Cambios en el sistema político |
N° 3.442 23 de enero al 5 de febrero del 2012 Quizás el hecho político más relevante de los últimos 18 meses ocurrió en la anterior semana, cuando los jefes de dos importantes partidos políticos dieron a conocer un acuerdo, que se venía estudiando por tres meses, y que consiste en cambiar el sistema electoral binominal, pero al mismo tiempo parte del sistema político presidencialista. El asunto se ha conversado desde que regresó la democracia luego del plebiscito del 5 de octubre de 1988. Diversas Fundaciones y Comisiones Parlamentarias han analizado el sistema político que nos rige, y que se caracteriza por un excesivo presidencialismo. El fenómeno es que crece el poder del Presidente de la República y disminuye la fuerza del Congreso Nacional y particularmente el Senado. La carencia de mayor fuerza en la Cámara Alta constituye un tema reiterativo y que destaca el ex senador Carlos Ominami en un reciente libro en que lanza furiosos ataques a los ex presidentes Michelle Bachelet y Ricardo Lagos. El Senado en los últimos años perdió la atribución especial de aprobar o no las designaciones de embajadores que hoy es facultad exclusiva del presidente. Durante la vigencia de la Constitución de 1925 el Senado debía ratificar esos nombramientos. En un momento de la historia y para apaciguar los ánimos el presidente Juan Antonio Ríos Morales propuso como embajador en Lima a su rival en las elecciones presidenciales de febrero de 1942, Carlos Ibáñez del Campo. El Senado rechazó el nombramiento por un solo voto de diferencia. En otra oportunidad, el presidente Salvador Allende propuso como embajador en la antigua Unión Soviética al abogado Ricardo Lagos Escobar. El Senado nunca trató el tema siquiera. Al regresar la democracia en 1990 hubo un Congreso ideológico de la Democracia Cristiana y allí se planteó el tema, pero triunfó el presidencialismo frente a quienes propiciaban un sistema parlamentario. El tema ha sido estudiado en diversas instancias como La Fundación Balmaceda, o artículos reproducidos en la revista "Hemiciclo" que edita la Cámara de Diputados. También se analizó el tema en una Comisión especial de la Cámara que presidió Marco Enríquez. Andrés Allamand y Gutenberg Martínez también han participado en Seminarios buscando cómo se podría cambiar el presidencialismo exagerado que tenemos en Chile. El Centro de Estudios para el Desarrollo, publicó un libro con ese título: "¿Abandonar el presidencialismo?", de Sergio Micco y Eduardo Saffirio. El acuerdo en la parte de cambio del sistema binominal, da una solución que entregó Edgardo Boeninger y que consiste, en síntesis, en aumentar la geografía de un determinado distrito y en lugar de elegir dos congresales por cada uno, se podría aumentar a cinco o seis en el caso de los diputados. Esto significa diseñar de nuevo, tanto los distritos como las agrupaciones senatoriales. ¿Por qué se agregó a la iniciativa las posibles modificaciones al sistema presidencial que nos rige? Quizás porque el sistema se ha anquilosado y no va con los tiempos, porque el ciudadano Presidente de Chile tiene exceso de atribuciones. Se pretende mantener al presidente pero designar un ministro del Interior jefe del Gobierno. Cambiar la forma y el fondo del actual sistema no será tarea sencilla, pero se advierte buena disposición, porque además se matan dos pájaros de un tiro: el cambio en el sistema binominal y la posibilidad de tener un sistema electoral proporcional, pero modernizado y un sistema de gobierno atractivo. La propuesta nos parece una cuestión seria y significativa y hasta podemos suponer que encierra el "Plan B" en relación a las próximas elecciones presidenciales. Es preciso recordar que en varias oportunidades de nuestra moderna historia política la derecha puede unirse con la Democracia Cristiana: caso de las elecciones presidenciales de 1964, cuando la derecha de liberales y conservadores votó sin condiciones por el candidato de la DC, Eduardo Frei Montalva. En el mes de marzo de 1973 nuevamente se unieron en un pacto electoral la derecha y la Democracia Cristiana para enfrentar a la "Unidad Popular". Triunfó el CODE integrado esencialmente por la derecha con la DC, más un sector radical. Que un sector de la derecha aparezca unido con la DC para mejorar el sistema de gobierno nos parece un hecho positivo, que pronto podría ser realidad. Reiteremos que el acuerdo RN y DC, nos parece un hecho edificante y hasta podría constituir el llamado "Plan B". |
Saludos
Rodrigo González Fernández
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