RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ DIRECTOR DE AGRICULTURABLOGGER HA SEÑALADO: "ACA ESTA LO QUE DEBE HACER EL GOBIERNO CHILENO Y PROMOVER LA DESALINIZACION DE AGUAS URGENTE
LEOPOLDO FERNÁNDEZ CABEZA DE VACA
El agua, ese bien tan escaso y necesario
Acabo de visitar la Expo de Zaragoza, dedicada específicamente al tema central de Agua y desarrollo sostenible, y debo reconocer que esta muestra internacional es un compendio excelente sobre la importancia del líquido elemento para las actividades humanas. De ahí la necesidad de hacer hincapié en la necesidad de su buen uso y tratamiento, ya que el llamado problema del agua no es tanto de carencia como de gestión, según la opinión de los expertos que hasta ahora han abordado este grave asunto.
Los datos facilitados por Naciones Unidas, que quedan reflejados en distintos pabellones de la Expo son estremecedores: más de 1.200 millones de personas de 31 países no tienen acceso a fuentes seguras de agua potable y más de 2.400 millones carecen de saneamiento adecuado y no disponen ni de grifos ni de urinarios. Además, unos 5.500 niños de países subdesarrollados mueren cada día por enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento inadecuado e insalubridad.
Con el suministro de ese "vehículo de la naturaleza", como Leonardo da Vinci denominaba al agua, tales muertes podrían reducirse hasta un 75% según la Unicef, organismo de Naciones Unidas encargado de la ayuda y protección de la infancia. De hecho, el 80% de las enfermedades en los países pobres -diarreas, hepatitis, tifus, disentería, malaria- están ligadas al agua.
De la documentación remitida hasta Zaragoza para su debate en los diferentes foros, simposios, encuentros y reuniones previstos hasta mediados de septiembre en la Expo, se deduce que no va a ser posible el cumplimiento de la Declaración del Milenio, ni tampoco la de Johannesburgo, de 2000 y 2002 respectivamente, que pretenden reducir a 1.200 millones como máximo, antes de 2015, el número de personas que carecen de agua de calidad; un agua que es fundamental para la alimentación, la salud, la energía y la producción de bienes y servicios. Para cumplir ese objetivo sería necesario invertir unos 112.500 millones de dólares más cada año, según estiman los expertos.
El Instituto Internacional para el Manejo del Agua subraya en un informe que "el agotamiento incontrolado de las capas acuíferas subterráneas representa una seria amenaza para la seguridad de los alimentos en muchos países en desarrollo", al no utilizarse este recurso de manera sostenible, con los consiguientes problemas de agotamiento del agua, por descenso de su nivel freático, salinización y contaminación de las actividades agrícolas, industriales y de otra índole. Aunque el 70% de la superficie del mundo está cubierta por agua, tan sólo el 2,5% del agua disponible es dulce y de ella casi el 70% se halla congelada en los glaciares y la mayor parte del resto se presenta como humedad en el suelo o yace en profundas capas acuíferas subterráneas. Menos del 1% de los recursos de agua dulce del mundo están disponibles para el consumo y se calcula que en 2025 dos tercios de la población mundial probablemente vivirán en países con escasez moderada o severa de agua.
Al ritmo actual de inversiones, el acceso universal al agua potable no podrá anticiparse razonablemente hasta el año 2050 en África, el 2025 en Asia y el 2040 en América Latina y el Caribe. Según recoge el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la escasez de agua dulce es uno de los siete problemas ambientales fundamentales planteados en el mundo y junto al cambio climático constituye el principal del nuevo siglo, según una encuesta realizada entre 200 científicos.
Son innumerables los datos que, como complemento de los aquí apuntados, revelan unas perspectivas desoladoras sobre el futuro y la calidad del agua dulce, sobre todo por el progresivo deterioro medioambiental, el crecimiento demográfico, el despilfarro y la mala gestión y distribución de este recurso -se estima que entre el 30 y el 40% del agua se pierde por escapes de tuberías, malas canalizaciones, empalmes ilegales, etcétera.- Es más, todo apunta a que el agua puede convertirse a este paso en el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI si se tiene en cuenta que en 2025 la demanda de agua será un 60% superior a la capacidad de suministro, con lo que no son descartables las guerras, los saqueos, las invasiones o las luchas por las fuentes de agua en el tercer mundo, donde además las empresas privadas podrían llegar a controlar en el futuro más del 70% del agua desalada.
