Ramón Briones: "Los propios empresarios están matando el modelo económico"
El abogado afirma que Chile no es una economía de libre mercado, sino de oligopolios, y se ha ido concentrando alarmantemente. En la práctica "todo lo que se vende en el mercado hoy día es comprado por alguien que ya está en el mercado", lo que sumado a la falta de la "democratización" de los créditos dejan fuera del juego a la gran mayoría de los chilenos. Por ello propone una serie de medidas que apuntan a reorientar la economía. Y a evitar que los millones de jóvenes que se convertirán en profesionales no tengan más alternativas al egresar que trabajar de asalariados para el Estado o los grandes grupos económicos.
Según los resultados de la última encuesta CERC, 77% de los chilenos cree que el crecimiento económico del país beneficia sólo a los más ricos. Percepción que va en línea con la mirada que los abogados Ramón Briones, Hernán Bosselin y el economista Cristián Briones realizan sobre el modelo económico nacional.
En la investigación "Chile: un caso de oligopolio y asistencialismo", se hace un descarnado análisis sobre la verdadera situación del paraíso de la libre competencia con que se etiqueta al país. Realidad que, según explica Ramón Briones, está a años luz de lo que en realidad sucede, ya que gran parte de los sectores relevantes de la economía nacional se han ido concentrando. Y cada vez más.
El abogado explica que en la práctica, y en los últimos 30 años, sólo ha habido dos mercados en que ha aumentado la competencia: la gran minería y las universidades.
"Quiero lo mismo para el resto de los mercados. Esto hace necesario también democratizar el crédito. En Chile no puede haber emprendedores de primera y de segunda respecto del riesgo".
Por eso, asegura, "la economía tiene que tener una nueva orientación. Sino, quiere decir que este sistema se va a continuar concentrando. Y en algún minuto va a tener el efecto que le pasa a todas las economías que colapsan".
Para ello recalca la urgencia de perfeccionamiento del sistema, cambiando el foco que beneficia a los grandes grupos económicos hacia los pequeños y medianos empresarios, porque según adelanta "en la medida que no haya competitividad, el país va a perder fuerza y energía en el desarrollo".
Y agrega que "el tipo que tiene una posición dominante en un mercado tiene una renta monopólica. Se puede comer las deseconomías. Incluso, las puede traspasar a precios. No tiene realmente riesgos. Y además tiene un socio estupendo: el sistema regulatorio y el Estado porque ya es tan grande, to big to fail, que no puede caer".
Todos hemos jugado un partido creyendo que la concentración en los mercados y los grandes grupos económicos iban a tirar el carro de la economía con tanta fuerza que iban a llevarnos a ser un país desarrollado. Ricardo Lagos hablaba que ya por hoy seriamos un país desarrollado y no lo somos. Lo más importante para el gobierno es que los pequeños cuenten con un sistema crediticio en las mismas condiciones que las grandes empresas. Alguien tiene que equiparar la cancha en estas materias.
Briones califica el hecho de que no haya una "economía competitiva" como muy grave, y la grafica con que "se está haciendo un harakiri del sistema. Los propios empresarios están matando el modelo. Y alguien va a tener que reaccionar".
Según él no basta con un cambio tributario, ni con más plata para dar más "asistencialismo". Ni con cambiar el sistema binominal "para seguir haciendo lo mismo. Es un tema de bienestar, de productividad, de generar nuevas personas en un país donde necesitan desarrollar sus potencialidades masivamente".
Sobre todo tomando en cuenta la gran cantidad de estudiantes universitarios que existen actualmente, ya que señala que "esto va a ser una explosión gigantesca con un millón de personas que están saliendo de las universidades preparadas para no ser nada más que empleados del Estado o de los grandes grupos económicos. Y ese es un problema que nos está explotando en la cara, nos está pasando con nuestros hijos. Lo estamos viendo ya. Pero me lo imagino en 10 años más. Este es un problema institucional".
Economía oligopolista
-¿En base a la investigación realizada cómo definiría el actual sistema económico del país?
-En una economía oligopolista. Eso es lo que es.
-¿Por qué?
