Aflora el optimismo en Ginebra, adonde llegan hoy importantes líderes mundiales para impulsar el diálogo con las autoridades iraníes. Irán y el grupo de países del G5+1 «están cerca» de alcanzar un acuerdo para concretar las primeras medidas que permitan descartar el riesgo del uso militar de su programa nuclear, dijo hoy a Efe una fuente diplomática estadounidense.
Junto al secretario de Estado de EEUU, John Kerry, se incorporan a las negociaciones en la ciudad suiza los jefes de las diplomacias de Francia, Gran Bretaña y Alemania. El jefe de la diplomacia estadounidense «no viene para presenciar un fracaso, sino todo lo contrario», añadió la misma fuente a la agencia española.
El muro de desconfianza levantado por una década de desencuentros entre Irán y el grupo del 5+1, grupo formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) junto a Alemania, es la gran barrera para desbloquear el conflicto nuclear que vive una nueva cumbre en Ginebra.
Ambas partes esperan que la otra dé el primer paso y aunque el balance de la primera de las dos jornadas de reuniones fue «bueno», según declaró a Reuters el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, la negociación resultó «dura». Su mano derecha en la mesa negociadora, el número dos de la diplomacia de la república islámica, Abbas Araqchi, añadió que «las diferencias son profundas, esto es innegable. Continuar con la negociación no será sencillo, pero esto no nos hace perder la esperanza».
El portavoz de la Unión Europea, Michael Mann, también calificó la primera jornada de «positiva», pero no entró en detalles. En las jornadas previas a la cita en Ginebra las agencias internacionales, citando fuentes oficiales de Estados Unidos, apuntaron a una posible oferta a Irán de un levantamiento parcial de las sanciones –solo algunas de las más leves, no las que afectan a la venta de petróleo- a cambio del congelamiento del enriquecimiento de uranio. Araqchi rechazó esta posibilidad y, en declaraciones a la agencia Fars, subrayó que «el enriquecimiento es nuestra línea roja».
Hoja de ruta de un año
La llegada de Hasán Rohani ha dado un giro radical a la política exterior de Irán y el clérigo moderado ha llegado incluso a romper un tabú de tres décadas hablando por teléfono con Barak Obama, presidente del considerado 'Gran Satán' por los sectores más radicales del régimen.
Rohani cuenta con el visto bueno del Líder Supremo para intentar solucionar el contencioso nuclear y ha confiado la tarea a su ministro de Exteriores, Yavad Zarif, que es el arquitecto de una hoja de ruta que bajo el título «Cerrando una crisis innecesaria, abriendo nuevos horizontes» propone tres fases, según reveló la agencia Fars tras la cumbre hace tres semanas, para acabar con el contencioso nuclear en el plazo de un año.
El contenido exacto de la propuesta no trascendió a los medios, pero de las declaraciones del viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, y de las filtraciones de diplomáticos iraníes a distintas agencias de su país se desprende que la primera fase constaría de un plazo de entre tres y seis meses en los que el objetivo sería trabajar la confianza mutua que sirva de base para el proceso.
Aquí Irán aceptaría limitaciones en las actividades de enriquecimiento –posiblemente suspendiendo el enriquecimiento al 20 por ciento, nivel próximo al necesario para la fabricación de armamento- o del número de centrifugadoras a cambio del levantamiento de algunas sanciones antes de dar paso a una segunda fase de estabilización.
En la tercera y última etapa, si todo marcha según lo pactado, la república islámica firmará el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación (TNP), lo que permitiría las visitas sorpresa de los investigadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Cualquier concesión iraní será vigilada muy de cerca por los sectores más radicales del régimen que se oponen a la política de acercamiento a Estados Unidos de Rohani. Lo mismo ocurre en el otro lado donde loscongresistas estadounidenses e Israel no son favorables al levantamiento parcial de unas sanciones que son la razón principal que ha empujado a Teherán a la negociación. Antes de cualquier medida de gracia piden que se aclare totalmente que el programa iraní no tiene fines militares. Tras la primera sesión de la cumbre de Ginebra el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, calificó de «error histórico» levantar la presión sobre la república islámica.
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