Con este panorama de fondo, la Expo viene a ser una llamada de atención universal sobre un problema político, económico y social de primera magnitud ante el que sólo la tecnología parece que puede aportar soluciones duraderas y eficaces mediante la desalación a un precio relativamente competitivo; digo relativamente porque la evolución al alza de los precios del petróleo hace difícil fijar un umbral de rentabilidad en este campo.
Un reflejo de los avances tecnológicos lo tenemos en la desaladora israelí de Ashkelon, la mayor del mundo, que en febrero pasado puso en marcha su segunda fase y que tiene capacidad para producir 108 millones de metros cúbicos al año, equivalentes al abastecimiento de una población de 1,4 millones de habitantes, a un costo de 0,5 euros por metro cúbico, mediante el sistema de ósmosis inversa. También España ha abierto en Carboneras (Almería) la mayor planta desalinizadora de Europa, que puede ahorrar el 80% de la energía que consume, y que puede producir hasta 120.000 metros cúbicos diarios de agua de excelente calidad para abastecer al menos a unos 200.000 habitantes almerienses y garantizar el riego de unas 7.000 hectáreas del campo local. Como promedio nacional, el sector agrícola acapara el 65% del consumo de agua, el 25% el sector industrial y el 10% restante va a parar al consumo doméstico, del comercio y de diversos servicios urbanos.
Existen ya varios prototipos de pequeñas desaladoras o desalinizadoras que funcionan con energía solar -en en el futuro también con eólica- y a un coste muy razonable (del orden de un céntimo de euro por litro), que se confía puedan ser comercializadas en breve tras los éxitos obtenidos en Túnez (a través del Instituto Tecnológico de Canarias), Jordania y Gran Canaria. Hasta ahora el promedio español de coste por metro cúbico desalado es de unos 0,48 euros, según datos oficiales. Como quiera que la energía incide en casi el 50% del precio final del agua desalada, la dependencia petrolera española supone un serio obstáculo para la rentabilidad del modelo tradicional de potabilización.
El Ministerio de Medio Ambiente estima que cada año las plantas desaladoras instaladas en España -que producen 400 hectómetros cúbicos para casi tres millones de perronas- emitirán a la atmósfera un promedio de 1,3 millones de toneladas de dióxido de carbono. Teniendo en cuenta que la vida media de una desaladora viene a ser de 23 años, quiere decirse que se lanzarán al medio ambiente unos 37 millones de toneladas, con un costo equivalente, con arreglo al Protocolo de Kioto, de 370 millones de euros, según un estudio de la asociación Hispagua.
En España existen unas 900 desaladoras en funcionamiento con una producción de 1,5 millones de metros cúbicos diarios, lo que coloca a nuestro país en cuarto lugar por su capacidad total de desalación de agua de mar, que a su vez es fruto de una ingeniería de reconocido nivel que se proyecta en los principales mercados mundiales, desde Oriente Medio a Estados Unidos pasando por el norte de África, Canarias y la propia Península Ibérica.
Al margen de las muy radicalizadas polémicas existentes sobre la desalación como mejor fórmula para acabar con las sequías y la falta de agua, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) opina que "la gestión deficiente del agua amenaza gravemente el desarrollo sostenible del mundo" y considera que existe solución pero "todos los esfuerzos caerán en saco roto -afirma- "mientras no haya voluntad política por cambiar el rumbo del modelo de desarrollo territorial y económico vigente, que son los motores del comportamiento alcista y preocupante de los consumos de agua".
La Agencia Europea del Medio Ambiente, a través de su política de vigilancia e información, es la encargada de aplicar la Directiva marco sobre el agua de 2004, que promueve el uso sostenible de este recurso y su protección para evitar su deterioro y la mejora de los ecosistemas. Por su parte, el Parlamento Europeo tiene aprobada una declaración sobre política integrada adaptada a las especificidades de las regiones insulares de la Unión Europea en la que reclama ayudas especiales para estas comunidades. Para Canarias es vital el cumplimiento de la mentada Directiva, que obliga a prohibir los vertidos incontrolados de aguas sin depurar, completar la red de saneamientos, depurar todas las aguas residuales, acabar con la sobreexplotación de los acuíferos, racionalizar la demanda, etc.
