Por Claudia del Solar
Pablo Longueira irrumpe cada cierto tiempo en el escenario político con propuestas que rompen los esquemas. Esta no es la excepción. Y es que el senador UDI, con su clásico sentido táctico, ve una oportunidad para la oposición tras las turbulentas semanas que terminaron con la aprobación de las platas para el Transantiago.
Esta vez, su mirada está puesta en uno de los votos clave que consiguió el gobierno para sacar adelante la iniciativa: el ex PPD Fernando Flores, a quien no duda en proponer como candidato a la presidencia del Senado -con apoyo de la Alianza-para marzo, cuando Eduardo Frei debe dejar la testera y, por un acuerdo de la Concertación, dejar el puesto al PS Ricardo Núñez.
Para el ex presidenciable UDI, "la Alianza tiene que asumir que el líder de ChilePrimero ya no pertenece al oficialismo y que, en ciertas ocasiones, podemos aspirar a ser mayoría". Y a ChilePrimero, añade, debería interesarle, porque "su desafío es demostrar que tiene independencia y no es un apéndice de la Concertación".
Su análisis también apunta hacia el largo plazo respecto de RN y la UDI: "La Alianza tiene que saber moverse políticamente con ChilePrimero. Si dependiera de mí, podríamos perfectamente levantar en marzo la candidatura a la presidencia del Senado de Flores, con alguien de la Alianza, con eso tenemos los votos para un empate. Tenemos que ser capaces de actuar con audacia si queremos ganar el 2009, demostrar que queremos llegar a gobernar, que tenemos capacidad de llegar a acuerdos políticos con ChilePrimero, que tiene un senador".
-¿Qué gana ChilePrimero?
-ChilePrimero desaprovechó una buena oportunidad para haberse reperfilado mostrando más independencia. Por eso propongo ofrecerle a Flores la presidencia del Senado y aprovechar este escenario de una Concertación que ya no tiene control de sus mayorías.
El desafío de ChilePrimero es demostrar que tiene independencia y decidir si quiere ser un apéndice de la Concertación o un actor relevante
-¿También un pacto electoral?
-Nosotros tenemos que actuar con una capacidad de convocatoria mayor, el desgaste de la Concertación es demasiado alto. Tenemos que ser capaces de llegar a acuerdos con un mundo del oficialismo que no ha estado con nosotros y que podría estarlo el 2009.
Tenemos que mostrar habilidad política y espacios de acuerdo que nos pueden hacer expandir la Alianza frente al país.
-¿Está sobreestimando el peso actual de ChilePrimero o apostando a su crecimiento futuro?
-No estoy sobreestimando, tiene algo muy importante: un senador que decide. Ahí tienen un espacio de perfilamiento que aún no han sabido aprovechar en toda su dimensión. Más bien diría que están subestimados. No he hablado con nadie de ellos. Pero la Alianza tiene que mostrar capacidad de llegar a acuerdo con sectores que están descontentos de la Concertación. El más estructurado hoy es ChilePrimero.
-Pero Flores votó finalmente con la Concertación.
-Flores podrá votar muchas veces con la Concertación, de hecho, nosotros votamos muchas veces en forma unánime. Pero, si dio el paso de formar un movimiento y quiere aspirar a tener representantes en las elecciones, la Concertación no da para tener un quinto partido, no hay clima ni espacio. La rivalidad del PPD no lo hace viable como una opción dentro de la Concertación, allí suma cero.
Si van a seguir adelante con el proyecto, tienen que mostrar independencia en lo que no estén de acuerdo. Por eso, la opción de que Flores sea presidente del Senado, con un vicepresidente de la Alianza, es un test de independencia con la Concertación.
-¿Por qué no invita a Adolfo Zaldívar, que votó contra el gobierno?
-Pocas veces he visto el grado de valentía que tuvo Zaldívar en la sesión. Mostró liderazgo, hay poca gente que tiene los cojones de hacer lo que él hizo. La diferencia con Flores es que Zaldívar plantea su punto de vista como democratacristiano, querría que el partido tuviera la coherencia que tuvo cuando él fue presidente DC. El reperfiló mucho al partido.
"Precedente muy dañino"
-¿Lo del Transantiago fue un triunfo «a lo pirro" del gobierno?
-El gobierno perdió una gran oportunidad de haber alcanzado un acuerdo político para sacar adelante la política pública más mal implementada que se conozca en Chile. Sacar un proyecto de esta envergadura, donde hay involucrados cerca de US$600 millones, con mayoría escasa y un espectáculo con la chequera abierta, no lo habíamos visto nunca. Es un precedente muy dañino. El gobierno pudo tener una gran semana y, por el contrario, creo que todos quisiéramos olvidar esta semana.
Esta semana el país se parlamentarizó de la peor forma, con un Ejecutivo debilitado y la chequera abierta. Todas las señales indican que vamos a tener holgura financiera por varios años más y, si ésta va a ser la forma de legislar, es un despilfarro.
-Vienen varios proyectos donde no hay acuerdo en la Concertación ¿qué otros precios va a tener que pagar?
