El Estado somos nosotros | |
por Luis Alberto Lacalle Herrera | |
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En el punto más alto del poderío de Francia, nivel que nunca más alcanzaría en el concierto de las naciones, su soberano Luis XIV desde la cumbre de la soberbia, pero también de la realidad, espetó su definición: "El Estado soy yo". Con ello quería significar el monarca que su persona era la síntesis del poder, que su voluntad equivalía a la de su país y que sus decisiones no admitían recurso de especie alguna.
En el Estado constitucional y democrático el poder, como obtenerlo y como ejercerlo, se encuentran regulados al detalle. Los jerarcas, más allá de su legitimidad, sólo pueden hacer aquello que les es señalado como competencia, y de la manera que las leyes indiquen. El cumplimiento de estas normas es lo que identifica al que denominamos Estado de Derecho. En estos tan simples como profundos conceptos radica la defensa del individuo frente al poder, son el freno de la libertad para detener el despotismo.
Relatemos algunos episodios vividos recientemente en nuestro país. En un conflicto entre pescadores y empresarios pesqueros, se utiliza la amenaza del retiro de los permisos de pesca que concede el Estado como forma de presionar en un determinado sentido de solucionar el mismo. La titular del MSP, que negociaba con sus funcionarios un aumento sufrió un abucheo de un pequeño grupo de los mismos, ante el que reaccionó, por si y ante si, retirando la oferta de aumento que había ofrecido. Ante problemas con el precio de determinados alimentos un Ministro incita a presionar mediante la modalidad delictiva de escrache o asonada.
Esto ha ocurrido y ocurre en nuestro país. Para algunos sectores del Frente Amplio el ejercicio del poder no tiene reglas ni límites ni formas, confunden su voluntad con la del propio Estado. Para muchos las sentencias del Poder Judicial valen si son favorables, sino no. Se mira el Orden Jurídico con un solo ojo y se actúa fuera de la ley sin demasiados remilgos.
No es cosa buena que estas prácticas se lleven acabo, pero menos aún que sean toleradas o pasen desapercibidas. Hoy tiene el Frente Amplio la suma del poder, las mayorías parlamentarias de las que dispone les brindan un refugio inexpugnable contra los ataques de la oposición, la que queda reducida al papel de la denuncia, sabiendo que la aritmética es invencible. Notorio al respecto ha sido el resultado de la Comisión pre investigadora sobre los temas de los Casinos. Nunca se habían aportado tantas pruebas de actos que caben cómodamente en la descripción típica de varios artículos del Código Penal. Sin embargo, contra todas las tradiciones y los dictados del buen criterio republicano, no hubo lugar a investigación en el ámbito político.
El Estado son ellos por ahora. Ya volverá el tiempo del cumplimiento del Derecho, o sea el momento en que el Estado seamos todos.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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