En la actualidad Tenerife tiene alrededor de 1.050 galerías de agua con unos 1.700 kilómetros de longitud, de las que sólo unas 400 están en funcionamiento efectivo, además de 500 pozos de 120 metros de profundidad media. Según el Consejo Insular de Aguas, la Isla cuenta con unos 8.100 embalses o estanques con 22 hectómetros cúbicos de capacidad conjunta. La primera planta desaladora de agua de mar de Canarias y España se instaló en Lanzarote en 1964 para producir 2.500 metros cúbicos-día de agua potable; hoy existen más de 300 desaladoras que producen más de 600.000 metros cúbicos diarios de agua potable. Según el Gobierno autónomo, en 1996 el agua subterránea suponía casi el 80% de la oferta cuando en la actualidad no supera el 50%. En el mismo periodo el agua desalada ha pasado de 61 a 165 hectómetros cúbicos, el agua reutilizada de 17 a 75 hectómetros y el consumo de agua de 125 a 170 hectómetros. Cada canario consume 690 metros cúbicos de agua al año frente a más de 3.000 del peninsular español y 6.000 del ciudadano comunitario medio. Sin embargo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el coste medio nacional del agua depurada es de 0,96 euros por metro cúbico en la Península, frente a 1,64 en Canarias.
El pabellón isleño de la Expo, con el lema Canarias gota a gota refleja admirablemente, en apenas 320 metros cuadrados, la realidad canaria del agua, incluida la leyenda del árbol sagrado de los bimbaches, desde la extracción o captación en pozos y galerías hasta la desalación y reutilización. Las Islas se presentan a sí mismas, lo que puede parecer un tanto pretencioso, como modelo y pioneras en la racionalización y gestión de este recurso, al tiempo que se hace patente -lo que sí es bien cierto- la relación secular de Canarias, incluso desde antes de la conquista, con el agua y el desarrollo sostenible a través de cuatro aspectos diferenciadores: "Los paisajes del agua en Canarias: cada isla un sistema" (sobre el agua, la naturaleza y el ser humano), "Arterias de la vida" (sobre uso y aprovechamientos del agua), "Canarias, laboratorio mundial del agua" (sobre la realidad del agua en las Islas) y "Islas en el Atlántico" (sobre la localización del Archipiélago y sus condicionantes en materia de clima, pluviometría, vientos, etcétera). El pabellón canario, sencillo pero digno, permite también el desarrollo de diversas actividades como conferencias, mesas redondas, exposiciones, proyecciones...
La hermosa realidad es que Canarias es hoy un auténtico laboratorio de tecnología hidráulica aplicada: la necesidad de obtener agua para su subsistencia, ha permitido la creación de varias empresas con un gran desarrollo de las nuevas tecnologías y un muy avanzado nivel de investigación y desarrollo de técnicas y sistemas de aprovechamiento de aguas especializados con grandes posibilidades de proyección internacional, además de implantar en las dos universidades isleñas formación específica en estas materias.
Nuestra arquitectura institucional sobre aguas se fundamenta en la Ley de Aguas y en el futuro Plan Hidrológico Insular, que se prevé esté vigente hasta 2027. Existe un gran apoyo en el futuro convenio que ha de suscribirse en las próximas semanas con el Ministerio de Medio Ambiente y que contempla unas inversiones del orden de 325 millones de euros para distintas infraestructuras y nuevos servicios. Pero lo más importante debe ser la búsqueda de nuevas tecnologías de bajo coste energético -sobre todo vía sostenibilidad- tanto para desalación como para reutilización de agua. Mediante un buen análisis de las alternativas que se ofrecen y la aplicación de sentido común, la obtención de agua potable y la conservación del medio ambiente son perfectamente compatibles. Como debe serlo la garantía de disponibilidad permanente de agua, de origen público y privado, con el aseguramiento de las actividades económicas, sociales, ambientales, turísticas, culturales y de abastecimiento a jardines y poblaciones. Y ello por encima de los intereses que pueden suscitarse en todo proceso o debate social sobre asuntos controvertidos.
