DON EDUARDO FREI MONTALVA FUE UN VERDADERO LIDER
El recuerdo del ex Presidente Eduardo Frei Montalva permanece imborrable en todos los chilenos que amamos la democracia, la libertad y la justicia
Por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Presidente del Senado
Presidente del Senado, Eduardo Frei Ruiz-Tagle
El próximo martes se cumple el vigésimosexto aniversario del fallecimiento del ex Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva. En esta oportunidad, esta fecha nos encuentra en medio de la investigación que lleva a cabo el juez Alejandro Madrid para esclarecer las verdaderas causas por las que mi padre perdió la vida.
En relación a este tema, precisamente en estos días recibimos una buena noticia luego que el Colegio Médico decidiera colaborar en la causa, poniendo a disposición del magistrado un equipo de expertos que analizará las evidencias que se han descubierto respecto al envenenamiento que fue objeto el ex mandatario y que finalmente le provocaron la muerte. De este modo, daremos un paso importantísimo en el esclarecimiento de los hechos, para después escribir con la serenidad que da la verdad el último capítulo de su biografía.
Pero, sin duda, este aniversario también es un momento para recordar la trayectoria, obra y pensamiento de Eduardo Frei Montalva. Creo que es oportuno hacerlo, porque si repasamos sus libros, leemos los innumerables artículos que publicó, revisamos sus discursos y sobre todo si analizamos sus más de cincuenta años al servicio de Chile, nos daremos cuenta que su mensaje está más vigente que nunca.
Y es que él lideró a una generación de hombres excepcionales, que se plantearon la necesidad de construir una sociedad que dignificara al hombre. Se trataba de hallar una respuesta para todos los problemas y ese camino lo encontraron a través del estudio profundo del Evangelio, la filosofía moderna, la política, la economía y la cultura, a partir de lo cual construyeron una visión nueva de Chile.
Pero sin duda, los rasgos más sobresalientes de su personalidad y que lo acompañaron a lo largo de toda su existencia fueron su creatividad y consecuencia. Creatividad, porque fue el precursor de un estilo de hacer política que muchos creyeron una utopía y que él demostró que era posible llevar a cabo: compatibilizar el ejercicio del poder con valores éticos y morales superiores.
Y consecuencia, porque por sobre las descalificaciones y amenazas, y también por encima de las profundas transformaciones políticas y económicas que tuvieron lugar en su época, fue de una extraordinaria coherencia entre lo que pensaba, lo que decía y como actuaba, tanto en su vida pública como en su vida privada.
Por cierto, no le fue fácil ser fiel a sus principios. Precisó de valentía, perseverancia y pasión por sus ideas para que su sueño de una comunidad de hombres libres se convirtiera en una fuerza política de gran arraigo popular. A la vez, muchas veces su rigurosidad ideológica y consecuencia le significó ser ferozmente juzgado, atacado y hasta calumniado por sus adversarios. Así ocurrió al enfrentar los totalitarismos de cualquier signo y cuando practicó con rigor la crítica al capitalismo, en momentos que el planeta se polarizaba.
La fidelidad a sus ideas le trajo nuevos sinsabores años más tarde cuando sobrevino el quiebre del sistema democrático en Chile. Algunos no lo entendieron o no lo quisieron entender, otros insisten en negar la historia o en interpretar falsamente los hechos. Sin embargo, lo cierto es que a lo largo de su vida no dudó en rechazar toda forma de autoritarismo combatiendo con fuerza las dictaduras en todas partes del mundo, hayan sido de izquierda o de derecha.
Pero así como luchó contra el autoritarismo fue intransigente en su forma de entender la democracia y el rol de los partidos políticos. Para Eduardo Frei Montalva la democracia era un régimen de exigencias para los gobernantes, representantes populares y funcionarios públicos de servir a la gente con dignidad y para los partidos políticos de desarrollar conductas basadas en el bien común y enmarcadas en normas eticas y morales intransables.
Si bien siempre valoró y destacó el rol de los partidos, también criticó con fuerza la carencia de rectitud partidaria. Hoy quiero, a propósito de nuestra coyuntura, aprovechar de compartir dos reflexiones del ex Presidente, escritas en su libro "Pensamiento y Acción" (1957), sobre esta materia. "El llamado partidismo que no le importa cometer injusticias, que destaca mediocridades, y va buscando sus reservas hasta en aquellos que muchas veces no tienen otro título que la amistad con los caudillos, aún cuando se demuestren huérfanos de todo mérito. El partidismo tiene intereses y encauza apetitos. Allí no hay ideales ni puede haberlos. Y por eso mismo no hay hombres, ni caracteres ni jerarquías. Al revés, hay que desconocer el mérito y aplastar al que se destaque, pues resulta incómodo para los que hacen de la política una pequeña profesión que los saca del anonimato y del fracaso, que los libra del esfuerzo serio, del estudio y del trabajo".
Asimismo, también se preocupó de la necesidad de que los partidos no perdieran sus contactos con "el medio esencialmente popular, pues ellos deben estar al servicio de toda la sociedad y en especial de quienes tienen menos voz y por consiguiente menos oportunidad de consideración y justicia".
¡Qué vigencia tienen hoy estas convicciones! ¡Y qué poco han aprendido algunos de él! Pero aún es tiempo. La mejor forma de honrar su memoria es perseverar en esta tarea, siendo exigentes, consecuentes, creativos, profundos y apasionados. La necesidad de buscar un mundo nuevo y más humano es un trabajo que no se detiene y que los humanistas tenemos el deber de continuar. Eduardo Frei Montalva nos mira y nos acompaña ante los desafíos que nos demanda la hora actual, mientras su recuerdo permanece imborrable en todos los chilenos que amamos la democracia, la libertad y la justicia.
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