-Aquí hay un fenómeno que no habíamos visto: hay un grupo de parlamentarios que quiere botar al ministro Andrés Velasco y un gobierno muy débil, con falta de liderazgo presidencial. Y la mayoría oficialista en el Congreso ha debilitado aún más esa posición. Porque hace rato que esa mayoría no existe y, dada la incapacidad que ha tenido el gobierno de generar una interlocución seria con la oposición, los «díscolos" pasan a ser decisivos y son los que terminan legislando.
La fórmula de esta semana -de buscar sacar los votos de cualquier forma y sólo con el oficialismo, la estrategia del ministro del Interior, contraria a la de Viera-Gallo, Cortázar y Lagos Weber, que estuvieron inclinados a un acuerdo con la oposición- es muy cara y sólo es sustentable con la actual holgura financiera. La gran preocupación es que vamos perdiendo lo que fue una característica de todos los gobiernos: que las políticas públicas tenían un grado de seriedad y aplicación con cierto rigor. Se está perdiendo algo que es esencial para que se asignen bien los recursos.
-¿Siente que sufrieron una derrota? La Alianza no logró que el gobierno acogiera sus planteamientos e igual salió el proyecto, no lograron que se cayera, como el de depreciación acelerada.
-En ningún minuto buscamos eso último. Buscamos desde el comienzo permitirle al gobierno que tuviera los recursos por cuatro meses, para que pudiera sacar adelante el Transantiago y no se subiera la tarifa. Siempre fue nuestro objetivo, muy claro y transparente, si hubiera aceptado, el gobierno hubiera tenido los votos. Pero el punto de quiebre fue que hubieran dos proyectos, nunca aceptaron volver al Congreso a rendir cuenta para pedir el resto de las platas y ser evaluados.
Y al final, la chequera en blanco que criticamos del proyecto original, quedó exactamente igual.
-¿No ve garantías para la renegociación de contratos?
-No en lo esencial. Para nosotros era fundamental, y así decía la indicación del senador Flores, que los contratos sean cambiados en sus cosas esenciales. Si no los cambiamos en su médula, el Transantiago no va a tener un cambio relevante. Aquí se dio una pésima señal a los operadores, porque saben que cuentan con una ley que entrega los recursos para que la tarifa no suba de aquí a final de año. Por eso, el sistema va a seguir exactamente igual.
Por eso, era mucho más claro un financiamiento por tres cuatro meses, y que el resto lo fuéramos dando en la medida que esto fuera cambiando.
-¿Cuáles son los errores de la Alianza en este episodio? ¿No darse cuenta de que el gobierno podía convencer al senador Bianchi y Uds. perder el poder negociador?
-Debo ser muy honesto. En «la" reunión-almuerzo del lunes, los senadores y el presidente de RN siempre sostuvieron que sus parlamentarios estaban muy duros contra el proyecto. Se habló siempre genéricamente, nadie dijo si se habló con éste o con el otro. Veíamos que iba a haber un empate. Al día siguiente, alguien comentó que Carlos Bianchi no estaba seguro y pasó lo que todos sabemos.
Sus gestiones con los ministros
-En este episodio quedó la sensación de que Ud. trató de llegar a acuerdo con el gobierno por la libre. De hecho, se reunió a solas con Cortázar...
-No, la Alianza enfrentó esto con mucha unidad y coherencia.
Fue Cortázar el que me ubicó, tengo muy buena opinión de él, nos juntamos y escuché sus puntos de vista. En ningún minuto le propuse nada, porque venía llegando de Israel y no había conversado con nadie. Al día siguiente nació mi posición, de no dar un cheque en blanco al gobierno y el martes Viera-Gallo y Cortázar me pidieron una reunión para explicar mi propuesta, porque les había gustado. Me preguntaron si había voluntad de acuerdo político, les dije que no se había hablado en los partidos, que me dieran dos horas. Hablé con Hernán Larraín, con Jovino, nos juntamos con la gente de RN y al día siguiente la Alianza asumió la propuesta que yo había hecho.
Y fuimos claros, eso sí, que esto era con dos proyectos. Así se lo transmití a Viera-Gallo y le dije que tenía que entenderse con los dos presidentes de partido, porque ellos son los que llevan cualquier negociación.
Si alguien quiere sacar de contexto la reunión... me parece absurdo que no podamos reunirnos con los ministros. Pero en ningún minuto voy a estar haciendo acuerdos que no estén sustentados con la Alianza.
-¿Hernán Larraín no le mandó un recado a La Moneda que había que negociar con él y no con Ud.?
-Siempre tuvieron claro que la negociación era con él.
-¿Con quién negocia la Alianza los próximos proyectos?
-Acá no hubo sensación de triunfo del gobierno, porque sacaron el proyecto de mala forma y quedó una incertidumbre sobre cómo van a sacar los proyectos en adelante. En los pasillos se comentaba: «¿cómo vamos a sacar la reforma previsional?". Son gustitos que duran muy poco, se obtuvo un proyecto, sacado con un quiebre muy brutal, como la posición de Zaldívar, con una mayoría ínfima, y esta sensación de cómo van a seguir sacando las cosas. Esa es la gran incógnita que se instaló esta semana. Con un equipo político muy debilitado, porque como nunca se notaron las estrategias tan distintas.
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