La democracia está amenazada
Vamos por partes
Roger Cicero Mac-Kinney
Nadie en su sano juicio espera de los políticos en el ejercicio de sus artes y oficios desapego a las prebendas, sacrificios por el prójimo ni conductas u obras pías.
Nuestros políticos bien que se han dado a conocer por sus acciones, por lo que dicen y prometen y por lo que hacen y dejan de hacer. La alternancia, que es plausible, ha dado vigencia al diálogo y la negociación, plausibles también, pero ha conducido a flexibilizar conciencias y traicionar principios que, por lo mismo, han perdido su valor en la práctica.
No vale argumentar el "bien común" con aires de filantropía; tampoco exaltar la "eminencia" de la dignidad de la persona en un medio en que proliferan las dobles caras, el golpe bajo y la puñalada por la espalda, sin el menor rubor.
Dicho sea esto con cargo a las miserias humanas, que no con pretensiones de norma o regla, aunque sí quedan implicadas las excepciones. Usted, señor servidor público o beneficiario por ley o sin ella del presupuesto; ¿usted es acaso una de las excepciones? Si lo fuese, tácheme el párrafo anterior, por favor.
Las garantías individuales.— Los principios doctrinarios de los partidos políticos andan "tiritando bajo el polvo", como los viejos cuchillos de los gitanos del poeta Federico García Lorca.
Los principios en las doctrinas políticas están rebasados por las conductas y las acciones cotidianas de los políticos. Los políticos más entendidos, menos dormidos en sus laureles, prefieren no hablar de esas cosas, es decir, de los principios. Puede caber en ello un hábito de respeto por sus doctrinas: no tocarlas, para no desvirtuarlas más. Preferible.
Al fin que lo que siguen esperando los ciudadanos de los servidores públicos que eligieron y de los funcionarios que éstos designaron no es más que les hagan buenas sus garantías individuales, los derechos que la Constitución de la República les consagra en sus iniciales artículos. Nada más. Con ello el bien común se habría conseguido y la dignidad del ser humano, por el mero hecho de serlo, no daría pie a la menor duda. Individualidad y sectarismo.— ¿Recuerdan las elecciones internas del PAN por la candidatura al gobierno del Estado en 2001 y 2007? En ambas los aspirantes y sus equipos de campaña se dieron duro y a la cabeza, acusaron toda clase de chanchullos y presiones de los unos a los otros y hasta al más convencido panista se le desdibujó la verdad frente a los borrones de la mentira.
No importó el grado de educación ni la calidad académica de quienes protagonizaron las contiendas. El compañerismo partidario, al fin y al cabo, se hizo trizas en la guerra sin cuartel. Después, las palmaditas en la espalda, la sonrisa y los abrazos que no de perdones mutuos, sino de cinismo compartido, como hay que sentenciar.
¿Y qué de las comisiones de orden, de los dictámenes estatutarios, del bien común y la eminente dignidad de la persona? Hasta mañana.— ¡Claro que estas burlas al ciudadano común no son privativas de un partido! Todos los partidos y todos los días dan la nota. Nota que, como la que está generando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) pone los pelos de punta y saca los ojos de sus órbitas.
Las izquierdas mexicanas, cual se dicen los invocadores de una unidad entre esas izquierdas, como los que pregonan la actualización en el operar de las mismas; los "chuchos" éstos y los lopezobradoristas aquéllos han destrozado cuanta marca haya sido implantada en el canibalismo político del México posrevolucionario.
Por la presidencia nacional del PRD, de su manejo pues, están enfrentados Jesús Ortega y Alejandro Encinas. Los dos colgados del presupuesto. Jesús, desde por lo menos un par de décadas sin concedernos tregua en el pago de impuestos.
No sabremos, hasta mañana, quién se le va a imponer a quien.
De máxima dificultad.— El ingeniero Heberto Castillo, quien sí puso el tinte de autenticidad en el rojo vuelto hoy amarillo, fue víctima de Andrés Manuel López Obrador en contienda interna anterior. En Tabasco, tierra de "El Peje", levantó apenas trescientos y tantos votos contra las decenas de miles que presumió "el tal López", como le espeta en cada oportunidad conocido comentarista radiofónico y televisivo, no precisamente derechista ni mucho menos blanquiazul.
Con Encinas en la disputa perredista de ahora, pues el grado de dificultad aumentó. Por de pronto le achaca a Jesús Ortega la falsedad de cien mil sufragios a su favor... y hasta este momento ambos piden recuento de casilla por casilla y voto por doto.
Votación a la baja.— En los estados de mayor presencia perredista la elección interna fue de mayor delincuencia electoral; destrucción de boletas, robo de ánforas, toma o inoperabilidad de casillas, compra de votos, intromisión perniciosa de autoridades.
En Yucatán, con un padrón de supuestos cuarenta y tantos mil correligionarios, Elvira Moreno, de la Comisión Técnica Electoral perredista, declaró que emitió su voto el 25%.
PAN, PRD y PRI; Partido del Trabajo, Convergencia, Nueva Alianza, Verde Ecologista que se ofertan a los primeros, los "grandes", en cada proceso electoral, ¿cómo justifican —éstos y aquéllos— las percepciones millonarias del erario? El ciudadano sabe que la percepción va en relación directa con la votación recibida. Y, ¡ojo, señore comerciantes de la política!, que el voto popular va a la baja, y esto, que nadie más que ustedes están propiciando, amenaza a la democracia.— Mérida, Yucatán.