Por la peculiar situación y características geológicas y ambientales de Canarias, y ante el inevitable cambio climático que nos afecta, el agua como bien público debe ser atendida desde las instituciones con exquisito cuidado dada su necesidad y vulnerabilidad. Una política previsora y preventiva, ampliamente consensuada y respaldada por todos, incluidas las empresas del sector, más un uso racional y moderado del agua y una educación ciudadana a prueba de ahorro, constituyen la mejor garantía de acceso seguro a este bien imprescindible para la vida -"la hermana agua, que es utilísima, preciosa, casta y humilde", decía San Francisco- y para el desarrollo de los pueblos.
Los datos facilitados por Naciones Unidas, que quedan reflejados en distintos pabellones de la Expo son estremecedores: más de 1.200 millones de personas de 31 países no tienen acceso a fuentes seguras de agua potable y más de 2.400 millones carecen de saneamiento adecuado y no disponen ni de grifos ni de urinarios. Además, unos 5.500 niños de países subdesarrollados mueren cada día por enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento inadecuado e insalubridad.
Con el suministro de ese "vehículo de la naturaleza", como Leonardo da Vinci denominaba al agua, tales muertes podrían reducirse hasta un 75% según la Unicef, organismo de Naciones Unidas encargado de la ayuda y protección de la infancia. De hecho, el 80% de las enfermedades en los países pobres -diarreas, hepatitis, tifus, disentería, malaria- están ligadas al agua.
De la documentación remitida hasta Zaragoza para su debate en los diferentes foros, simposios, encuentros y reuniones previstos hasta mediados de septiembre en la Expo, se deduce que no va a ser posible el cumplimiento de la Declaración del Milenio, ni tampoco la de Johannesburgo, de 2000 y 2002 respectivamente, que pretenden reducir a 1.200 millones como máximo, antes de 2015, el número de personas que carecen de agua de calidad; un agua que es fundamental para la alimentación, la salud, la energía y la producción de bienes y servicios. Para cumplir ese objetivo sería necesario invertir unos 112.500 millones de dólares más cada año, según estiman los expertos.
El Instituto Internacional para el Manejo del Agua subraya en un informe que "el agotamiento incontrolado de las capas acuíferas subterráneas representa una seria amenaza para la seguridad de los alimentos en muchos países en desarrollo", al no utilizarse este recurso de manera sostenible, con los consiguientes problemas de agotamiento del agua, por descenso de su nivel freático, salinización y contaminación de las actividades agrícolas, industriales y de otra índole. Aunque el 70% de la superficie del mundo está cubierta por agua, tan sólo el 2,5% del agua disponible es dulce y de ella casi el 70% se halla congelada en los glaciares y la mayor parte del resto se presenta como humedad en el suelo o yace en profundas capas acuíferas subterráneas. Menos del 1% de los recursos de agua dulce del mundo están disponibles para el consumo y se calcula que en 2025 dos tercios de la población mundial probablemente vivirán en países con escasez moderada o severa de agua.
Al ritmo actual de inversiones, el acceso universal al agua potable no podrá anticiparse razonablemente hasta el año 2050 en África, el 2025 en Asia y el 2040 en América Latina y el Caribe. Según recoge el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la escasez de agua dulce es uno de los siete problemas ambientales fundamentales planteados en el mundo y junto al cambio climático constituye el principal del nuevo siglo, según una encuesta realizada entre 200 científicos.
Son innumerables los datos que, como complemento de los aquí apuntados, revelan unas perspectivas desoladoras sobre el futuro y la calidad del agua dulce, sobre todo por el progresivo deterioro medioambiental, el crecimiento demográfico, el despilfarro y la mala gestión y distribución de este recurso -se estima que entre el 30 y el 40% del agua se pierde por escapes de tuberías, malas canalizaciones, empalmes ilegales, etcétera.- Es más, todo apunta a que el agua puede convertirse a este paso en el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI si se tiene en cuenta que en 2025 la demanda de agua será un 60% superior a la capacidad de suministro, con lo que no son descartables las guerras, los saqueos, las invasiones o las luchas por las fuentes de agua en el tercer mundo, donde además las empresas privadas podrían llegar a controlar en el futuro más del 70% del agua desalada.
Con este panorama de fondo, la Expo viene a ser una llamada de atención universal sobre un problema político, económico y social de primera magnitud ante el que sólo la tecnología parece que puede aportar soluciones duraderas y eficaces mediante la desalación a un precio relativamente competitivo; digo relativamente porque la evolución al alza de los precios del petróleo hace difícil fijar un umbral de rentabilidad en este campo.
