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Friday, January 08, 2016

EL MOSTRADOR:

ENRIQUE CORREA EL LOBBISTAS QUE ESTA EN EL OJO DEL HURACAN DE LOS FIACALES

Justo Pastor Mellado por operación Peñailillo: "Enrique Correa convirtió a Flacso en retaguardia para la recuperación de combatientes cansados"

por  8 enero 2016



Justo Pastor Mellado por  operación Peñailillo: "La peñailillización de Flacso es un acto punitivo contra la soberbia atribuida a intelectuales de esa élite contemporánea de Correa, respecto de la cual no había expresado todavía un gesto de desconsideración pública", expresó.

Para el crítico de arte Justo Pastor Mellado no pasó inadvertido el hecho que el director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), Carlos Huneeus calificara al ex ministro y lobista Enrique Correa como el "Karadima de la política chilena", que lo comparara con el personaje de la novela "El Impostor" de Javier Cercas, y que lo describiera como alguien que carga con una biografía que se "condice con sus actos" y que se mueve como un solitario en busca de poder, influencia "y también plata".

Y es que las declaraciones de Hunneus en una entrevista concedida a la Revista Caras, le hicieron sentido a propósito del rol que jugó Correa para instalar al ex ministro del Interior Rodrigo Peñailillo con un cargo en la oficina de Chile de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), luego de su bullada salida del gobierno en medio de cuestionamintos por su rol en la precampaña de Michelle Bachelet y su vinculación al Caso SQM.

En una columna publicada este jueves en La Segunda, Pastor dice que el asunto "me ha hecho pensar en el respeto que la clase política representada por Correa le tiene a Flacso, como lugar mítico de la 'investigación' alternativa, hoy subordinada a la industria de insumos para la gobernabilidad. La gloria de esta institución, que en su momento cobijó a Moulián, a Garretón, a Brunner, ha sido convertida por Correa en retaguardia para la recuperación de 'combatientes cansados'. La construcción intelectual de las redes de influencia forma parte del trabajo 'abierto' de Correa, mientras que la producción de disponibilidad a través de instituciones destinadas a la compensación instala un trabajo 'hacia adentro', que genera compromisos y lealtades de área chica".

"El operador político caído en desgracia convierte su salida del gobierno en un 'exilio interno', destinado a cumplir funciones en una unidad de estudios forzada por el modelo de la retaguardia partidaria", agrega.

Y luego el intelectual subraya: "La peñailillización de Flacso es un acto punitivo contra la soberbia atribuida a intelectuales de esa élite contemporánea de Correa, respecto de la cual no había expresado todavía un gesto de desconsideración pública. Hay que hacer la historia del regreso de Correa durante la dictadura. Establece relaciones con investigadores que durante la UP no jugaron roles eminentes y a quienes se encuentra en posesión de una visibilidad que augura carreras políticas en la próxima democracia. Correa les pasó por encima. De esto, no puede haber historia. Sus amigos del MAPU no se lo pueden permitir. Ni él tampoco".

Sobre este punto precisa que "las historias partidarias y pospartidarias sólo tienen validez en versión oral, disponibles para el olvido y el retoque. Por eso, no hay libros. A menos que hayan sido editados para producir confusión y enmascarar, para que sea 'poco posible' reconstruir una historia partidaria. No debe haber historia de los "secretos de familia". La historia del MAPU no se confunde con la biografía de Correa, sino que la una no puede ir sin la otra, en la factura de impostura como política de verbo".

"Así se entiende la mención de Carlos Huneeus a la novela de Javier Cercas, El impostor. El leninismo literario ha enseñado que la biografía la escribe el partido. Algo que ya sostuvo Jorge Semprún en Autobiografía de Federico Sánchez. Algunos de los próceres flacsianos de aquella época detestaban a Semprún porque lo acusaban de 'hacer públicas' las internas de la vida partidaria. A su juicio, esas no eran las cuestiones que estaban a la orden del día. Nunca lo estarán, por cierto. En el momento que Semprún escribía este libro, Correa hacía muchos viajes construyendo redes para la "preparación del regreso". En un exilio tan largo, la historia de sus internas con sus compañeros acarrea complejidades sobre cuyo conocimiento existe un pacto de silencio, acorde con la envergadura de las amenazas simbólicas que sostienen la consistencia duradera de una generación".

