¿Qué hará la diplomacia española ante los nuevos ataques de Chávez?
Dos amigos: ZP y Hugo Chávez
Después de los incidentes de Santiago de Chile, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, no se calla y ha iniciado una escalada de verbal contra el rey de España, al que implica en el golpe de Estado de Venezuela y al que recuerda el desgraciado incidente familiar de su infancia, en el que pereció su hermano, tensionando así la crisis y poniendo a prueba las relaciones entre su país y España.
¿Qué hará la diplomacia española para solucionar el problema? ¿Reaccionará con dignidad y fuerza ante las nuevas ofensas al monarca? ¿Sabrá compaginar la defensa de la nación y de sus instituciones y dirigentes con la también importante defensa de las empresas españolas que han invertido en América Latina?
Sin duda, la solución de los problemas que se han abierto en Santiago de Chile representa todo un test de calidad y eficacia para la desprestigiada diplomacia española.
La crisis con Venezuela, que es en realidad una crisis con toda la izquierda populista, totalitaria y antiyanki latinoamericana, en la que militan el gorila de Venezuela, el caimán de Cuba, el cocatero de Bolivia, el sandinista de Nicaragua y otros acólitos, va a poner a prueba la política exterior del gobierno Zapatero, que tal vez no tenga más remedio que dar un importante giro y comenzar a apoyarse, como debió haber hecho desde 2004, en la otra izquierda democrática latinoamericana, más solvente y seria, representada por países como Chile y Brasil, tras comprobarse que el populismo rojo es maleducado, ingrato, pendenciero y, como todo nacionalismo, proclive a la mentira y al victimismo.
Es probable que el débil Zapatero no se atreva a abrir una crisis con sus hasta ahora amigos del "gorilato" rojo latinoamericano e imponga su talante en espera de mejores tiempos, sobre todo porque las elecciones españolas están ya en el horizonte de marzo de 2008 y cualquier crisis latinoamericana podría restarle votos.
Lo que es indiscutible es que, a pesar de que la postura de Zapatero ante Chávez fue digna y acertada, también fue tardía y débil. Su ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, surge muy deteriorado de la crisis y la figura del rey debería quedar preservada y habilitada para que pueda seguir ejerciendo su labor de arbitraje y mediación benévola en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, algo muy difícil en las presentes circunstancias.
La experiencia arroja dos conclusiones claras sobre la diplomacia de Zapatero: la primera es que las malas amistades traen siempre malas consecuencias y la segunda es que a los dictadores, al gorilato en general, hay que pararle los pies pronto y nunca condeswcender con sus gracias. La historia del III Reich aporta enseñanzas muy sabias al respecto porque los zapateros de entonces, en el poder en Francia y Gran Bretaña, hicieron el ridículo y fracasaron al querer pacificar con "talante" a la bestia nazi.
¿Qué hará la diplomacia española para solucionar el problema? ¿Reaccionará con dignidad y fuerza ante las nuevas ofensas al monarca? ¿Sabrá compaginar la defensa de la nación y de sus instituciones y dirigentes con la también importante defensa de las empresas españolas que han invertido en América Latina?
Sin duda, la solución de los problemas que se han abierto en Santiago de Chile representa todo un test de calidad y eficacia para la desprestigiada diplomacia española.
La crisis con Venezuela, que es en realidad una crisis con toda la izquierda populista, totalitaria y antiyanki latinoamericana, en la que militan el gorila de Venezuela, el caimán de Cuba, el cocatero de Bolivia, el sandinista de Nicaragua y otros acólitos, va a poner a prueba la política exterior del gobierno Zapatero, que tal vez no tenga más remedio que dar un importante giro y comenzar a apoyarse, como debió haber hecho desde 2004, en la otra izquierda democrática latinoamericana, más solvente y seria, representada por países como Chile y Brasil, tras comprobarse que el populismo rojo es maleducado, ingrato, pendenciero y, como todo nacionalismo, proclive a la mentira y al victimismo.
Es probable que el débil Zapatero no se atreva a abrir una crisis con sus hasta ahora amigos del "gorilato" rojo latinoamericano e imponga su talante en espera de mejores tiempos, sobre todo porque las elecciones españolas están ya en el horizonte de marzo de 2008 y cualquier crisis latinoamericana podría restarle votos.
Lo que es indiscutible es que, a pesar de que la postura de Zapatero ante Chávez fue digna y acertada, también fue tardía y débil. Su ministro de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, surge muy deteriorado de la crisis y la figura del rey debería quedar preservada y habilitada para que pueda seguir ejerciendo su labor de arbitraje y mediación benévola en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, algo muy difícil en las presentes circunstancias.
La experiencia arroja dos conclusiones claras sobre la diplomacia de Zapatero: la primera es que las malas amistades traen siempre malas consecuencias y la segunda es que a los dictadores, al gorilato en general, hay que pararle los pies pronto y nunca condeswcender con sus gracias. La historia del III Reich aporta enseñanzas muy sabias al respecto porque los zapateros de entonces, en el poder en Francia y Gran Bretaña, hicieron el ridículo y fracasaron al querer pacificar con "talante" a la bestia nazi.
martes 13 Noviembre 2007
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
www.Consultajuridicachile.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.el-observatorio-politico.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
teléfono: 5839786
e-mail rogofe47@mi.cl
Santiago-Chile
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