Un reflejo de los avances tecnológicos lo tenemos en la desaladora israelí de Ashkelon, la mayor del mundo, que en febrero pasado puso en marcha su segunda fase y que tiene capacidad para producir 108 millones de metros cúbicos al año, equivalentes al abastecimiento de una población de 1,4 millones de habitantes, a un costo de 0,5 euros por metro cúbico, mediante el sistema de ósmosis inversa. También España ha abierto en Carboneras (Almería) la mayor planta desalinizadora de Europa, que puede ahorrar el 80% de la energía que consume, y que puede producir hasta 120.000 metros cúbicos diarios de agua de excelente calidad para abastecer al menos a unos 200.000 habitantes almerienses y garantizar el riego de unas 7.000 hectáreas del campo local. Como promedio nacional, el sector agrícola acapara el 65% del consumo de agua, el 25% el sector industrial y el 10% restante va a parar al consumo doméstico, del comercio y de diversos servicios urbanos.
Existen ya varios prototipos de pequeñas desaladoras o desalinizadoras que funcionan con energía solar -en en el futuro también con eólica- y a un coste muy razonable (del orden de un céntimo de euro por litro), que se confía puedan ser comercializadas en breve tras los éxitos obtenidos en Túnez (a través del Instituto Tecnológico de Canarias), Jordania y Gran Canaria. Hasta ahora el promedio español de coste por metro cúbico desalado es de unos 0,48 euros, según datos oficiales. Como quiera que la energía incide en casi el 50% del precio final del agua desalada, la dependencia petrolera española supone un serio obstáculo para la rentabilidad del modelo tradicional de potabilización.
El Ministerio de Medio Ambiente estima que cada año las plantas desaladoras instaladas en España -que producen 400 hectómetros cúbicos para casi tres millones de perronas- emitirán a la atmósfera un promedio de 1,3 millones de toneladas de dióxido de carbono. Teniendo en cuenta que la vida media de una desaladora viene a ser de 23 años, quiere decirse que se lanzarán al medio ambiente unos 37 millones de toneladas, con un costo equivalente, con arreglo al Protocolo de Kioto, de 370 millones de euros, según un estudio de la asociación Hispagua.
En España existen unas 900 desaladoras en funcionamiento con una producción de 1,5 millones de metros cúbicos diarios, lo que coloca a nuestro país en cuarto lugar por su capacidad total de desalación de agua de mar, que a su vez es fruto de una ingeniería de reconocido nivel que se proyecta en los principales mercados mundiales, desde Oriente Medio a Estados Unidos pasando por el norte de África, Canarias y la propia Península Ibérica.
Al margen de las muy radicalizadas polémicas existentes sobre la desalación como mejor fórmula para acabar con las sequías y la falta de agua, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) opina que "la gestión deficiente del agua amenaza gravemente el desarrollo sostenible del mundo" y considera que existe solución pero "todos los esfuerzos caerán en saco roto -afirma- "mientras no haya voluntad política por cambiar el rumbo del modelo de desarrollo territorial y económico vigente, que son los motores del comportamiento alcista y preocupante de los consumos de agua".
La Agencia Europea del Medio Ambiente, a través de su política de vigilancia e información, es la encargada de aplicar la Directiva marco sobre el agua de 2004, que promueve el uso sostenible de este recurso y su protección para evitar su deterioro y la mejora de los ecosistemas. Por su parte, el Parlamento Europeo tiene aprobada una declaración sobre política integrada adaptada a las especificidades de las regiones insulares de la Unión Europea en la que reclama ayudas especiales para estas comunidades. Para Canarias es vital el cumplimiento de la mentada Directiva, que obliga a prohibir los vertidos incontrolados de aguas sin depurar, completar la red de saneamientos, depurar todas las aguas residuales, acabar con la sobreexplotación de los acuíferos, racionalizar la demanda, etc.
