(El Mercurio) Cada uno de los más de tres mil millones de celulares, computadores portátiles, herramientas eléctricas y autos híbridos eléctricos que se fabricarán este año en el mundo necesitarán litio para funcionar. Pues todos ellos utilizan baterías recargables.
No sólo eso. Vidrios, cerámicas, lubricantes, entre otros, requieren de este metal blando que se encuentra en abundancia en el norte de Chile.
La demanda de litio ha aumentado entre un 7% y 8% anual durante los últimos 10 años, lo que ha llevado a que el precio del carbonato de litio se dispare desde los US$1.760 por tonelada hasta los US$6 mil.
Según el Banco Central, entre 1998 y 2008 las exportaciones mineras de este metal han crecido desde los US$39,3 millones a los US$220,2 millones, lo que equivale a un 460,3%.
"Perfectamente podría pasar a ser como el cobre chileno, están las reservas y la demanda, somos el primer productor y dueños de varias reservas", dice Enrique Miranda, experto en minas del Instituto de Ingenieros en Minas de Chile. Y es que el Salar de Atacama contiene tres millones de toneladas de litio, de acuerdo al Geological Survey de EE.UU., lo que lo convierte en la segunda mayor reserva mundial después del Salar de Uyuni (5,4 millones de toneladas). En Bolivia se encuentra aún en una fase exploratoria, mientras que Chile está en plena explotación del metal.
Los afortunados
"En este minuto los que tienen litio están haciendo una gran apuesta de que va a haber un desarrollo muy potente", cuenta Miranda. Y a pesar del potencial, sólo dos compañías producen este mineral en el país: SQM, líder en este mercado (55%), y la Sociedad Chilena del Litio, empresa filial de la compañía alemana Chemetall. Entre ambas generaron unas 12 mil toneladas en 2008, y esperan seguir creciendo.
SQM, la compañía que preside Julio Ponce, aumentó en 2008 la capacidad productiva de su planta de carbonato de litio a 40 mil toneladas por año, "lo que nos da flexibilidad para responder a las necesidades del mercado a mediano plazo", cuenta Patricio Contesse, su gerente general.
Y es que el principal uso del metal se asocia a la tecnología, industria que está en constante expansión. "En este sector de las baterías recargables hay un potencial interesante en el futuro almacenamiento de energía para vehículos a propulsión eléctrica. La demanda mundial (en este sector) podría representar más de 20 mil toneladas anuales de litio en 2020", asegura Contesse.
Sin embargo, a su juicio, el litio no se puede comparar aún con el cobre a pesar de que Chile sea el principal exportador de ambos productos a nivel mundial, y su impacto en las cuentas fiscales es totalmente distinto. Y es que si en 2008 las exportaciones mineras totalizaron cerca de US$38 mil millones FOB, cerca de un 86% correspondieron a exportaciones del cobre, mientras que menos de un 1% al carbonato de litio.
Perfectamente podría pasar a ser como el cobre chileno, están las reservas y la demanda, somos primer productor y dueños de varias reservas".Enrique MirandaInstituto de Ingenieros en Minas de Chile.
Sus aplicaciones: tecnología, grasas y fármacos para tratar la depresión bipolar
Baterías recargables
Constituyen su principal uso. Se utilizan en celulares, notebooks, cámaras digitales, y la mayor apuesta está en los vehículos eléctricos, cuyo desarrollo y demanda debería incrementar su utilización.
Aire acondicionado
A partir del carbonato de litio se fabrican esmaltes, cerámicas, vidrios resistentes al calor y los químicos para la generación de aire acondicionado.
Grasas lubricantes
Alrededor del 60% del consumo de estas grasas son a base de litio. Se aplica tanto en el ámbito industrial como automotor y doméstico (bicicletas, puertas y rejas).
Farmacéuticos
Desde el siglo XIX que este metal es utilizado en la medicina. En un comienzo se recetaba para el tratamiento de la gota. Hoy se emplea en el tratamiento de enfermedades mentales, como el trastorno bipolar y la manía.
Aplicaciones nucleares
En grandes proyectos como el ITER se espera que el litio sea uno de los elementos que se puedan utilizar como refrigerante y combustible de reacciones de fusión.
Fuente / El Mercurio |
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