Nuestros sistemas perceptuales nos informan del mundo, permitiendo relacionarnos, interactuar, comunicarnos con el entorno. En nuestra sociedad se asumen como ciertas algunas ideas preconcebidas que carecen de fundamento, las que son entendidas como convenciones o estándares, incluso de nivel internacional, determinando teorías, modelos cognitivos y conceptuales, mapas mentales que guían la percepción, el pensamiento y los contenidos de los procesos culturales y productivos.
Muchas veces se asumen las palabras como si su significado estuviera prefijado, una "abstracción falsamente considerada como una realidad" (hipostasear-Vocabulario Sociedad Francesa de Filosofía).
Esto ocurre cuando se afirma: "la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta", lo que parece muy coherente. Sin embargo, comprendemos que esa afirmación es falsa cuando tomamos conciencia que la tierra es un geoide y que la superficie terrestre (litosfera) es esférica.
Otro ejemplo se da en el caso de los mapas, al afirmar que en cartografía el norte debe ir arriba, esa es una norma o estándar que no es tal, que carece de fundamento y conforma una convención falsa, aún cuando está profundamente arraigada en las personas, en el subconsciente colectivo.
En efecto, desde el espacio la tierra se ve como un geoide, una esfera levemente achatada en dos extremos. Si el lector imagina una circunferencia en el espacio verá que no tiene arriba ni abajo, lo mismo pasa cuando se observa la luna llena. La falsa convención, en realidad, intenta mostrarnos el eje sobre el cual la tierra gira generando el día y la noche, si se quiere, el alineamiento de los campos magnéticos por la rotación del planeta sobre un eje.
Hemos asumido como propias miradas heredadas que no siempre recogen la realidad a nuestra conveniencia. Los Mapamundi tradicionalmente son presentados desde la perspectiva de los primeros cartógrafos y geógrafos, con una percepción euro céntrica, lo que era natural para ellos ya que desde siempre la Estrella Polar orientó su navegación, marcando el polo norte.
Pero, como lo conceptualizó Alfred Korzybski y lo popularizara Gregory Bateson: "El mapa no es el territorio"; no es la realidad, sino solo una representación. Una cosa es ajustar la realidad -simplificarla- para poder insertarse en ello y realizar un análisis desde un punto de vista conceptual. Pero otra, muy distinta, es creer que el modelo simplificado "es" la realidad.
Lógicamente la representación es subjetiva, intrínseca al individuo, depende de la perspectiva y el entorno cultural. Para la psicopedagogía el sujeto y su realidad son inseparables.
Según especialistas como Kuhn y Piaget, el conocimiento no es innato ni tampoco producto de la suerte de intuir, abstraer o generalizar experiencias sensoriales. El conocimiento se construye, no es un estado sino desde un proceso dinámico en permanente cambio, desarrollos conceptuales en los que se destacan los argumentos de los chilenos Francisco Varela y Humberto Maturana.
Desde la perspectiva de Hymes: "El desarrollo cognitivo y lingüístico está altamente marcado por el impacto del mundo social y cultural en el que se vive; en especial, por padres, compañeros y maestros". Por su parte, Francisco Varela nos señala que: "Cada vez aparece más firme la convicción de que la conciencia no puede ser entendida como algo individual y privado; es un fenómeno fundamentalmente ínter subjetivo, colectivo".
Este marco teórico nos sirve para analizar la teoría de la percepción, el efecto del mapamundi tradicional en la conformación del mapa mental de los individuos en nuestra realidad del hemisferio sur (sobre Mapa Mental ver Tony Buzan).
Desde tiempos antiguos los individuos se han orientado por sus estrellas y otros cuerpos celestes, en el hemisferio norte o boreal la más brillante es la Estrella Polar, que marca una clara orientación hacia el polo norte, iluminando a navegantes y viajeros. Sin embargo, en el hemisferio sur o austral, en sus latitudes medias y altas, dada la curvatura de la tierra no es posible ver la Estrella Polar. Nuestros ancestros andinos y patagones desde el fondo de los tiempos -y hasta hoy- guiaron sus desplazamientos de acuerdo a su propio orden celeste. En una noche oscura, al mirar el cielo encontraban la inmutable y brillante Cruz del Sur o Marca del Petrel, que en su extensión más larga marca con precisión el polo sur, actuando en los pueblos de estas latitudes como faro orientador.