Finalmente sostiene que "por eso Correa es el gran "héroe" de la política chilena; el rastacuero que no yerra al hacer el trabajo que se espera de todo "mediero" en el modelo oligarca de la hacienda. No es el dinero. Es el placer corto del ascenso social y el goce largo de la perversión del lenguaje, por la que dicho ascenso es habilitado.
Es aquí donde la comparación de Carlos Huneeus adquiere el estatuto de una verdadera ruptura en el discurso, porque logra cobijar bajo un mismo nombre, Karadima, la figura del abuso sexual como un modelo de abuso político primordial, en un país en que el concepto que se tiene de la relación política está dominado por la lucha contra el fantasma de la sodomía".


Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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BLANCA ARTHUR EN DF . Burgos: ahora o nunca

Burgos: ahora o nunca

Luego del episodio que lo tuvo ad portas de la renuncia, al ministro del Interior se le abrió la posibilidad de fortalecer su posición en el gobierno, para lo que necesita contrarrestar la creciente influencia que ejercen los asesores informales de la Presidenta. P

  • Por Blanca Arthur
    Burgos: ahora o nunca

     

    Cuentan que con el correr de los días el ministro del Interior, Jorge Burgos, ha ido recobrado la serenidad e incluso el buen humor.

    Pero aun cuando se ha encargado de tratar de dar por superado el problema, quienes han estado con él no desconocen lo difícil que le ha resultado enfrentar todo el episodio que lo tuvo ad portas de abandonar el gobierno.

    Tal fue el impacto inicial, que ésa era claramente su intención cuando dimensionó la gravedad de la insólita marginación del secreto viaje de la Presidenta Michelle Bachelet a la Araucanía, del que ni siquiera fue informado a tiempo.

    Pese a que efectivamente él quería irse, que además fue lo que le recomendaron prácticamente todos sus cercanos, las cosas se dieron de otra manera. Porque a pesar de que cuando acudió a reunirse con la mandataria iba incluso con su renuncia escrita, finalmente cedió ante la petición de ésta a la que percibió urgida por la posibilidad de que lo hiciera.

    Por lo que indican personeros de su círculo, el haber cedido a la demanda presidencial se debió principalmente a que durante el diálogo con la Presidenta, calibró que si mantenía su posición de renunciar se habría generado una crisis política de alcances incalculables, considerando que, entre otras cosas, podía implicar un quiebre de la DC con el gobierno.

    Fue eso lo que Burgos prefirió impedir, en lo que pesó también, que Bachelet reconociera la magnitud del error que se había cometido.

    Eso no quiere decir que quedara enteramente conforme con su decisión, como tampoco muchos en la DC que estiman que se perdió la oportunidad para que dicho partido pudiera actuar con independencia frente a un gobierno por el cual sienten desafección.

    Pero finalmente la opción fue quedarse, en parte porque el propio ministro también calculó que este episodio le abría la posibilidad de fortalecer su posición en el gobierno, de lo que dio una muestra inicial cuando al salir de la reunión con la Presidenta afirmó que situaciones como ésta no se podían repetir, con lo que marcó su territorio tanto frente a ella, como a su polémico equipo de asesores del llamado "segundo piso".

    Fortalecer su influencia

    Para muchos, en lo inmediato al menos, Burgos se anotó un triunfo que le podría permitir empoderarse como no lo ha logrado hasta ahora, básicamente por el estilo de gobernar de Bachelet que sólo deposita su confianza en el estrecho círculo que la rodea.

    Como es sabido, a diferencia de lo que ocurría con su antecesor, Rodrigo Peñailillo, el actual ministro no es cercano a la mandataria, lo que ha producido que se incremente el poder de los asesores informales del "segundo piso", liderados por Ana Lya Uriarte y Pedro Güell.

    Con ese esquema, el poder de Burgos se fue mermando, al punto de ser marginado de la toma de decisiones en asuntos importantes que le corresponderían como jefe político, como es por ejemplo, la celeridad impuesta a las reformas por la Presidenta junto a su equipo de asesores, que en la mirada del ministro es la causa principal del descrédito del gobierno.