-Bueno, claramente no somos una economía social de mercado, porque obviamente no puede serlo dadas las características asistenciales que le asigno. Tampoco somos una economía de libre mercado porque no puede existir una donde los actores son tan pocos. Y donde el proceso es creciente en esa materia de concentración. No solamente miremos las colusiones de las cuales todo el mundo está hablando. Hablemos del proceso que estamos viviendo. Por ejemplo ¿quién compra Jonhson's? Cencosud. ¿O GTD? Entel, ¿O Pre Unic? Salcobrand…todo lo que se vende en un mercado hoy día es comprado por alguien que ya está en el mercado. Y no tenemos una ley que controle eso ni que diga cuál es el límite razonable. Por eso sostenemos que debe haber un límite legal, por ejemplo el 20%, que es muy alto. En Estados Unidos el límite para que los bancos tengan colocaciones interestatales es un 10%.
-¿Es posible hacer cambios? Los oligopolios en el país son muy poderosos y no tendrán ganas de que les cambien las reglas del juego…
-Hay una novela, la Hora 25, la primera que se escribió sobre lo que pasó con los judíos en el período del nazismo, que narra que hay un minuto en que ya todo es sin retorno. Y yo me temo que estamos casi en ese punto.
-¿A qué se refiere con un punto de no retorno?
-A que las personas que han llegado a estos estados de poder en los mercados se ampararán en el derecho de propiedad. Entonces se transforma en intocable el problema y el porcentaje de propiedad en un mercado se puede aumentar indefinidamente. Por lo que al menos pongamos un límite para que no aumente más. El poder político no puede seguir en el aire: tiene que pensar en este problema.
-El ejecutivo impulsa una reforma tributaria ¿considera que de esta forma se lograrán cambios estructurales del sistema económico?
-No están tocando un tema fundamental. Es más importante que el tema tributario: la concentración de los mercados. Porque en último término si a las grandes empresas les suben los impuestos y están muy concentrados va a haber una facilidad enorme para traspasar los mayores costos tributarios al precio. Y en definitiva aquello que se supone el Estado recaudará de más para dárselo a los más pobres, éstos se los devolverán a las grandes empresas vía precios.
Es mucho más fácil cambiar el sistema binominal, subir algunos impuestos so pretexto de que con eso estamos haciendo la igualdad, cuando lo único que se va a lograr con estas dos medidas es aumentar una especie de establishment político autorreferente y con aumento de impuestos vamos a aumentar el asistencialismo. No vamos a cambiar la estructura ni la mentalidad de Chile a un país de emprendedores realmente si no se hacen cambios. Y para eso se necesita por lo menos cercar lo que ya existe. No basta como ha dicho este gobierno con crear una política de emprendimiento en los mismos términos que hasta ahora se ha hecho. Se requiere que esto sea parte de una estrategia central.
-¿Por qué hasta hoy esto no se ha hecho?
-Porque todos hemos jugado un partido creyendo que la concentración en los mercados y los grandes grupos económicos iban a tirar el carro de la economía con tanta fuerza que iban a llevarnos a ser un país desarrollado. Ricardo Lagos hablaba que ya por hoy seriamos un país desarrollado y no lo somos. Lo más importante para el gobierno es que los pequeños cuenten con un sistema crediticio en las mismas condiciones que las grandes empresas. Alguien tiene que equiparar la cancha en estas materias.
-¿Y esto se puede regular?
-Absolutamente. Por eso hablamos de una nueva estrategia de desarrollo para pasar a ser por lo menos una economía de mercado efectivamente.
-¿Entonces la historia del israelí que vino entusiasmado a invertir en Chile y luego se fue indignado acusando que todo está en manos de algunas familias le hace sentido con su investigación?
-En la práctica a ninguno de los mercados que existen se puede entrar. No se trata que haya barreras legales, sino que tienes que comprar un banco para hacerlo. Ni siquiera Falabella o Paris que tienen bancos han podido competir realmente con la banca a pesar de que tienen una base de clientes. Los bancos que llegan a Chile, el Itaú o el Deutsche Bank si no se compran un banco que existe no podrán crecer en la banca chilena. Ese es un dato irrefutable. Por ejemplo aquí llegó Nextel y no pasó nada. Y no va a pasar nada. Con los teléfonos virtuales tampoco. Hay tres compañías que se instalan en el área telecomunicaciones y son las mismas desde hace 20 años. En suma no hay una economía competitiva. Y esto es muy grave.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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