Tras una semana de relativa calma, la incertidumbre volvió a apoderarse ayer de los inversionistas y autoridades, con las bolsas mundiales registrando fuertes caídas. Las plazas en Europa acumularon su mayor retroceso en dos jornadas consecutivas desde marzo de 2009 y los futuros cayeron también en Estados Unidos, sugiriendo que las acciones caerán también en Wall Street cuando se reanuden las operaciones tras el feriado del "Día del Trabajo".
Las amenazas que acechan a los mercados provienen de distintos frentes, como las tensiones políticas en Alemania, los desacuerdos en Europa sobre el plan de rescate, o el estancamiento económico de EEUU. Pero dos cosas aparecen como la principal fuente de inquietud: el fantasma de una nueva recesión global y las perspectivas de un default en Grecia.
Aunque el escenario de una segunda recesión viene asomándose en los análisis de los expertos desde hace ya varias semanas, la perspectiva de una recaída ahora parece mucho más arraigada y extendida. Este ya no aparece sólo como un desenlace posible, sino que importantes autoridades a nivel mundial, como el Fondo Monetario Internacional, advierten sobre un peligro inminente. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, alertó en una entrevista el domingo que las autoridades se están quedando sin margen de maniobra.
En EEUU, las cifras de empleo publicadas el viernes revelaron que por primera vez desde 1945 la economía no creó ningún puesto de trabajo. "Cuando se tiene crecimiento negativo del empleo, de lo que ahora estuvimos muy cerca, significa que ya se está en recesión, comentó a Bloomberg el economista jefe para EEUU de Euler Hermes, Dan North. La última encuesta de CNN publicada el sábado arrojó que 82% de los consultados cree que el país ya está en recesión.
En el centro de este crítico escenario global, además, está la probabilidad cada vez más alta de que Grecia caiga en default, un evento que muchos expertos ya están dando por descontado tras la partida de los negociadores internacionales que el viernes abandonaron anticipadamente el país. El ministro de Finanzas griego desmintió los rumores de un quiebre entre las autoridades en Atenas y la denominada "troika", los representantes del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, que deben aprobar el siguiente tramo de la ayuda para Grecia. Sin embargo, Evangelos Venizelos reconoció que el deterioro de la economía complicará el cumplimiento de las metas de déficit en 2011 y anulará el crecimiento del próximo año.
Pese a sus desmentidos, un alto economista del FMI dijo a Wall Street Journal que espera un impago de Grecia para marzo. Y el abrupto salto en las tasas de interés de los bonos europeos ayer reafirmaron esas expectativas. "Los rendimientos se están disparando porque el mercado está cada vez más seguro de que Grecia va a incumplir los pagos de esos papeles", dijo el jefe global de estrategia de Société Générale, Vincent Chaigneau.
En medio de este panorama la confianza de los inversionistas en Europa se derrumbó a su menor nivel en más de dos años.
Italia de regreso
La crisis de deuda soberana que partió en Grecia está contagiando a Italia, la tercera economía de la eurozona. El ministro de Finanzas, Giulio Tremonti, canceló sus actividades en el norte del país y partió de emergencia a Roma para discutir un plan de presupuesto. El primer ministro, Silvio Berlusconi, había comprometido un recorte del gasto a cambio de que el Banco Central Europeo aceptara comprar deuda italiana pero debido a la oposición de sus socios en la alianza echó pie atrás. "El plan de austeridad corre el riesgo de convertirse en una farsa y eso amenaza a los bancos que tienen mayor cantidad de bonos del gobierno", explicó Gianmaria Bergantino, gestor de fondos de Bank Insinger de Beaufort.
Los intereses de los bonos italianos subieron ayer por undécimo día consecutivo a su nivel más alto en cuatro semanas, desde que el BCE aceptó comprar bonos italianos. El sábado, el presidente de la entidad, Jean-Claude Trichet, llamó a los italianos a "confirmar e implementar por entero" el ajuste original y afirmó que "esto es absolutamente necesario" para la credibilidad del crédito de Italia.
Empeorando las cosas, Josef Ackerman, director ejecutivo de Deutsche Bank, advirtió que muchas entidades no podrían hacer las reservas necesarias si su exposición a la deuda soberana europea se contabilizara a los valores de mercado.
Elecciones en Alemania
Al igual que en Italia, la crisis también tiene un componente político en Alemania, la mayor economía de la región, donde la Unión Demócrata Cristiana, el partido de la canciller Angela Merkel, sufrió una dura derrota en las elecciones que se celebraron el domingo en Mecklenburg-Pomerania Occidental, la tierra de origen de la jefa de Estado. Con estos últimos resultados, la coalición gobernante ha perdido los seis comicios que se han celebrado este año.
La derrota en las elecciones, que se centró en el manejo de las autoridades de la actual crisis económica, restará respaldo a la administración que afronta la mayor parte del peso de los rescates europeos, pero que encuentra creciente resistencia de la población para sostener a sus socios europeos con dinero de los contribuyentes. Dentro del gobierno existen fuertes discrepancias sobre el plan de acción para la eurozona.
Saltó la banca
La noticia de que las autoridades en EEUU demandarán a 17 bancos en el mundo, arrastró aún más bajo a este sector. La Agencia Financiera Federal de Vivienda acusa a las entidades de engañar a las financieras hipotecarias estatales Fannie Mae y Freddie Mac sobre la fortaleza de valores respaldados con garantías hipotecarias y reclama la devolución de US$ 196 mil millones. No obstante, ayer se supo que los fiscales federales negocian con los bancos un trato que limitaría sus obligaciones a cambio de un pago multimillonario.
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