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La tempestad desatada por la crisis de los créditos inmobiliarios de Estados Unidos se cobró nuevas víctimas de peso: el banco suizo UBS, uno de los más grandes de Europa y el Credite Suisse.
El primero de ellos informó este lunes que se verá obligado a hacer una depreciación de sus activos por US$3.400 millones como consecuencia de malos resultados en inversiones hechas en créditos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos.
Al mismo tiempo, anunció la decisión de reemplazar a algunos de sus ejecutivos y recortar 1.500 puestos de trabajo, pero dejó en claro que la institución es lo suficientemente suerte como para hacer frente a la tormenta.
Por su parte, Credite Suisse reportó "una repercusión negativa" tanto en sus inversiones bancarias como en las operaciones de administración de fondos, aunque se negó a entrar en detalles con respecto a las cifras.
De todos modos aclaró que todavía se mantiene rentable en el tercer trimestre, algo que no ocurre con UBS que espera reportar en ese período pérdidas antes de impuestos del orden de los US$690 millones.
"Se veía venir"
Los anuncios tienen lugar días después de que el ex jefe de la economía estadounidense, Alan Greenspan, dijera en Londres que la situación que desató el sector de préstamos inmobiliarios de alto riesgo en su país, "era un accidente que se veía venir".
De todos modos, el ex director de la Reserva Federal (Fed), se mostró con un cauto optimismo a la hora de evaluar la posibilidad de una pronta salida a la crisis que llevó a varios bancos centrales en el mundo a inyectar dinero en los mercados para atemperar el impacto y mantener funcionando el sistema financiero.
En una línea similar se manifestó este lunes el director ejecutivo de UBS, Marcel Rohner, quien consideró que su banco podrá salir del atolladero. "Los momentos críticos habrán pasado en seis meses", dijo en Zurich.
El pronóstico, de todos modos, llegó luego del anuncio nada optimista del recorte de 1.500 puestos, el relevo del hasta hoy presidente de la banca de inversiones, Huw Jenkins y el retiro del jefe de finanzas, el británico Clive Standish, quien a los 54 años opta por la jubilación anticipada.
La tormenta en los bancos suizos sigue a una situación similar en Gran Bretaña y se ha convertido en una espada de Damocles que pende sobre varias instituciones europeas.
Tal es el caso del Deutsche Bank. Según Reuters, fuentes cercanas a la situación de ese banco en Alemania le confiaron la semana pasada que sus ganancias podrían recibir un impacto de hasta US$2.400 millones como consecuencia de la crisis.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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