    Pero a pesar de ello y de que incluso ha sido desautorizado por la propia mandataria cuando ha planteado la tesis del gradualismo, la postura que ha sostenido para permanecer en el cargo es que es preferible estar adentro, porque cree que desde ahí puede al menos influir en algo para poner moderación en temas que le parecen transcendentes.

    Para él, como lo ha transmitido, su presencia se ha justificado por algunos logros, como haber conseguido que el llamado proceso constituyente se encauzara por la vía institucional, que fue una de sus principales preocupaciones dado el riesgo que existía de que se optara por otro camino como casi ocurrió.

    La posibilidad de influir para tratar de imponer su criterio en las materias que le importan es lo que tanto él como sus cercanos esperan que ocurra ahora, para lo que jugaría a su favor el aparente debilitamiento del "segundo piso", por lo menos dadas las críticas a su actuar en este episodio, que además alertó especialmente a los partidos oficialistas acerca de la necesidad de modificar el esquema en que éste aparece con un poder que no le corresponde.

    No al poder paralelo

    Para lograr el propósito de ejercer su cargo de jefe político en propiedad, existe coincidencia en que el primer gran desafío de Burgos es lograr que se restablezca el esquema institucional del poder, de manera que éste quede en manos de los ministros, impidiendo que lo ejerzan los asesores informales que rodean a Bachelet.

    Una tarea sin duda compleja considerando el estilo de la mandataria, pero para la cual existen algunos indicios importantes como es la posición compartida entre los máximos dirigentes de los partidos del oficialismo, que concuerdan en que la toma de decisiones debe estar radicada en el equipo político.

    Fue, de hecho, ése el tema principal que se abordó en la reunión extraordinaria del comité político el lunes en la noche, la que fue solicitada por los propios presidentes del conglomerado, de la cual excluyeron expresamente a los asesores que sí acuden regularmente a los encuentros semanales de dicha instancia. En la cita, en la que participaron junto a los jefes de los partidos los cuatro ministros que la integran – los tres de La Moneda más el de Hacienda-, se coincidió en que era imperioso fortalecer el poder de los ministros, especialmente de Burgos, para contrarrestar el que han ido adquiriendo los asesores del "segundo piso".

    Con el fin de lograr que el poder se radique donde corresponde institucionalmente, los propios presidentes de los partidos pidieron que se establecieran esas reuniones de manera periódica, pero además, en lo que concierne específicamente al titular de Interior, plantearon que era necesario que éste adopte una actitud más proactiva en su relación con el mundo político, sin desconocer que en eso está en deuda.

    Tras el respaldo de los partidos, que los mismos dirigentes admiten que le entregaron a Burgos, los cercanos a éste apuntan a que él asume que se le pueden dar las condiciones para consolidar su poder, de manera de darle sentido a su decisión de quedarse.

    Dupla con Valdés

    Con más capacidad de maniobra de la que tenía hasta este incidente, desde distintos sectores indican que ahora depende de él aprovechar la oportunidad de ejercer su cargo de jefe político del gobierno como le corresponde, para lo que se estima que debe actuar con más independencia y autonomía.

    En esa línea, muchos apuntan a que uno de los factores que podría colaborar para el fortalecimiento de su posición en el gobierno, sería que restablezca la dupla que formó inicialmente con el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, con quien comparte la mirada de cómo deben hacerse las cosas para impedir que continúe empeorando la gestión del gobierno.

    Como indican en el mundo político, las capacidades políticas de Burgos podrían tener más fuerza en una tarea conjunta con Valdés, a quien se le reconoce haber demostrado destreza para manejar sus temas, como lo hizo en la tramitación del Presupuesto, o por la manera en que ha enfrentado las polémicas por la reforma laboral, o los cambios a la tributaria.

    Por lo que indican algunos de los cercanos al jefe de gabinete, su desafío después del trance que ha enfrentado, debería ser tratar de conseguir junto a su par de Hacienda marcar la impronta en los principales temas de gobierno, de acuerdo a la tesis de actuar con realismo y de manera gradual que comparten ambos.