Nuestros políticos bien que se han dado a conocer por sus acciones, por lo que dicen y prometen y por lo que hacen y dejan de hacer. La alternancia, que es plausible, ha dado vigencia al diálogo y la negociación, plausibles también, pero ha conducido a flexibilizar conciencias y traicionar principios que, por lo mismo, han perdido su valor en la práctica.
No vale argumentar el "bien común" con aires de filantropía; tampoco exaltar la "eminencia" de la dignidad de la persona en un medio en que proliferan las dobles caras, el golpe bajo y la puñalada por la espalda, sin el menor rubor.
Dicho sea esto con cargo a las miserias humanas, que no con pretensiones de norma o regla, aunque sí quedan implicadas las excepciones. Usted, señor servidor público o beneficiario por ley o sin ella del presupuesto; ¿usted es acaso una de las excepciones? Si lo fuese, tácheme el párrafo anterior, por favor.
Las garantías individuales.— Los principios doctrinarios de los partidos políticos andan "tiritando bajo el polvo", como los viejos cuchillos de los gitanos del poeta Federico García Lorca.
Los principios en las doctrinas políticas están rebasados por las conductas y las acciones cotidianas de los políticos. Los políticos más entendidos, menos dormidos en sus laureles, prefieren no hablar de esas cosas, es decir, de los principios. Puede caber en ello un hábito de respeto por sus doctrinas: no tocarlas, para no desvirtuarlas más. Preferible.
Al fin que lo que siguen esperando los ciudadanos de los servidores públicos que eligieron y de los funcionarios que éstos designaron no es más que les hagan buenas sus garantías individuales, los derechos que la Constitución de la República les consagra en sus iniciales artículos. Nada más. Con ello el bien común se habría conseguido y la dignidad del ser humano, por el mero hecho de serlo, no daría pie a la menor duda. Individualidad y sectarismo.— ¿Recuerdan las elecciones internas del PAN por la candidatura al gobierno del Estado en 2001 y 2007? En ambas los aspirantes y sus equipos de campaña se dieron duro y a la cabeza, acusaron toda clase de chanchullos y presiones de los unos a los otros y hasta al más convencido panista se le desdibujó la verdad frente a los borrones de la mentira.
No importó el grado de educación ni la calidad académica de quienes protagonizaron las contiendas. El compañerismo partidario, al fin y al cabo, se hizo trizas en la guerra sin cuartel. Después, las palmaditas en la espalda, la sonrisa y los abrazos que no de perdones mutuos, sino de cinismo compartido, como hay que sentenciar.
¿Y qué de las comisiones de orden, de los dictámenes estatutarios, del bien común y la eminente dignidad de la persona? Hasta mañana.— ¡Claro que estas burlas al ciudadano común no son privativas de un partido! Todos los partidos y todos los días dan la nota. Nota que, como la que está generando el Partido de la Revolución Democrática (PRD) pone los pelos de punta y saca los ojos de sus órbitas.
Las izquierdas mexicanas, cual se dicen los invocadores de una unidad entre esas izquierdas, como los que pregonan la actualización en el operar de las mismas; los "chuchos" éstos y los lopezobradoristas aquéllos han destrozado cuanta marca haya sido implantada en el canibalismo político del México posrevolucionario.
Por la presidencia nacional del PRD, de su manejo pues, están enfrentados Jesús Ortega y Alejandro Encinas. Los dos colgados del presupuesto. Jesús, desde por lo menos un par de décadas sin concedernos tregua en el pago de impuestos.
No sabremos, hasta mañana, quién se le va a imponer a quien.
De máxima dificultad.— El ingeniero Heberto Castillo, quien sí puso el tinte de autenticidad en el rojo vuelto hoy amarillo, fue víctima de Andrés Manuel López Obrador en contienda interna anterior. En Tabasco, tierra de "El Peje", levantó apenas trescientos y tantos votos contra las decenas de miles que presumió "el tal López", como le espeta en cada oportunidad conocido comentarista radiofónico y televisivo, no precisamente derechista ni mucho menos blanquiazul.
Con Encinas en la disputa perredista de ahora, pues el grado de dificultad aumentó. Por de pronto le achaca a Jesús Ortega la falsedad de cien mil sufragios a su favor... y hasta este momento ambos piden recuento de casilla por casilla y voto por doto.
Votación a la baja.— En los estados de mayor presencia perredista la elección interna fue de mayor delincuencia electoral; destrucción de boletas, robo de ánforas, toma o inoperabilidad de casillas, compra de votos, intromisión perniciosa de autoridades.
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PAN, PRD y PRI; Partido del Trabajo, Convergencia, Nueva Alianza, Verde Ecologista que se ofertan a los primeros, los "grandes", en cada proceso electoral, ¿cómo justifican —éstos y aquéllos— las percepciones millonarias del erario? El ciudadano sabe que la percepción va en relación directa con la votación recibida. Y, ¡ojo, señore comerciantes de la política!, que el voto popular va a la baja, y esto, que nadie más que ustedes están propiciando, amenaza a la democracia.— Mérida, Yucatán.
Consulten, opinen y escriban
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
www.Consultajuridicachile.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.el-observatorio-politico.blogspot.com
www.biocombustibles.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
teléfono: 5839786
e-mail rogofe47@mi.cl
Santiago-Chile
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