En la actualidad Tenerife tiene alrededor de 1.050 galerías de agua con unos 1.700 kilómetros de longitud, de las que sólo unas 400 están en funcionamiento efectivo, además de 500 pozos de 120 metros de profundidad media. Según el Consejo Insular de Aguas, la Isla cuenta con unos 8.100 embalses o estanques con 22 hectómetros cúbicos de capacidad conjunta. La primera planta desaladora de agua de mar de Canarias y España se instaló en Lanzarote en 1964 para producir 2.500 metros cúbicos-día de agua potable; hoy existen más de 300 desaladoras que producen más de 600.000 metros cúbicos diarios de agua potable. Según el Gobierno autónomo, en 1996 el agua subterránea suponía casi el 80% de la oferta cuando en la actualidad no supera el 50%. En el mismo periodo el agua desalada ha pasado de 61 a 165 hectómetros cúbicos, el agua reutilizada de 17 a 75 hectómetros y el consumo de agua de 125 a 170 hectómetros. Cada canario consume 690 metros cúbicos de agua al año frente a más de 3.000 del peninsular español y 6.000 del ciudadano comunitario medio. Sin embargo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el coste medio nacional del agua depurada es de 0,96 euros por metro cúbico en la Península, frente a 1,64 en Canarias.
El pabellón isleño de la Expo, con el lema Canarias gota a gota refleja admirablemente, en apenas 320 metros cuadrados, la realidad canaria del agua, incluida la leyenda del árbol sagrado de los bimbaches, desde la extracción o captación en pozos y galerías hasta la desalación y reutilización. Las Islas se presentan a sí mismas, lo que puede parecer un tanto pretencioso, como modelo y pioneras en la racionalización y gestión de este recurso, al tiempo que se hace patente -lo que sí es bien cierto- la relación secular de Canarias, incluso desde antes de la conquista, con el agua y el desarrollo sostenible a través de cuatro aspectos diferenciadores: "Los paisajes del agua en Canarias: cada isla un sistema" (sobre el agua, la naturaleza y el ser humano), "Arterias de la vida" (sobre uso y aprovechamientos del agua), "Canarias, laboratorio mundial del agua" (sobre la realidad del agua en las Islas) y "Islas en el Atlántico" (sobre la localización del Archipiélago y sus condicionantes en materia de clima, pluviometría, vientos, etcétera). El pabellón canario, sencillo pero digno, permite también el desarrollo de diversas actividades como conferencias, mesas redondas, exposiciones, proyecciones...
La hermosa realidad es que Canarias es hoy un auténtico laboratorio de tecnología hidráulica aplicada: la necesidad de obtener agua para su subsistencia, ha permitido la creación de varias empresas con un gran desarrollo de las nuevas tecnologías y un muy avanzado nivel de investigación y desarrollo de técnicas y sistemas de aprovechamiento de aguas especializados con grandes posibilidades de proyección internacional, además de implantar en las dos universidades isleñas formación específica en estas materias.
Nuestra arquitectura institucional sobre aguas se fundamenta en la Ley de Aguas y en el futuro Plan Hidrológico Insular, que se prevé esté vigente hasta 2027. Existe un gran apoyo en el futuro convenio que ha de suscribirse en las próximas semanas con el Ministerio de Medio Ambiente y que contempla unas inversiones del orden de 325 millones de euros para distintas infraestructuras y nuevos servicios. Pero lo más importante debe ser la búsqueda de nuevas tecnologías de bajo coste energético -sobre todo vía sostenibilidad- tanto para desalación como para reutilización de agua. Mediante un buen análisis de las alternativas que se ofrecen y la aplicación de sentido común, la obtención de agua potable y la conservación del medio ambiente son perfectamente compatibles. Como debe serlo la garantía de disponibilidad permanente de agua, de origen público y privado, con el aseguramiento de las actividades económicas, sociales, ambientales, turísticas, culturales y de abastecimiento a jardines y poblaciones. Y ello por encima de los intereses que pueden suscitarse en todo proceso o debate social sobre asuntos controvertidos.
Por la peculiar situación y características geológicas y ambientales de Canarias, y ante el inevitable cambio climático que nos afecta, el agua como bien público debe ser atendida desde las instituciones con exquisito cuidado dada su necesidad y vulnerabilidad. Una política previsora y preventiva, ampliamente consensuada y respaldada por todos, incluidas las empresas del sector, más un uso racional y moderado del agua y una educación ciudadana a prueba de ahorro, constituyen la mejor garantía de acceso seguro a este bien imprescindible para la vida -"la hermana agua, que es utilísima, preciosa, casta y humilde", decía San Francisco- y para el desarrollo de los pueblos.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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