    La duda que surge, sin embargo, es hasta dónde, o más bien hasta cuándo, Burgos podrá girar a cuenta del error cometido por Bachelet y sus asesores, considerando que al final, la mandataria no coincide con la línea más moderada que éste impulsa, por lo que no se descarta que más tarde o más temprano podría desautorizarlo, como lo hizo cuando afirmó que ni él ni Valdés habían llegado al gobierno para cambiar el rumbo.

    Es cierto que las circunstancias no son las mismas, desde el momento en que la propia Presidenta le pidió encarecidamente que no renunciara, pero como es sabido que tanto ella como sus asesores miran con recelo e incluso con desconfianza a Burgos, la posibilidad que tiene para empoderarse es ahora, o nunca.

Fuente:df

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CHILE, LOSE RAMON VALENTE "Andamos paveando"

Andamos paveando

el gobierno chileno anda paveando. 

Nuestro gobierno ¿anda paveando?, preocupado de dejar contento a los rectores de las universidades estatales y a los dirigentes de la CUT.

José Ramón Valente08 de enero del 2016 / 04:00 Hrs

¿SE HAN fijado cómo los adolecentes muchas veces andan como distraídos? Chocan con las piedras, se les olvidan las cosas importantes y se quedan pegados en cosas poco relevantes como una canción o un juego de video. Recuerdo que a un compañero de curso del colegio se le olvidó ir a dar los exámenes de fin de año en cuarto medio. Los chilenos hemos acuñado una expresión para referirnos a este fenómeno. Cuando vemos a alguien que anda como perdido por la vida y chocando contra los postes decimos que "anda paveando."

En el mundo están pasando cosas importantes para Chile. La bolsa china se desploma y el gigante asiático muy probablemente tenga en el 2016 el peor desempeño económico de los últimos 25 años. Brasil, el país más grande de Latinoamérica (su economía es nueve veces más grande que la chilena), está sumido en una depresión económica y un hoyo negro político del cual nadie tiene muy claro cómo va a salir. Nuestros vecinos argentinos acaban de dar el giro político más importante de los últimos 70 años. El precio del petróleo, nuestro principal producto de importación, se cotiza hoy a un tercio del valor que lo hacía hace tan solo dos años y el precio del cobre, nuestro principal producto de exportación, ha caído a la mitad del valor que tenía hace dos años. A pesar de todo lo anterior, el gobierno chileno anda paveando. 

Uno esperaría que el equipo de Michelle Bachelet hubiese dado a conocer un plan de contingencia para hacer frente a la situación en China; que sus principales colaboradores estuvieran viajando a Argentina para ver cómo aprovechar las nuevas oportunidades que probablemente se abrirán en ese país; que la Presidenta nos hubiese dado su opinión respecto de la debacle del gobierno de Dilma Ruseff en Brasil, etc. Pero no, nada de eso está ocurriendo. Nuestro gobierno "anda paveando", preocupado de dejar contento a los rectores de las universidades estatales y a los dirigentes de la CUT, aunque sea a costa de pasar malas leyes para la educación y las relaciones laborales. 

Para el 2016, las prioridades del gobierno de Bachelet siguen siendo las mismas consignas de los últimos cuatro años. Una nueva Constitución, que dejando los eufemismos de lado, básicamente pretende aumentar el tamaño del Estado y debilitar los derechos de propiedad. Reforma educacional, que partió como una revolución de inclusión y calidad, y ahora esta reducida a una lucha fratricida entre los rectores de los distintos planteles por los pocos pesos que van quedando. Sacar adelante la reforma laboral (más correctamente dicho sería la reforma sindical) y reformar la desastrosa reforma tributaria que se aprobó en el 2014. El agregado para este año sería una reforma que pretende retroexcavar el sistema de AFP. Que con todas sus virtudes y defectos, ha sido uno de los pilares institucionales más importantes para el desarrollo del nuestro mercado de capitales, pues ha aportado sustancialmente al crecimiento en los últimos 30 años y cuyos cerca de US$ 150 mil millones bajo administración constituyen hoy el patrimonio económico más importante que hayan tenido nunca los trabajadores chilenos. 

Como nuestro gobierno anda paveando, es muy posible que Chile sea atropellado por los acontecimientos del mundo que lo rodea y a los cuales no estamos poniendo debida atención. Los chilenos que no andan paveando deben prepararse para dicho escenario.


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Rodrigo González Fernández
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