Intentando decodificar la conformación de nuestro mapa mental, en necesario tener presente el entorno histórico-cultural el que, primero, presenta una perspectiva cristiano occidental centrando el foco de atención en el Mar Mediterráneo; luego, nos presenta un enfoque Euro-céntrico, que da foco de atención al Océano Atlántico. Adicionalmente en Chile, a lo largo de todo el proceso educativo, se enseña nuestra geografía como "una larga y angosta faja de tierra", como una loca geografía. Por otra parte, América se describe y presenta en los mapas como "el Finís Terrae", en el extremo del mundo, en el confín austral. Estas caracterizaciones son muy relativas y sólo tienen validez según la perspectiva con que se mire.
Siguiendo lineamientos de la Programación Neurolingüística, podemos señalar que esta toma de conciencia o percepción inducida, configura en nuestro mapa mental evidentes distorsiones, disfuncionales con la nueva realidad. La inadecuada presentación de un objeto o un sujeto, genera imágenes equívocas, convenciones o estándares que no tienen fundamento, distorsionando los mapas mentales de las personas, alterando las relaciones topológicas, geométricas y de distancias. Es lo que ocurre con la presentación tradicional del mapamundi.
El siglo que emerge muestra una nueva realidad, la globalización claramente ha cambiado las relaciones topológicas cambiando la centralidad, el nuevo pivote geográfico se ha desplazado hacia la cuenca del Océano Pacífico, allí están las economías más dinámicas, los mercados emergentes, las mayores concentraciones de población y nuestros promisorios flujos comerciales. Ante nuestros ojos nace una nueva realidad. Imperceptiblemente hemos quedado emplazados en una posición geopolítica estratégica, el cambio en la centralidad altera la conectividad y accesibilidad, como cuando controlamos el Estrecho de Magallanes, lo que nos permitió un claro predominio regional.
Debemos tomar y formar conciencia de esto, de allí la importancia de sacudirnos de los convencionalismos falsos y de las miradas con perspectiva ajena, para enseñar a las futuras generaciones "UNA NUEVA MIRADA".
Es tiempo de reemplazar la tradicional visión (euro céntrica) desde la perspectiva del hemisferio norte, para mostrar el mundo desde la perspectiva de todas las personas que viven en el hemisferio sur. Hemos dejado de estar en el confín del mundo, hemos salido del Finís Terrae, la globalización nos ha emplazado en el centro del nuevo mundo, en el nuevo Mare Nostrum. Mirados desde la perspectiva del sudeste Asiático no somos una franja larga y angosta sino que, unos vecinos cuyo emplazamiento geográfico domina gran parte del Océano Pacífico, representando una ancha plataforma comercial para la penetración en América Latina, que además presenta antecedentes políticos, económicos, culturales y comerciales que generan amplios espacios de confianza para la asociatividad.
Desde las poderosas economías de la Cuenca del Pacífico se nos mira con respeto y admiración, dan cuenta de aquello los innumerables TLC -Tratados de Libre Comercio-firmados por nuestro país, lo que constituye un valioso activo que debemos cuidar y tenemos el deber de capitalizar y proyectar.
No podemos permitir que se siga configurando en el mapa mental de las nuevas generaciones una concepción de marginalidad geográfica que no es tal, una condición de insularidad o aislamiento que limita nuestra prospectiva. El mapa no es la realidad, sino nuestra percepción de ella. Representa lo que tenemos configurado, predeterminado o prejuiciado. Es nuestra responsabilidad corregir este equívoco, abriendo los mapas mentales de las nuevas generaciones de chilenos, proyectándolos a las realidades emergentes, promoviendo "NUEVAS MIRADAS".
Más que amenazas para el país estamos en el umbral de múltiples oportunidades que esperan espíritus inquietos y emprendedores. Para tener éxito en el mundo global, Chile necesita nuevas miradas. Enfoques sistémicos en las más diversas áreas, donde el ser humano mire más allá de si mismo. Un enfoque planetario, una ética integradora, que valore la diversidad, colaboración, creatividad, responsabilidad y espíritu innovador.
Este es un llamado con un sincero sentido inspirador, invitando a todos a una mirada inquieta, pluralista, con disposición a sorprenderse y sorprender, con capacidad asociativa, promoviendo el cambio y la innovación en toda la dimensión humana.