Carlos Camarena Medina ccamarena2004@gmail.com
Teóricos de la política, políticos de la teoría, enemigos de la práctica y expertos en ver el vaso medio vacío, en vaticinar cataclismos, todo ello a pesar de que son grandes beneficiarios y se están indigestando con el crecimiento económico que experimenta el país. ¿Adivinó? Son los voceros de la oposición, cuyo discurso cada vez está más alejado de la realidad; o líderes de influyentes organizaciones a quienes les cuesta reconocer, por falta de gallardía, cualquier logro de la actual administración. Para ellos, durante la administración Torrijos simplemente no se ha hecho nada. ¡Qué lejos de la realidad!, pensé al leer una noticia en La Prensa (La nueva ola de salarios mínimos), en la que se destaca que el boom económico del país en los últimos cuatro años ha mejorado los salarios de ejecutivos bancarios, trabajadores del Canal, comerciantes de la Zona Libre de Colón, operadores de los centros de llamadas y profesionales asalariados; además de los emolumentos de empleadas domésticas, obreros, saloneros, taxistas, y de otras labores relacionadas con salarios mínimos. ¿Que aún existe pobreza y desempleo o que el progreso no llega a todos por igual?, nadie lo puede negar. Pero de ahí a tratar de vender la idea de que el país no ha avanzado, que no se ha hecho nada o que todo está detenido, es engañarse, porque los panameños de a pie, que de alguna manera han sido beneficiados por este crecimiento (¡y son muchos!) saben que esos discursos agoreros no se ajustan a la realidad. ¿Cómo decir que una economía que en 2007 creció 11.2% no beneficia a nadie? Más cuando los que lo niegan son dueños de grandes empresas, que han crecido en los últimos años y cuyas nóminas sin duda se han incrementado; o dirigentes sindicales, cuyas membresías se han acrecentado al igual que las cuotas sindicales. Hace poco comenté que trabajos como el de empleadas domésticas se estaban tarifando entre 150 y 175 balboas mensuales; pero me quedé corto, pues Lucía Quero, empleada doméstica que labora para unos venezolanos, afirma que: "Yo ganaba 125 dólares hace dos años y ahora me pagan 250 por hacer lo mismo". Si miramos la construcción, los salarios están por encima del mínimo: es de $365 por mes, pero la alta demanda de mano de obra por empresas que desarrollan megaproyectos ha ocasionado que se ofrezca dos y tres veces más. El salario medio de un maestro de obras, según la convención colectiva del Suntracs asciende a B/.1,000 mensuales; pero Mariano Reyes, de Acobir, destaca que la alta demanda de mano de obra calificada ha provocado que algunos de ellos devenguen entre 2 mil y 3 mil balboas por mes. Los archivos del Ministerio de Trabajo revelan que hay obreros calificados ganando tanto o más que abogados, contadores, economistas, periodistas y hasta médicos generales. Podría enumerar un etcétera de ejemplos, con estadísticas que dan fe del impacto positivo del crecimiento económico; pero llama la atención el afán por negar lo que todos palpamos, en un esfuerzo por descalificar, ganar adeptos capitalizando el descontento o simplemente crear un ambiente de caos. Los bancos obtienen grandes ganancias; los supermercados hacen su agosto con el alto consumo que ha traído el crecimiento económico; la demanda de productos de primera necesidad, como la leche, ha ocasionado que el precio de un litro de leche supere el balboa; mientras que la construcción anda volando y asimismo se incrementan los ingresos por cuota sindical. Es una realidad que ni la política, ni los discursos puede cambiar, pues las estadísticas son frías y contundentes. -El autor es periodista. |
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