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Aconsejando al Príncipe sobre como dominar a la Fortuna, es decir sobre como gobernar, Maquiavelo lanza una afirmación brutal "el hombre olvida más fácilmente la muerte de su padre que la confiscación de su patrimonio".
Se trata ciertamente de una sentencia categórica. Pero es un consejo que la Concertación debiera tener muy presente si pretende seguir dándole gobernabilidad al país y, más importante, lograr que Chile pase el umbral del desarrollo.
Si hay algo en que nuestro país sigue estando al debe es en términos de accountability y transparencia. La mala gestión detrás de los descalabros de EFE tiene su razón de ser en la falta de ésta, un escudo fenomenal para hacer mal las cosas a costa de la mayoría y el bien de unos pocos. Y es que el secretismo, se presta más que ninguna otra cosa para la corrupción.
Cierto es que Chile sigue figurando muy bien en las mediciones internacionales. El índice de corrupción elaborado por Transparencia Internacional nos sitúa bastante por sobre el resto de Latinoamérica y no demasiado lejos de los estándares que exhiben países desarrollados. Sin embargo, hay algunas señales inquietantes.
El nuevo episodio de sobre sueldos a través de Gendarmería -asesorías en el lenguaje oficial- es señal de ello. Lo más preocupante no es quizás el hecho en sí, mera manifestación o cara visible del problema, sino algo más de fondo: su aceptación. La opinión pública, incluida buena parte de los medios, parece quedarse tranquila con el argumento favorito que esgrimen los "asesores" para justificarse: "el trabajo se hizo".
¿Sólo llega hasta ahí nuestro escrutinio? ¿Tan pobre es nuestra exigencia de transparencia? Con una vara tan débil nuestro alto sitial en los índices de probidad no está garantizado. Un trabajo que se paga y no se realiza, se llama derechamente robo. Pero aquí no estamos hablando de eso. El concepto de corrupción es bastante más sutil. Ahí radica precisamente su dificultad.
La pregunta de fondo no es si el trabajo se hizo o no. Tiene que ver con el por qué se hizo, es decir si se justificaba o no, si se hizo bien, si los honorarios eran los adecuados y, finalmente, qué respaldaba la selección de tal o cual persona más allá de su membresía en la "gran familia de la Concertación".
A medida que los países se desarrollan, la trama institucional que requieren para sustentar su crecimiento se va haciendo cada vez más sofisticada. Por lo mismo, necesitan de grados crecientes de accountability para que esta trama se desarrolle y funcione eficientemente. No es casualidad que los países desarrollados tengan, al mismo tiempo, mejores instituciones y más transparencia. Una cosa requiere a la otra. La transparencia importa para el crecimiento, particularmente en la situación expectante en que está Chile.
Mientras no hagamos las preguntas correctas, difícilmente tendremos una norma para transparentar el tipo de prácticas que hemos estado viendo en nuestro país. Estas son prácticas que comprometen el patrimonio actual de los chilenos, pero también el de mañana.
http://www.diariofinanciero.cl/shnoti.asp?noticia=2423 |
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