Llamo a no abstenerse
Hay casos en que el silencio deja de ser neutralidad para transformarse en cómplice. En plena campaña para las elecciones venezolanas del próximo domingo, asesinaron a balazos en la tribuna a un dirigente opositor que se encontraba junto a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, preso político de Nicolás Maduro, como confirmó uno de los propios fiscales que lo enjuició.
Siento un deber ético poner mi espacio de columnista a disposición de la voz de Leopoldo López reaccionando desde la cárcel a través de su cuenta de Twitter: "Si la historia dirá algo de ti, Nicolás Maduro, será de tu cobardía. De tu miedo a perder el poder. Un poder que, lo sostengo, ¡te robaste! Un poder que usas, Maduro, para generar una violencia que sólo esconde tus miedos e inseguridades. El pueblo no merece ser arrastrado por tu fracaso…".
En esas elecciones, donde se han apresado y asesinado opositores, donde se impide la llegada de observadores internacionales salvo turiferarios del régimen, donde se intimida y amenaza desde poderes estatales que hace rato perdieron su mutua independencia, todo corazón libertario está con la oposición. No hay dos opciones.
Siento que de alguna forma debemos estar también presentes en esas elecciones de Venezuela. Que ese régimen de talante cuartelario sienta que el mundo está atento a impedir, hasta donde sean sus posibilidades, el fraude electoral que impúdicamente ya están practicando y el desconocimiento de las elecciones con que ya están amenazando, a sabiendas que en todas las encuestas cuentan con menos de 30% de apoyo. Deben saber que no les saldrá gratis si intentan desconocer la voluntad popular. Ya no es el poderoso chorreador de petrodólares del pasado y el pueblo vive la miseria impresionante de su fracaso. Despilfarró la riqueza de uno de los países otrora más ricos de América Latina, en aparatos estatales de obesidad e ineptitud monstruosa, en dádivas a toda la maraña de poderes mercenarios que ha alimentado en el continente, en corrupción rampante, en intentar construir un sistema latinoamericano bajo su férula, en represión, matonaje y cohecho políticos.
Hay una razón más para no ser indiferente. Venezuela es emblemática de esa izquierda que arrugaba nariz y ceño con la izquierda chilena que, en exitosa trayectoria de 20 años en el poder, puede mostrar con orgullo la prosperidad y avance democrático que trajo a su pueblo. La despreciaban por no suficientemente revolucionaria, pero en ese mismo período y hasta ahora, se fueron deslizando por una pendiente a la miseria y al autoritarismo que parece estar tocando su fin. Y no por acción "del imperialismo", cómodamente sentado esperando ver pasar su cadáver ante su puerta. Se está cayendo sola, por su anacronismo, irresponsabilidad, ineptitud y corrupción como gobernante.
Sí, siento mías esas elecciones del próximo domingo 6 de diciembre en Venezuela. Ya sabemos que la oposición es abrumadora mayoría. Lo que queda por saber es si se lo reconocerán y si tendremos la valentía de Leopoldo López para denunciarlo y castigarlo en caso de que así no ocurra.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile