que se produjo debido a que la derecha negoció de manera distinta en una y otra. Mientras en el Senado lo hizo con los independientes, en la Cámara de Diputados llegó a acuerdo con la Concertación.
Por su parte, en el gremialismo refutan que sus socios deben cumplir el compromiso asumido y que la UDI no votará nada distinto de lo que se acordó y que no se moverán ni un ápice de su postura original. Sólo votarán por Jovino Novoa para la presidencia y por Carlos Bianchi para la vicepresidencia. De no ser así, poco les importa que sea la Concertación la que se quede a la cabeza de la Cámara Alta.
A quienes en RN les preocupa el impasse provocado a raíz de la mesa del Senado especulan las razones por las que surgió la polémica. Mientras unos plantean que esto lo provocó Romero a raíz de sus molestia porque sus aliados pretendan encabezar ambas cámaras en un año electoral y que su interés es dejar a Allamand en la presidencia de la Corporación: otros van más allá, teorizando que el interés de Romero es ejercer por tercera vez el cargo y "pasar a la historia como el único senador que ha logrado ese mérito".
Incluso corre la versión de que el senador, que renunció a repostular al Congreso por la Quinta Región Cordillera, lo habría hecho con un acuerdo previo con la UDI de terminar su último período como presidente del Senado. Cosa que en el gremialismo descartan de plano.
Por lo pronto, en la reunión de mesa de los lunes en RN se abordó el tema y en el entorno de Piñera sostienen que esto no le hace bien al candidato y que habría enviado el mensaje de cerrar la polémica. En la UDI, en tanto, la advertencia es clara: "esto no es bueno para nosotros, pero es peor para Piñera", sostienen.